Caos vial en Caracas

Apascacio Mata, era el nombre del emblemático Fiscal, que en la Caracas de los años setenta, casi como un director de orquesta y gestos que eran admirados por la población, dirigía el tránsito en el Centro de Caracas.

Este espigado moreno, con su planchado uniforme, pito en mano y gorra ajustada era un ejemplo del llamado Cuerpo de Vigilantes de tránsito que en otrora Caracas, se encargaba de ordenar el tránsito en toda Venezuela.

Si había situaciones de choques, atropellados, heridos en alguna parte de la ciudad, Ud. Podía ver casi de inmediato a los Fiscales de Tránsito, cinta métrica y tiza en mano, tomando medidas, repartiendo boletas, los más rápido posible para que fluyera el tránsito y se dispersaran los curiosos que nunca faltaban.

De la noche a la mañana, o en un decir Jesús, sin ninguna explicación, desapareció de la Ciudad de Caracas y de toda Venezuela el Cuerpo de Vigilantes de Tránsito. Nadie explicó, nadie informó y las calles quedaron a la buena de Dios.

Y a pescar en rio revuelto, señores. Los que más han pescado en ese estado de confusión y caos que es el tránsito caraqueño, son los llamados motorizados.

Estos sujetos, que se han venido granjeando la antipatía de transeúntes, taxistas, peatones y conductores en general, andan por la ciudad sin ningún tipo de control y atropellando a diestra y siniestra. Generalmente, ellos, en sus alocadas carreras provocan accidentes y atropellos, pero inmediatamente, como un enjambre de abejas, rodean a la otra parte, la amenazan, insultan y le provocan hasta agresiones físicas. Ninguna autoridad se acerca y generalmente estos hechos terminan en una trifulca que paralizan todo el sector donde se producen

Los susodichos, se comen las flechas, no respetan semáforos, frenan entre las piernas a los peatones, se montan por la aceras, andas sin casco. En muchas oportunidades van hasta cuatro personas montadas en las motos y los niños van en centro como si fueran relleno de sándwiches, provocando a veces siniestros con víctimas inocentes. Todo eso a la luz del día, peor, por supuesto, es por la noche y no aparece ninguna autoridad que ponga freno a tales abusos. Ya forma parte del paisaje caraqueño ver una moto debajo de un carro, un motorizado revolcándose y el enjambre de motorizados agrediendo al conductor del carro, con quien choca, independientemente de si este es responsable o no del accidente.

El río revuelto, también es aprovechado por los llamados taxistas, que ahora, resulta, esto se ha generalizado, hay quienes no pertenecen a ninguna línea organizada y no se sabe, si se presentan irregularidades, a quien reclamarle. Cobran lo que les viene en gana por sus "carreras", no hay tarifa alguna que oriente a los usuarios y no tienen el menor sentido de Servidores Públicos. Van a los sitios que les conviene y no a donde necesita trasladarse el usuario. La mayoría de las veces y pescando ingenuos, los trayectos son cortos, pero ellos ruletean a los clientes por varias avenidas, para luego cobrarles por más tiempo y cobran en dólares, porque es lo que está de moda.

Del transporte público, hablaremos en detalles en otra oportunidad, pero adelanto que con él no se puede contar porque no respetan horarios ni ordenanzas vigentes.

Otros, que se han convertido en verdadero oportunistas, pescando en Rio revuelto, son los llamados "se lo cuido" o como diría un amigo "se lo cuido o se lo rayo", porque si Ud. No accede a sus condiciones, no lo dejan estacionar o cuando viene se encuentra el carro rayado o con los retrovisores dañados.

Los "se lo cuido", los encuentra Ud. En todo sitio público, Centros Comerciales, Mercados, espectáculos o actividades que se realizan improvisadamente y provocan afluencia de público. Algunos incluso, se hacen chaquetones que imitan a Fiscales de Tránsito. Cobran, también, para variar, en dólares, se reparten como bandas el territorio, y si Ud. No tiene dinero sencillo, no puede estacionar en áreas que son de libre tránsito y públicas. El Centro de Caracas, y las avenidas adyacentes es un ejemplo de lo que describo. Ninguna autoridad toma cartas en este asunto y la ciudanía es víctima constante de estos abusos.

De allí que la ausencia de un Cuerpo Organizado, visible, uniformado, que tanto transeúntes como conductores puedan identificar, respetar y llamar en determinado momento, que se amerite, ha convertido a la vialidad de Caracas, y al parecer en toda Venezuela, en un verdadero caos, en un Río Revuelto, donde el oportunismo es lo que impera y donde el ciudadano resulta abusado y atropellado. Así que la figura de Apascacio Mata, que según la leyenda, hasta en una oportunidad le llamó la atención a una Caravana Presidencial, hoy emerge, como lo que debería ser una vialidad organizada, donde se respeten los derechos de todos los que la utilizan y transitan. Esperamos que las nuevas autoridades electas para la Alcaldía de Caracas, tome cartas en este delicado asunto. "Donde ninguno manda, mandan todos. Donde todos mandan, nadie manda". Jacques Benigne Bossuet.



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Jesús Sotillo Bolívar

Docente en la UCV

 jesussotillo45@gmail.com

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