Cuento o razón

Los días van pasando como ráfagas de viento

El periodista Juancho Marcano había llegado del conuco, donde el sol era una lanza que se le clavaba al mantel tierno de las matas de tomate y berenjena. Eran cerca ya de las doce del mediodía y el astro rey, parecía que sonreía con las payasadas de las nubes que lo querían ocultar. El perro Pipo, llegó jadeando y en el bebedero de los gatos, tomó agua, pues no aguantó a llegar a donde estaba su envase con el preciado líquido, mientras que las abejas sedientas, calmaban su sed con el néctar de las flores rojas de las ixoras.

El reportero entró a su casa y salió después que tomó suficiente agua fría, y luego tomó asiento en una silla debajo de los helechos buscando no sólo la buena vibra de éstos, sino también su frescura, y ahí prendió el celular y empezó a revisar sus redes sociales y sobre todo los grupos de washat, de los cuales es integrante y que son varios de diferentes materias, en los que lee, escribe y opina sobre variados temas.

Los gatos Rocky y Rockyta, estaban echados bajo los peldaños de las escaleras que sostienen las matas de cala, en cuyo suelo quedaban restos de la humedad del riego que el periodista les hizo a primera hora de la mañana. El calor es una llamarada que calienta los cuerpos y sube la temperatura en su respectiva escala. "Ojalá que esto que llaman cambio climático, no le dé por producir sismos o algo parecido", pensó el periodista.

Juancho Marcano, continuó leyendo y concentrado en la pantalla del celular, cuando su perro Pipo, le preguntó qué día era y cuando le respondió que viernes, el can exclamó: "Sin duda Juancho que los días van pasando como ráfagas de viento".

El hombre apartó su mirada del teléfono móvil, y contestó: "Así es Pipo. Pareciera que ahora los días pasan más rápido a pesar de este tiempo de pandemia. Ayer nomás era lunes, y ya hoy es viernes, y hasta a el cuerpo se le olvidó".

El perro escuchó y no siguió preguntando, pues entendió que Juancho estaba concentrado en su aparato telefónico y por tanto no era conveniente molestarlo para que siguiera tranquilo, leyendo e informándose.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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