El optimismo como experiencia política

Oswaldo era un dirigente excepcional. Formado políticamente, culto intelectualmente, además de poseer un sentido de lo real humano y un sentido del humor particular que le caracterizaba. No era la primera vez que contaba experiencias del hecho humano, con ellas dimensionaba nuestras pequeñas experiencias de iniciantes, en el marco de la militancia política en el seno del Movimiento Obrero venezolana. Iniciemos estas líneas con un referente al tema:

» Aquella noche Matías se encontró con Jesús. Hablaron de la realidad política y de las responsabilidades en el partido donde militaban. El contexto de la lucha se tornaba complejo y difícil. Eran nuevos caminos, nuevas formas y sin embargo, los mismos ideales. Se vivía la transición de la guerrilla al movimiento político de masas, con el proletariado como sujeto.

» La crisis política, el cambio del momento, impactaba de manera significativa a los militantes. Las formas y los modos ya no eran los mismos. En torno a José se habían levantado algunas críticas que afectaban su responsabilidad política. Los compañeros se encontraron en un bar de esos de los sectores populares típicos de la ciudad. Sentados alrededor de una mesa, un par de cervezas refrescaban las gargantas resecas producto de la inquietud que vivían ambos camaradas.

» ¡No es ningún caso personal! -Inquirió José. ¡No sufro de complejo pequeño burgués!, ¡Vivo las consecuencias de un vacio producto de la expectativa por el futuro. ¡No tengo ya motivación! No tengo nada que me inspire en la lucha; mi motivación esta en crisis.

» Matías observaba atento, más allá de las palabras de Jesús. Después de un intercambio de opiniones entre los camaradas, Matías sentencio:

"El problema es de carácter lógico, no perceptual. La realidad está allí, allá, más acá, presente en todos los espacios. Buscamos cambiar la realidad y ello, sólo ella es el factor motivante de la lucha; de allí el optimismo del hombre frente a su destino.

Partamos pues de una experiencia existencial para considerar la temática del optimismo.

El optimismo es una condición que ha acompañado al hombre a lo largo de su historia, también se la asocia a la esperanza. En toda circunstancia histórica, sea ésta personal o colectiva que implica y se espera cambio emerge como un fenómeno que forma parte del proceso de cambio o del hecho esperado.

Sus manifestaciones son distintas según la circunstancia que rodean el hecho, más el hilo conductor de su aparición es el mismo: la expectativa humana frente al hecho. El optimismo pertenece al ámbito del sujeto y no tiene influencia sobre la realidad, salvo de manera indirecta; es decir, a través del entusiasmo con que el sujeto encara la situación.

En un libro de ensayos, "EL manual del distraídos "(1978) (1) que la crítica caracterizo como una singular Obra maestra de la literatura. Encontramos en uno de sus artículos el tema del Optimismo. Su estilo va entre el ensayo y el cuento. Los especialistas coinciden en que es una gran prosista.

Alejandro Rossi (1934-2009) es un escritor considerado como filósofo. Hijo de padre italiano y madre venezolana. Sus estudios primarios los realizo en Florencia. Hacia 1942 llego a Venezuela. Su vida convertida en un periplo le hizo circular por Caracas, Buenos Aires, Montevideo, los Ángeles. Si licencio en filosofía y letras en la UNAM de México; luego seguirá estudios en la Universidad de Friburgo y la Universidad de Oxford. En México desplego una intensa actividad junto al poeta Octavio Paz.

De sus diversas versiones, en un contexto cuyo ideal de vida está marcada por el hedonismo y donde se pregona que han muerto las utopías; la vemos convertida en una categoría transformada en mercancía que produce buenos dividendos, dada la necesidad de una población cuyo sentido vital a mermado.

Versiones psicologuistas diversas, charlatanes, demagogos y demás especies despliegan sus discursos y "trabajos", a partir de diferentes medios de comunicación y redes sociales bajo distintos rostros y modalidades. A nivel de los sectores populares, y también en sectores medios encontramos que sus expresiones conformando un entramado ideológico. ¡No hay que cargar de malas energías al "cosmos" con la negatividad!, es una de las tantas frases que ocupan lugares comunes.

Rossi reflexiona desde otro ángulo. Aborda la temática desde varios períodos históricos donde varias generaciones han abordado la lucha por la emancipación social. Cuestión que tiene que ver no sólo con los que militan, sino también con aquellos que son partidarios de un cambio social y que puede identificárseles como gente de pensamiento de izquierda.

En el balance que hace encontramos el Optimismo Originario; es decir, la creación cuya expectativa de una vida de felicidad fue frustrada por el pecado. Hay un Optimismo Estático y Armonioso donde se predica que cada mañana sale el sol. Esta el Optimismo del Progreso y con él La Ciencia y la Tecnología que nos hizo creer que el hambre y la miseria desaparecerían con ellos. El Optimismo Colonial donde se postulaba que aquellos países desarrollados desarrollarían a los subdesarrollados.

Tenemos también el Optimismo Socialista que ofrecía un mundo distinto. El Optimismo Ideológico que nos hace creer que por sus propias contradicciones el capitalismo se derrumbaría. Perspectiva de futuro que le sumo el Optimismo Darwiniano que convirtió al socialismo en un determinismo científico. Optimismo político que nos llevo a considerar que la ética y la verdadera democracia como sistemas serían triunfantes.

Hecho el inventario histórico, el autor pregunta: ¿En que funda su optimismo el hombre de izquierda contemporáneo?

La respuesta es la misma que Matías dio a José en un bar caraqueño como ámbito, también de lo vital y la filosofía. En un mundo hedonista donde predomina la individualidad, el inmediatismo; los valores por todos buscados son "el menor dolor, el mayor placer", Ese mundo, ese modo de asumir la cotidianidad vital no hace que la misma realidad haya desaparecido o se haya transformado; como tampoco la aspiración humana por la Justicia y la Libertad.

La pregunta interroga por el hombre y su vocación por justicia. Es una cuestión central la que nos plantea, la creencia en el hombre y el misterio que lo conforma.

El autor no deja la pregunta abierta; la responde con una sentencia de Gransci: «La inteligencia es pesimista, el optimismo comienza en la voluntad». Que no es otra que lo que nos decía Oswaldo cuando nos encontrábamos para evaluar la acción en la Empresa: Frente a la justicia y la libertad, ¡La realidad es lo que motiva a la acción del hombre!

 

(1) Alejandro Rossi. Manual del distraído 1ra Edición bolsillo 2007 Rondon House Mandadori, SA. México DF. Existe versión en internet.

 

 

 



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Luis E. Villegas N.


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