El pueblo venezolano tiene una cultura de libertad y de libertadores. Ha consagrado sus luchas por los derechos de igualdad, justicia y solidaridad universal, por el fortalecimiento de su soberanía e independencia, por lograr la paz y el respeto a los derechos humanos, en la búsqueda de construir un país de iguales, sin discriminaciones ni imposiciones racistas, en el logro de esos grandes objetivos, necesariamente, debe separarse a todo culto que simbolice conquista o colonialismo.
La estatuaria venezolana, sus símbolos, epónimos, topónimos y cognomentos tienen que ser parte de nuestra herencia, acervo y patrimonio cultural y estar sometidos a los principios constitucionales que norman la vida de la Republica. No se puede idolatrar, ni rendirle reconocimiento, ni pleitesía o cultos a individuos cuyas acciones conquistadoras, colonialistas o fascistas signifiquen o hayan significado la muerte de millones de seres humanos, el exterminio de cultura y de pueblos.
La estatuaria y monumentos no puede ser obra de la imposición de la geopolítica internacional, ni de factores de los intereses extranjero, buen número de ellos, en Venezuela y otros países ocurrió de esa manera, cuando España, a finales del siglo XIX y principio del siglo XX, requería consolidar su presencia en América, iniciándose en todo el continente una hispanofilia por doquier, mediante estatuas, plazas, monumentos, orónimos con nombres de conquistadores y colonizadores, de sus símbolos e iconos, como repuesta a la presencia y a la política de expansión de los EE.UU. y a su proclamada doctrina Monroe. Para el logro de sus fines, España contó con la complicidad y el consentimiento de gobernantes locales, de dictaduras y de gobiernos que representaron el pensamiento conservador o positivistas y su política cultural que justificaba la dominación y explotación de los pueblos y de sus métodos, "comunicando su poder a través de los símbolos" como bien afirmaba Mario Sanoja.
"Los topónimos o nombre de los lugares representan un valor cultural para dar a conocer y respetar el patrimonio, promover el dialogo intercultural y asegurar la sustentabilidad de los territorios" Así bien lo afirmó Luis Britto García. No se puede aceptar que los cognomentos acribillen, en el presente, el sentimiento nacional de apego a nuestros valores, el amor a nuestras tierras, las luchas y resistencia ancestrales, validando y justificando el sistema imperial conquistador y colonizador, realzando a los protagonistas responsables del holocausto de nuestra américa, cuya presencia sigue significando dominación colonial, autoritarismo, sometimiento, tortura, muerte, poder omnímodo, absoluto y todopoderoso.
Necesario someternos a nuestra herencia cultural de resistencia indígena, al pensamiento libertario de Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Hugo Rafael Chávez Frías, y a los actuales principios constitucionales, que nos declaran como pueblo fomentador de una educación para la paz y respetuoso de los derechos humanos, por todo ello proponemos que en la REFORMA CONSTITUCIONAL SE DECLARE A VENEZUELA TERRITORIO LIBRE DE SÍMBOLOS Y EPÓNIMOS COLONIALISTAS y se piense en sancionar una Ley que prohíba todo epónimo de conquistadores, colonialistas y fascistas de cualquier origen y época, pues no hay diferencia entre el actuar de Cristóbal Colón, Juan Rodríguez Suarez y su cofradía, a los de Hitler, Mussolini, Hirohito, Pinochet, Videla, Juan Vicente Gómez, entre otros, ya que no es lo mismo, Plaza Francisco de Miranda que plaza Cristóbal Colón; Paseo de la Resistencia indigena que Paseo Colón; Cerro Meregoto que cerro El Empalao; Avenida Gran Cacique Guaicaipuro que Avenida Francisco Fajardo; Ciudad Rafael Urdaneta que Ciudad Ojeda; Plaza los Jirajara, los Timotes o los Cuicas que Plaza Juan Rodríguez Suárez; Plaza Simón Bolívar que Plaza Diego de Lozada; Parroquia Andrés Eloy Blanco, Salmerón Acosta o poeta Ramos Sucre que Parroquia Colón; Sierra Ciruma que Sierra el Empalao; Cacique Guanaguanay quien con 200 indigenas contribuyó al triunfo de Piar en Maturín que Domingo Monteverde. Bergantín Indio Libre o Bergantín general Bolívar que la Niña, la Pinta y Santa María.
Para decirlo, con las sabias palabras del sentipensante MAESTRO Saúl Rivas Rivas: "debemos asumir en toda su plenitud la herencia cultural hispana, liberada de hegemónicas imperiales e imperialistas y otras formas de dominación cultural y social. Lo que es posible desde nuestra pluralidad cultural, étnica y lingüística, indígena, afrovenezolana, criolla y mestiza múltiple, eurovenezolana, latinocaribeña y de otras latitudes".