Resolviendo los problemas de la gente

"El bloqueo del corazón y la mente, la indolencia, la incapacidad, la ineficiencia, es peor que el bloqueo gringo"

(Nicolás Maduro).

En estos últimos años en el mundo se viene hablando mucho del "modelo de la China de Xi Jinping" en el cual se busca establecer la vinculación de la democracia con la eficacia, es decir, la idoneidad del sistema político "para resolver los problemas de la gente" cuya demanda se reivindica como el eje central de la política del Partido Comunista de China (PCCh). La democracia liberal, con el acento en la representatividad formal, no es eficaz, como tampoco lo fue aquella democracia popular que culminó con el colapso del sistema y fue incapaz de resolver las necesidades básicas y materiales de la población.

La calidad de la democracia debe medirse en función de la capacidad ameritada para responder a los intereses sociales mayoritarios. Y esto se acreditaría, sobre todo, a través de la expresión del nivel de confianza cívica en un gobierno.

Para los ideólogos del PCCh cada país debe encontrar su propio camino a partir de una premisa básica: "cualquiera que sea el modelo, debe servir "para resolver los problemas de la gente".

En ese sentido, deber decirse que el modelo escogido por la Revolución Bolivariana ha sido el pacífico, el democrático, el respeto a las "reglas de juegos" establecidas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y como es de conocimiento público en el año 2024 se realizará otro proceso electoral, donde se elegirá nuevo presidente, y la Revolución Bolivariana deberá contarse de nuevo y, para seguir al mando del gobierno venezolano, los resultados lo deben ser favorables. Para ello no basta decir que se cuenta con la razón desde el punto de vista de las ideas. Más bien, es sumamente importante, que desde el gobierno, en todos sus niveles, se haga el máximo esfuerzo para resolver las necesidades y los problemas de la gente, común y corriente, que vive y padece las calamidades diariamente.

Es una verdad, reconocida por todo el país, incluso por el mismo gobierno bolivariano, que unas de sus grandes falencias y debilidades están asociadas con las respuestas que debe dársele a las necesidades más urgentes y sentidas del pueblo venezolano, esto es, con la gestión pública. Ya el presidente, Nicolás Maduro, lo ha mencionado en varias intervenciones pública, en las cuales ha insistido que deben taparse los huecos así sea con las uñas (19/12/2019). Ahora, comenzando este mes de septiembre, insistió sobre ese tema y agregó la situación que existe con la basura. A lo anterior debe agregarse el problema con el servicio del agua, que ahora escasea por doquier; los problemas permanentes con el gas doméstico, que genera mucha incomodidad y descontento y la cortadera del servicio eléctrico que existe en Caracas pero que sobre todo ocurre casi diariamente en el resto del país y que igualmente produce mucho rechazo en la población venezolana.

Frente a esa realidad se encuentra el sector político de la derecha, que se frota las manos ante los problemas señalados y "liga" que no se resuelvan, porque está ahíta de volver a gobernar; quienes por cierto, no vendrían a seducir, sino aniquilar; no buscarían convencer, sino castigar; y son practicantes del odio contra todo lo que huela a chavismo, convencidos que ello les da buenos dividendos.

Ese mismo sector sostiene la tesis de que lo importante no es elegir, sino "elegir bien, esto es, si no se elige "bien", o sea a los suyos, entonces la desestabilización la tienen como respuesta. Verbi gracia, Perú con Pedro Castillo y, posiblemente, después del triunfo del rechazo en Chile, con Gabriel Boric.

De allí, pues, que la respuesta tiene que ser "gobernar obedeciendo al pueblo" y ni, por asomo o descuido, dejarse quitar la calle, el barrio, la fábrica, la universidad, la plaza, la marcha, la asamblea, por esos sectores de derecha. Más bien, tener claro que la acción colectiva debe ser, el territorio del progresismo, de la izquierda, de los revolucionarios y del pueblo llano.

Recordarse siempre que en América Latina ya no son los golpes de Estado policíaco–militares la única manera en que la derecha puede recuperar el poder. Hoy utilizan otras formas, más sofisticadas y en consonancia con los tiempos que transcurren. Ya lo dijo el juez Baltazar Garzón, en el artículo: "El sueño de la razón produce monstruos en Bolivia" publicado y difundido por las redes sociales, el 03/12/2019: "Ya no hace falta, como antaño, dar golpes de Estado con tanques y aviones que bombardean el palacio de gobierno. Ahora basta con sembrar la duda respecto del recuento rápido (preliminar) de votos en unas elecciones, regar de incertidumbre su resultado con interpretaciones parciales que no se basan en hechos contrastados, para generar un estallido social. Y para que policías y militares salgan a la calle, cuales garantes de la democracia, a reprimir severamente a tan sólo uno de los dos bandos y presionar al presidente para que renuncie, por el bien del país, a fin de evitar un derramamiento de sangre, que de todos modos se ha producido, provocado por ellos mismos, por cierto".

También se utiliza la psicopolítica, que se difunde por las redes sociales, para generar miedo y odio en la población.

Esas actuaciones hallan eficacia capitalizando las debilidades de los gobiernos progresistas, especialmente aquellas que surgen cuando se producen distancias odiosas e insalvables entre los gobernantes, a todos sus niveles, y gobernados, que son lo que dan la legalidad pero sobre todo la legitimidad.

Por eso, al decir de Alfredo Maneiro, en su libro Notas políticas: "Hay que gobernar con eficacia política y calidad revolucionaria".

Y repetir con Álvaro García Linera: siempre debe mostrarse la otra cara del revolucionario, porque en la capacidad de gestión también debe actuarse revolucionariamente.

*Sociólogo, Doctor en Ciencias Sociales, Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV y analista nacional e internacional.



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Franklin González

Doctor en Ciencias Sociales, UCV. Sociólogo, Profesor Titular, Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Profesor de Postgrado en la UCV, la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela y en el Instituto de Altos Estudios ?Pedro Gual? del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores. Fue embajador en Polonia, Uruguay y Grecia.

 framongonzalez@gmail.com

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