¿Tienen derecho los chavistas a fiestear mientras opositores se comen un cable?

Días atrás se hicieron virales videos difundidos en las redes sociales de la celebración del cumpleaños de un individuo de la farándula en un restaurant en Las Mercedes. Lo que le dio trascendencia a las publicaciones es que dicho sujeto fue condenado por delitos de corrupción y entre los asistentes a la rumba estaba un alto funcionario público.

Muchos de los críticos no pasan de ser envidiosos que felices celebrarían, mañana o pasado, cualquier cosa con su "autonombrado presidente interino" Guaido y su camarilla sin que les importe un bledo las precarias condiciones en que hoy viven muchos del pueblo del cual se erigen voceros.

Francamente no note, por ningún lado, la "fastuosidad" de la celebración que muchos condenaron. Con lo que no pretendo desconocer que indudablemente cualquier celebración de este tipo le significo un buen dinero a quien la costeo. Pero claro aquí viene parte del tema de como muchos asumen casi como respuestas automáticas la condena al chavismo y a lo que hagan quienes lo representan o lo han representado.

Hace unas pocas horas vi un video de la Almirante Meléndez echando unos pasos, en la presunta celebración de su cumpleaños, y que conste no comulgo con muchas de las acciones políticas de esta dirigente psuvista, secundado de la sarta de críticas y comentarios denigrantes como si los chavista no tuvieran derecho ni siquiera a celebrar su cumpleaños ni a participar de ningún evento festivo por la "tragedia" en que vive el país.

Insisto en que muchos de estos críticos de los chavistas acusándolos de "derrochar a manos llenas" el patrimonio de los venezolanos, nunca cuestionaran ninguna de las celebraciones de un opositor político y de su entorno.

Es preciso recordar como muchos de ellos aplaudieron cuando sus dirigentes clamaban al imperio y aplaudían por las sanciones contra el país, convencidos de que la caída del chavismo era inevitable y que eran parte de la gesta por emancipar a Venezuela del chavismo.

El año pasado se celebró una boda en Caracas y según fuentes confiables asistieron a ella 1.000 personas. Claro era un matrimonio de burgueses y aunque la profesora Pascualina Curcio haya demostrado hasta el hartazgo como la Polar y otras empresas se enriquecieron en tiempos de la "guerra económica" a costas del pueblo y de la renta petrolera, perteneciente a todos los venezolanos, ninguno de los que hoy vociferan contra el Chavismo fiestero dijeron esta boca es mía.

Ah no, pero esa era fiesta de burgueses y ellos si tienen reservado su derecho a celebrar lo que sea, porque para eso son "ricos de cuna", aunque en Venezuela más que en ningún otro lugar se cumpla la premisa de Proudhon de que toda riqueza es producto del robo. No existen en este país riqueza alguna que no se haya forjado sin la participación de la renta que en 100 años ha producido el petróleo, desde los tiempos del hombre de La Mulera a nuestros días.

Bueno no faltaran los que intenten rebatir lo aquí planteado diciendo que un "hijo de papa" salió luego en un video burlándose de los que criticaban la fiesta y a sus asistentes, solo diré que el derecho a hacer el ridículo no es exclusivo de quienes militan en la filas de la oposición. En nuestro país a pesar de que unos insisten en que el régimen los acosa, los venezolanos independientemente de su ideología son libres de exponerse al ridículo tanto como sus acciones se lo permitan.

Cierro estas notas reiterando la denuncia de la política económica del actual gobierno y la necesidad de que los sueldos y salarios de los trabajadores se incrementen porque la renta petrolera y los beneficios por venta de petróleo y minerales (oro, coltan, etc.) debe beneficiar a las grandes mayorías y no a sectores minoritarios que representan al capital y sus intereses.

 



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Carlos Luna Arvelo


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