Las Trabajadoras Sociales y el Trabajo Social parte integrante en la construcción del socialismo

En el proceso politico revolucionario para la instalación del socialismo en el país, muchas veces se pasa por alto la función revolucionaria que en ese sentido puede hacerse desde la función técnica. Es el caso más notorio creo junto con los sociólogos, el de las Trabajadoras Sociales y Trabajadores sociales, cuyos conocimientos y manejo de técnicas encajan perfectamente en las tareas de anclaje del pensamiento socialista y revolucionario en las comunidades y en los sectores populares, ya que su formación los ha llevado a ese conocimiento específico, no para una tarea revolucionaria sino para la tarea de intervenir en las dinámicas poblacionales.

Así que para un desarrollo del socialismo científico el Trabajo Social y a las Trabajadoras Sociales deben verse y emplearse activamente como agentes importantes en la lucha por la justicia social y la igualdad, abogando por la abolición de la explotación del trabajo y la creación de una sociedad más igualitaria y justa como paso imprescindible para mejorar las problemáticas y la calidad de vida poblacional.

Igualmente pueden y deben, si se les tomara en cuenta, cumplir un papel importante en la formación técnica y comunicacional de los cuadros de gobierno y del partido que tengan la responsabilidad de planificar y ejecutar su accionar politico en esas comunidades, tal como lo manifiesta la Trabajadora Social Belkis Hernandez desde la UNEXCA.

También recibirían una educación política por la visión revolucionaria que aportaría el PSUV en el propio despliegue profesional de los Trabajadores Sociales, ya que esta organización tiene otra visión distinta al asistencialismo en la promoción de la justicia social, la asistencia a los más necesitados y vulnerables, y en la defensa de los derechos de las personas no solo las marginadas, sino cualquier persona en situación de vulnerabilidad.

Es consigna permanente para la revolución empoderar a las personas para que superen las situaciones de desigualdad y adversidad a las que se enfrentan, por lo que es fundamental ver en el Trabajo Social y en las Trabajadoras Sociales aliadas naturales en la lucha por la transformación social hacia esa sociedad justa y equitativa.

Para una estrategia a largo plazo de la transformación revolucionaria, se debe o se habría de valorar profundamente el papel de las trabajadoras sociales en la creación de una nueva sociedad. En una visión marxista, la organización y educación de las masas son esenciales para la consolidación de un Estado socialista, y las trabajadoras sociales deben ser vistas como agentes clave en ese proceso y se les debe dotar de mayores instrumentos para lograr este papel.

Con ello y desde esta perspectiva revolucionaria las trabajadoras sociales no solo cumplirían una función asistencial, sino que serían parte de una estructura movilizadora que contribuiría a la concienciación de las clases populares, integrándose ya políticamente en un acto colectivo que requiere tanto liderazgo político como participación social organizada.

Por ello, las trabajadoras sociales deben ser consideradas fundamentales en la construcción de la base ideológica, promoviendo la educación proletaria y la eliminación de formas de alienación derivadas del viejo régimen y transformando la educación en la creación de los valores necesarios en una nueva sociedad y alejándose del papel de perpetuadores de los viejos valores capitalistas.

Además, en la nueva infraestructura social que se intenta construir con las comunas las trabajadoras sociales serían indispensables para garantizar condiciones de vida dignas, y fomentando estructuras comunitarias que reforzaran la solidaridad y la participación colectiva y concientizarían sobre la necesidad de crear nuevas formas de producción de bienes y servicios complementarios a las empresas capitalistas.

Así que su función no sería únicamente humanitaria, sino política revolucionaria, sin violencia, en el sentido de transformar la sociedad desde la raíz, asegurando que las conquistas revolucionarias no se limitaran al ámbito económico o institucional, sino que tuvieran un impacto real en la vida cotidiana de las personas.

Con la incorporación de la capacidad técnica y científica del Trabajador Social, como conocedor de las estructuras sociales subyacentes en la dinámica de las comunidades, la revolución se profundiza no solo en la transformación institucional, sino en el trabajo sistemático para modificar las estructuras de pensamiento y hábitos de la clase trabajadora reconfigurando el escenario donde se ha desarrolado hasta ahora la política venezolana.

Así que las trabajadoras sociales encajarían perfectamente, aportando teoría y práctica, dentro de un modelo de comunas no como meras funcionarias, sino como constructoras de la nueva sociedad.



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Oscar Rodríguez E


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