George Washington y Thomas Jefferson fueron racistas, y ellos son los verdaderos padres políticos del neogranadino Santander…

  1. Los negros no tenían derecho a luchar en la guerra de "independencia" de EE UU. Eso resultaba entonces, algo impensable. Empezando que el DICCIONARIO DE INGLÉS DE OXFORD, usado en Estados Unidos por todo el mundo, definía a los negros "pseudo seres humanos" como SUCIOS o SINIESTROS.

  2. Empecemos por decir que George Washington y Thomas Jefferson eran fundamentalmente esclavistas, defendían la trata de negros, apoyaban a los colonos, a los propietarios de esclavos y ayudaron con arma y dinero a los traficantes de esclavos en Haití. Cientos de miles de negros morirían a manos de los colonos apoyados por George Washington y Thomas Jefferson. Por este sólo hecho existe una abismal diferencia entre la lucha de independencia en las colonias hispanas y la que se llevó a cabo en Estados Unidos. ¿Qué negro, mulato zambo estuvo en el ejercito de "independencia" en Estados? ¿Tuvo el ejército de George Washington, un oficial como el capitán Leonardo Infante, como el coronel Juan José Rondón quien decidió a Batalla en el Pantano de Vargas o el coronel Domingo López de Matute, héroe de la Batalla de Ayacucho? Domingo López de Matute es descrito en su físico por el histotidor Eduardo López Sandoval como "un hombre de tez oscura, con rasgos africanos o indígenas evidentes, por lo que era considerado pardo, y de condición social inferior".

  3. El neogranadino Francisco de Paula Santander, enloquecido admirador de los "Padres fundadores de Estados Unidos", siendo zambo, odiaba a los negros, y fue quien ordenó el fusilamiento en Bogotá del glorioso capitán Leonardo Infante. Fusiló a Infante porque éste lo llamó cobarde en la Batalla de Boyacá, al ver cómo se escondía debajo de un puente. Leonardo lo tomó por las solapas y le gritó: "Ven y gánate las charreteras como los hacemos los verdaderos patriotas". Santander que era muy vengativo nunca se lo perdonó, y por unas frioleras acabó fusilándolo. Por éste y otros encontronazos que tuvo con Páez, Santander odiaba a los venezolanos, pero la razón principal era porque se hizo famosa su cobardía entre los llaneros. Hasta su paisano Camilo Torres califica a Santander de cobarde. El 18 de marzo de 1814, Camilo Torres le escribe al general Custodio García Rovira: "En cuanto a Santander no dude Ud. de que es cobarde e inepto para el mando, pues ya hemos tenido repetidas experiencias en Santa Fe, en La Grita, cuando fue últimamente, en Capacho, en Carrillo, y en todas partes. Él es la causa principal de la ruina de Cúcuta, pues, después de no haber tenido nunca valor para perseguir al enemigo, cometió la perfidia de abandonar a los vecinos en Cúcuta,…".

  4. No me cansaré de insistir en este hecho: Bolívar después de la Expedición de Los Cayos, estaba obsesionado en la necesidad de liberar los esclavos para incorporarlos al servicio de la Independencia, pro con un sentido grandioso: EL DE QUE GANARAN EN LOS CAMPOS DE BATALLA SU DERECHO A SER LIBRES. Por esta razón, en 1820, le solicita al Vicepresidente Santander que le envíe libertos a San Cristóbal. ¡Libertos! Santander se escandaliza y presenta algunas burdas excusas para esquivar esta orden, la cual le parece contraria al bienestar económico. Le dice, por ejemplo, entre otras razones, que los esclavos de la zona del Cauca se encuentran en manos de los patriotas —quienes viven de aquellos infelices—; que libertarlos sería un serio inconveniente para la economía y la revolución misma. Bolívar no acepta estas razones y a la vez no quiere parecer duro en sus expresiones y le escribe como lo haría un maestro a niño: «Las razones militares y políticas que he tenido para ordenar la leva de los esclavos son muy obvias», y le copia el siguiente párrafo del famoso autor de El espíritu de las leyes: "En los gobiernos moderados, la libertad política hace preciosa la libertad civil: y el que está privado de esta última está aún privado de la otra; ve una sociedad feliz, de la cual no es ni aún parte; encuentra la seguridad establecida para los otros y no para él. Nada acerca tanto a la condición de bestias como ver siempre hombres libres y no serlo. Tales gentes son enemigos de la sociedad, y su número sería peligroso".

