El Libertador y el Monte Sacro

El 26 de mayo de 1802, Bolívar, con 18 años de edad, contrae matrimonio en Madrid de España con su parienta María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza. Poco después parten los esposos con rumbo a La Guaira, para luego tomar el camino por el cerro ( hoy Waraira Repano qué significa Sierra Grande) que los conducirá a Caracas. Al poco tiempo María Teresa cae enferma con fiebre. Cinco días dura el fatal proceso desde el 17 hasta el 22 de enero de 1803, ese viernes deja de existir. Se abre la Capilla de la Santísima Trinidad en la Catedral, para darle sepultura.

A finales del año 1803 realiza viaje a Cádiz. En esa ciudad de Colombia conoce algunos sudamericanos que lo visitan y que le hablan de ciertas ideas revolucionarias extendidas en distintos países de América y tiene conocimientos de un compatriota suyo, un Caraqueño que ha luchado en Francia y en otros países por la libertad de los pueblos, asimismo es el más prominente y activo propugnador de la masonería. Se llama Miranda y vive en Londres. Bolívar a oído hablar de Miranda en su propia casa y conoce en parte sus historias y leyendas.

Y después de esto pasa a Madrid, permaneciendo en este país hasta abril de 1804. En este mismo año se traslada a París, encuentra a otros hispanoamericanos que le hablan de una gran cruzada de la opinión capaz de provocar la independencia de América; y esto abre ante su conciencia un nuevo horizonte. En París hallará a Fanny du Villars, y sobre todo a Simón Rodríguez, el maestro de sus días infantiles, quien después de seis años de ausencia de su país reaparece ante él más desgarbado pero también más agudo y revolucionario que nunca. La presencia de Bolivar, joven, rico y apasionado, y por añaduría rodeado de la aureola de su reciente viudez, el Caraqueño posee todos los atributos que en estos días de 1804 seducen a las francesas.

Es explicable, empero, que entre todos estos contactos humanos sean el de Humboldt y el de Rodríguez los que influyen definitivamente en el nuevo Bolívar, en el joven espíritu que en este momento experimenta la más importante metamorfosis.

El sabio Humboldt (Alexander Humboldt, fue un polímata alemán, geógrafo, naturalista, explorador y defensor de la filosofía y la ciencia prerrománticas. Fue el viajero más famoso que ha visitado a Venezuela en el siglo XIX), presentado en el salón de Fanny, quien asistió en compañía de Bonpland (Aimé Bonpland, Naturalista , médico y botánico Francés radicado en Argentina. Célebre por la expedición a América). "En una palabra -dice el sabio Humboldt a su joven oyente- mi opinión es que aquellos pueblos están ya maduros para la independencia; lo que no se ve todavía es el hombre capaz de encabezar y dirigir una lucha que, como esa, será necesariamente larga, cruel y costosa". Bolívar, Impulsivo y vehemente, dice al naturalista: "ya aparecerá ese hombre, señor: no lo dude usted".

En cuanto a Rodríguez, de 33 años, quien acude en su busca al saberlo en París. Él ha sido tipógrafo, profesor de español y francés en Bayona, hasta médico, dice -"ya no me llamo Carreño, ni Rodríguez, ni siquiera Simón. Soy Samuel Róbinson, profesor de energía, ciudadano del mundo, conquistador de la madre naturaleza e indagador de sus profundos secretos".

"Sí, amigos, todos estamos de acuerdo en que ha llegado la hora de independizar nuestros pueblos de la decrépita tutela de España".

El 6 de abril de 1805 salen los tres (Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Fernando Rodríguez del Toro, primo hermano de la esposa de Bolívar) para Italia, llegan a Roma a comienzos de agosto. En los días, Bolívar visita la Embajada Española, todavía no le ha declarado una guerra formal a la Madre Patria. El Embajador lo primero que hace es proponerle visitar a su Santidad; y él acepta sin vacilar. Está visita se efectuará en los primeros días del arribo a Roma y se dice que el Caraqueño, muy respetuoso, se limitó a hacer una ligera flexión de las piernas sin llegar a arrodillarse completamente y no besó el anillo del Sumo Pontífice.

El 15 de agosto de 1805, después de un paseo y a medía tarde deciden dirigirse al Monte Sacro, ubicado al norte de la ciudad. Al llegar se sientan a descansar, y Bolívar que ha estado sentado sobre un trozo de mármol blanco, fragmento de una antigua columna, se pone de pie y comienza hablar con una voz reflexiva que va subiendo hasta alcanzar un tono de exaltación. Y se dirige a Rodríguez y exclama.

"Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por mi honor; juro por la patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por la voluntad del poder español ".

El Monte Sacro en Roma es un símbolo de conexión con la historia y la independencia, inspiró a nuestro Libertador Simón Bolívar a afirmar que: "Un pueblo que no conoce su historia, está condenado a repetirla". Este mensaje transformador fue un fundamento para la búsqueda de la libertad de los pueblos de América Latina.

 

Defensor Público Jubilado de la Defensa Pública.

Abogado Universidad Santa María.

Fuente: Libro "Bolívar, El Caraqueño". Autor Ramón Díaz Sánchez.



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