Carta sobre la tolerancia

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Muchos aconsejan leer la "Carta sobre la tolerancia" (1689) del filósofo y médico inglés John Locke (1632-1704) para atenuar el espíritu de pugnacidad que nos embarga, propio de las sociedades políticamente polarizadas, y mitigar las ansias de venganza que no conducen sino a la violencia y la destrucción.

Aunque Locke se refiere a la tolerancia religiosa, sus conceptos son extensivos hasta cualquier conflicto donde se dirimen puntos de vista diferentes.

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La Carta sobre la tolerancia trata sobre la libertad religiosa, la libertad de conciencia, el derecho a profesar cualquier ideología, el respeto a las opiniones de los otros y el papel regulador del gobierno que no debe imponer a la fuerza sus ideas.

La diversidad religiosa (y de las ideologías en general) es garantía de paz social. El gobierno civil sólo debe preservar la vida y permitir el flujo libre de las ideas.

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En mi libro he subrayado las siguientes frases:

-Quien obra de manera contraria y es duro y cruel contra los que no sostienen su opinión, es indulgente hacia los pecados y vicios indignos del hombre cristiano…

-Considero que el Estado es una sociedad constituida para conservar y organizar intereses civiles, como la vida, la libertad, la salud, la protección personal, así como la posesión de cosas exteriores, como tierra, dinero, enseres, etcétera.

-No se debe obligar a tomar una medicina a quien su constitución le impida tomarla, pues el medicamento se le convertirá en veneno.

-La ley no obliga a otros, a quienes no es dada.

-Obligar a creer equivale a obligar a mentir tanto a Dios como a los hombres…

-Gustoso concedo que ciertas opiniones sean falsas y absurdas, pero el deber del gobierno no radica en dar opiniones, sino sostener la protección y la seguridad de la comunidad.

-La verdad no tiene necesidad de fuerza para entrar a la mente del hombre ni es enseñada mediante la ley.

-Todo hombre posee un alma inmortal, capaz de felicidad o de miseria eternas. La salvación depende de que el hombre haga lo que deba hacerse y crea en lo que deba creerse.

-El hombre no viola derechos ajenos con su culto erróneo, ni ofende a otro al divergir en opiniones religiosas…

-El particular ha de abstenerse de aquello que considera ilegítimo…

-Los gobiernos justos y moderados tienen tranquilidad por doquier y seguridad completa, más los oprimidos siempre resistirán contra los gobiernos tiránicos.



 



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Edgardo Malaspina

Médico. PhD en Medicina. Docente universitario y poeta.

 edgardomalaspina@gmail.com

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