En la actualidad, cuando hay una mayor presencia de actores externos interviniendo en nuestro país, ya sea por diversas razones y, en la mayoría de los casos, con intenciones negativas, es conveniente considerar ciertos elementos conceptuales que, a mi entender, deben ser tomados en cuenta para que nuestras acciones se fundamenten en una base sólida y no sean meras manifestaciones de nuestras mejores intenciones o de nuestra ideología.
Todo proceso que opera en la realidad se materializa en un contexto externo que lo influye y que, queramos o no, le otorga forma y define sus posibilidades de éxito o fracaso. Por lo tanto, para poner en marcha un proyecto, es necesario conocer los múltiples aspectos de la realidad circundante que lo afectan.
Al igual que los procesos de producción, administrativos, bélicos, etc., las acciones políticas también se desarrollan en un contexto externo que las influye de manera significativa. Este contexto abarca factores económicos, sociales, culturales, históricos y ambientales que impactan en la toma de decisiones políticas y en la implementación de políticas públicas.
Es esencial que las decisiones se basen en una consideración equilibrada de los factores internos y externos. Los factores internos se refieren a aquellos elementos que están dentro del sistema político o de la organización que toma la decisión, incluyendo la estructura del gobierno, las instituciones, los partidos políticos, los líderes y sus ideologías, así como la cultura política y la historia del país. Estos elementos influyen en la formulación e implementación de políticas. Si se analiza desde una perspectiva más macro, en el caso de una organización, es crucial identificar los componentes de su estructura.
A menudo, los factores de contexto externo se perciben como lejanos, como si no afectaran directamente nuestra vida cotidiana. Sin embargo, son elementos provenientes del entorno en el que se desarrolla la política. Incluyen aspectos económicos, sociales, culturales, ambientales y geopolíticos. Por ejemplo, la situación económica de un país puede determinar la viabilidad de ciertas políticas, mientras que las demandas sociales pueden influir en la urgencia de abordar problemas específicos.
Para tomar decisiones más acertadas y ajustadas a las realidades del momento y las circunstancias, los responsables de la toma de decisiones políticas deben considerar ambos tipos de factores, tanto internos como externos.
Con todo esto, quiero señalar que un proceso o proyecto político, ya sea administrativo, técnico o social, está en una interacción constante y dinámica con su contexto externo. Esto significa que se produce un flujo continuo de decisiones e información, tanto explícita como implícita, que moldea conjuntamente ambos entornos.
Esta interacción entre lo externo y lo interno es claramente visible en nuestro país, especialmente ante las intervenciones de factores externos que, de diversas maneras, intentan modificar nuestros procesos y proyectos políticos mediante el atropello y la agresión.
Sin embargo, la relación entre lo externo y lo interno es de influencia mutua. Aunque un proyecto sea pequeño, su capacidad de respuesta puede impactar a los agentes externos y, por ende, hacer que reconsideren sus posiciones iniciales.
En el contexto, hay situaciones más impersonales y sistémicas, como, por ejemplo, una crisis económica que lleva a un gobierno a ajustar sus políticas para atender las necesidades urgentes de la población.
En este punto, se podría considerar que los factores internos, ante las manifestaciones del contexto, pueden adoptar dos tipos de acciones: la adaptación y la capacidad de respuesta. La capacidad de respuesta se refiere a la habilidad de un sistema político, organización o institución para proporcionar respuestas efectivas y reaccionar a los cambios y condiciones que surgen en su entorno externo. Esta capacidad es crucial para la efectividad y sostenibilidad de cualquier proyecto político o proceso de toma de decisiones, especialmente cuando se valora la propia independencia y la visión del futuro.
En resumen, la capacidad de respuesta refleja nuestro espíritu de lucha, nuestra individualidad y nuestra disposición a no ceder posiciones ante las pretensiones externas, independientemente de su naturaleza.
Óscar Rodríguez Estrada 27 de septiembre de 2024