Las comunas y el matorral

Los regímenes socialistas nunca han entendido que para profundizar en la democracia -razón de ser del socialismo- se requiere poner a circular por el hombrillo a la ley del valor. Ella, hasta ahora, ha acaparado todos los canales del razonamiento económico. El hacerlo daría vía libre a la nueva forma de asociación y producción al servicio del desarrollo integral de los ciudadanos. Esto significa colocar a la economía como un servicio -al revés de lo que ha sucedido siempre-. El socialismo requiere marginar las concepciones económicas, estudiadas y practicadas por todo el mundo, por estar fundadas sobre la base del plusvalor creado por el trabajador asalariado. Y aclaro, dejarla a un lado no significa cerrar los mercados, es simplemente desbaratar, no con palabras sino con hechos, el axioma de la oferta y la demanda.

            Por todo lo anterior estuve muy atento a los resultados del Congreso del Bloque Histórico. Revisé con interés las 247 páginas del ahora "Plan de la Patria de las 7T". Me ilusionaba con el acatamiento, tan postergado, del viejo exhorto de Chávez, "Comunas o nada", pues había escuchado al presidente Maduro atribuir a este Plan la conformación del Estado Democrático Comunal y, aunque tal adjetivación es una sinonimia, me entusiasmé imaginando el abandono de las inutilidades sobrevenidas. No fue así.

            Los políticos y técnicos participantes en las numerosas asambleas realizadas, responsables de la recopilación, ordenamiento, categorización y evaluación de lo producido; parecen estar absolutamente imbuidos en la visión tradicional de toda planificación político-económica. Desconocen que en el mencionado exhorto de Chávez estaban contenidas aquellas reflexiones sostenidas -en los tiempos clandestinos del "Juramento del Samán"- con dos notables revolucionarios: Alfredo Maneiro y Kleber Ramírez. El primero, insistiendo en ver la democracia como el horizonte del marino: "siempre más allá". El segundo, planteando -convencido de lo anterior- la necesidad del "estado comunal". El Comandante convirtió tales conceptos en estandartes. Por eso lo mataron.

            Durante los doce años transcurridos desde el aciago acontecimiento, años de agavillamiento capitalista, nos hemos enredados en el matorral de las nomenklaturas oficiales. Ellas no son más que instancias camufladas del Partido:l as RAAS, UBCh, GMAS, CLAP y BRICOMILE; el Consejo Político Nacional Comunal, los Bloques de Comunas Municipales, los Voceros Estadales y Nacionales; el Movimiento Bolivariano de Familias, los Jefes de Calle, los Jefes de Comunidad, los Colectivos de Coordinación Comunitaria, y ahora los no explicados Circuitos Comunales. Todas ejecutando supuestas acciones: las 3R, las 6 Líneas Estratégicas, el Mapa de las Soluciones, la Agenda Concreta de Acción, el 1x10, los 18 Motores, las 5 generaciones, las 7 fuerzas. Así no se desarrolla ninguna forma nueva y potente de asociación, producción y gobierno y, para tranquilizar militantes preocupados, así no se expresa la vanguardia política.



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José Manuel Rodríguez


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