  5. El párrafo anterior es de una profundidad humanista ejemplar. Comprendemos por qué Bolívar quedó cautivado ante tan hermosas y evidentes verdades; él, tan enamorado de la libertad. ¿Llegaron alguna vez George Washington y Thomas Jefferson, por ejemplo, a compenetrarse de tan grandes valores para promover la libertad de los esclavos del norte? Jamás, no existe una sólo línea de estos dos grandes hacendados, a favor de la libertad de los esclavos. Al contrario, veían esencial fundar una república con ellos, y sostener la propia esclavitud como una parte del bienestar económico de aquella naciente nación, siguiendo los mismos pasos de los colonizadores ingleses. Lo que revela que en verdad no hubo independencia en ese país del Norte, sino un acuerdo con los colonos ingleses. Dice el historiador Howard Zinn: "La realidad que yacía en las palabras de la Declaración de Independencia (en EE UU) era que una clase emergente de gente importante necesitaba alistar en su bando a los suficientes americanos como para vencer a Inglaterra, sin perturbar demasiado las relaciones entre riqueza y poder que se habían desarrollado durante 150 años de historia colonial. De hecho, el 69% de los signatarios de la Declaración de Independencia habían ocupado puestos en la administración colonial inglesa".

  6. Ante las proposiciones de Bolívar qué pobre y vulgar fue la respuesta de Santander. Yo diría que ofensiva: "Cuando le consulté a usted sobre la libertad de los esclavos fue para tener una regla de mi conducta en las mil reclamaciones que harían los propietarios, que subsisten exclusivamente de la esclavitud... como su Montesquieu en su interés, no sabía cómo evadirme de sus reclamaciones". ¡No sabía qué responder a los propietarios! Le explicó el Libertador con detalles que la avaricia de los colonos de Haití provocó la revolución, porque la República francesa decretó la libertad y ellos la rehusaron. "Yo creo (le contestó el Libertador) que sería muy útil ilustrar la opinión de esos hombres alucinados por su propio interés y a quienes su verdadero interés debe desengañar. Ciertamente el oro y la plata son objetos preciosos; pero la existencia de la República y la vida de los ciudadanos son más preciosas aún. Creo que debe escribirse, tanto a los jefes como a los magnates, lo que conviene que sepan para recordarles lo que afectan ignorar.

  7. Y es aquí cuando llegamos al punto de una de las afirmaciones más sublimes y contundentes sobre el conflicto moral de la esclavitud. Dice Bolívar, en otro rasgo de sus brillantes profecías: "¿Qué medio más adecuado ni más legítimo para obtener la libertad que pelear por ella? ¿Será justo que mueran solamente los hombres libres por emancipar a los esclavos? ¿No será justo que estos adquieran sus derechos en el campo de batalla? Me parece una locura que en una Revolución de Libertad, se pretenda mantener la esclavitud". He aquí la razón del residuo agresivo, insoluble y manifiestamente alarmante del racismo que dejaron George Washington y Thomas Jefferson en América del Norte. El negro de aquellas regiones no tuvo (no lo dejaron, lo impidieron los propios colonos) la oportunidad de pelear por su propia tierra, por su propia libertad. La libertad se la regalaron, fue un acto de piedad, como quien concede una limosna. Así, el negro quedaba desquiciado, malogrado interiormente por un derecho que desconocía, por el que no había luchado ni dado su sangre. Por ello, en aquellos países, el blanco los ve con desdén, con desprecio, porque no se ganaron con valor y dignidad el derecho a ser libres. Este conflicto moral, que a estas alturas parece insoluble, se debió a que los libertadores de América del Norte no vieron, como Bolívar, la necesidad de incorporar al negro a la guerra. En lugar de ser elementos de "perturbación" en EEUU, serían hoy, los negros, expresiones integradoras de amor, de fuerza y progreso; un sostén más de seguridad y estabilidad de ese país.



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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