II Capítulo

Falleció Chichina Ferreyra, el amor que no pudo ser del Che


Indagar en los ancestros de Chichina Ferreyra es penetrar en la historia profunda de Córdoba y en las propias raíces de la colonia. La mayoría de su familia se dedicó al mundo científico, empresarial, político, con una gran carga de espíritu aventurero. Seguramente esto último la enamoró a Chichina del joven Ernesto Guevara de la Serna. Muchos historiadores se caracterizaron mal, la clase social de los Ferreyra. No eran aristócratas, ni tampoco terratenientes, ni oligarcas. Supieran amasar una gran fortuna con la explotación de la cal. Sus tierras en las afueras de la ciudad, fueron proveedoras del material necesario para las grandes construcciones que se realizaron en los festejos del Centenario de las Independencia argentina. Lo cierto es que fue sin duda la fortuna más importante de Córdoba.

Empezaré a contarles la historia de Martin Francisco Ferreyra Cabezón. (29 de enero de 1859 - 8 de septiembre de 1918.) Abuelo por parte de padre de Chichina Ferreyra.

Esta distinguida familia patricia cordobesa es considerada una de las pioneras de la provincia. Aunque será a mediados del siglo XIX que los Ferreyra lograran su mayor apogeo económico y social.

Los Ferreyra tenían su residencia a 20 kilómetros de la ciudad, en un paraje denominado Malagueño. Martín a caballo hacia todos los días ese largo recorrido para ir al Colegio Montserrat. Años después su hija conocida como Chiquita le gustaba relatar que su padre Martín, para poder tener algún dinero para sus vicios de joven, liaba cigarrillos para vender en la ciudad, a escondidas de su padre. Luego ingresará a la carrera de medicina en la Universidad Nacional de Córdoba, terminando la misma en Buenos Aires.

Su estadía en Buenos Aires le dio una visión más cosmopolita del mundo. El 5 de enero de 1884 se graduó de médico y cirujano, tenía tan solo 25 años Hizo una carrera brillante. Los jóvenes profesionales de familias acomodadas, soñaban con conocer Europa, especialmente París, que por aquellos años era la capital cultural del mundo.

Es así como parte en buque, desde Buenos Aires, parando en varios puertos brasileños: Santos, Rio de Janeiro, Salvador de Bahía, para desde allí cruzar el Océano Atlántico. Tras hacer escala en Vigo. El navío se traslada a la costa francesa, donde posteriormente por tierra, llega a París. En la capital gala se inscribe en el Instituto Charcot de París a cargo del famoso psiquiatra y neurólogo Jean Martin Charcot en el hospital de la Salpetriere. Jean Martin Charcot fue profesor de anatomía patológica, titular de la cátedra de enfermedades del sistema nervioso, miembro de la Académie de Médecine (1873) y de la Académie des Sciences (1883). Fundador junto a Guillaume Duchenne de la neurología moderna y uno de los más grandes médicos franceses.

Martín coincidió en el hospital de la Salpetriere, durante la misma época con Sigmund Freud, que realizaba unas prácticas, desde octubre de 1885 hasta febrero de 1886.

En esos años realiza investigaciones sobre la neurosis denominada “Histeria” que hoy se denomina trastornos de conversión. En este tema de investigación coincide con los trabajos en este sentido de Freud. Ambos estudiaron con Jean Martin Charcot, las aplicaciones de la hipnosis en el tratamiento de la histeria. Freud escribiría posteriormente varios libros sobre el tema, convirtiéndose en el padre del psicoanálisis. Durante su estancia en Francia se perfecciona con otros dos grandes genios de la medicina de este país: Con Jules - Émile Péan y Paul Jules Tillaux.

Péan fue uno de los más destacados cirujanos del siglo XIX. Fue el primero en hacer una ablación quirúrgica con éxito de un quiste del ovario en 1864. También fue un pionero en la realización de un vaginal histerectomía para el carcinoma en 1890. Se cree que han realizado la primera cirugía para corregir los divertículos de la vejiga en 1895. El popularizó la pinza hemostática que todavía se utiliza en los quirófanos de todo el mundo.

Su otro profesor fue Paul Jules Tillaux afamado cirujano francés fue el primer médico en describir una rara fractura Salter Harris Tipo III de la tibia. Se llevaron a cabo experimentos en cadáveres y descubrió que el estrés a la anterior inferior del ligamento tibio-peroneo podría dar lugar a este tipo de fractura por avulsión. Esta fractura es única, ya que se produce durante un cierto período de la adolescencia, cuando hay una tasa diferencial de crecimiento de la epífisis. En honor a su descubrimiento, una fractura de la epífisis tibial antero lateral ahora se llama una fractura Tillaux. En medicina se denomina “Maniobra Tillaux” al procedimiento para demostrar la presencia de tumor de mama que se adhiere a la pectoral mayor muscular. Luego de su estancia en Francia viaja a Inglaterra.

Con todo este bagaje de formación regresa a Córdoba. Se había formado con los grandes maestros de la medicina de aquellos años. Aprende nuevos métodos, descubre los avances científicos que revolucionaron la medicina mundial. Su retorno coincide con la modernización de la medicina argentina que estaba muy atrasada.

Ferreyra por aquellos años ya tenía 52 años, estaba casado. Llega al puerto de Buenos Aires en el transatlántico KONIG FRIEDRICH AUGUST qué parte del puerto de Boulogne. Llega con su sobrino Martin el 6 de enero de 1911.

Martin presenta este estudio como posterior tesis en la Universidad de Córdoba, tomando como caso la vida de Santa Teresa de Jesús. Luego se perfeccionó con los doctores Pean y Tillaux.


Los Ocampo se emparentan con los Ferreyra

En uno de los regresos de sus estudios de posgrado conoce a su novia María de las Mercedes Navarro Ocampo con quien se casa el 18 de Julio de 1889. “La Alila” como le llamaban tenía 20 años y era hija del destacado catamarqueño Ramón Gil Navarro Ocampo. De ese matrimonio nacieron siete hijos: Martín (h), Horacio, María Isabel, Estanislao (fallecido a temprana edad), Ramón, Jorge Enrique y Rosa Malvina.

Los antepasados de Ocampo eran originarios de Galicia. Son parte de un destacado linaje galaico, entre ellos se destacaron Sebastián Ocampo, experto marino quien acompañó a Cristóbal Colón en su segundo viaje. Este fue el primer navegante de circunnavegar la isla de Cuba en 1508.

Entre los conquistadores de este linaje están don Bartolomé de Ocampo quien fue uno de los Adelantados de Nueva España. Otro de ellos fue don Diego de Ocampo, compañero de Hernán Cortés, natural de Trujillo (Cáceres), que participó con el primero en la conquista de México, llegando a ser alcalde de esta ciudad.

El padre de Ramón era un furibundo opositor del General Juan Manuel de Rosas. Por su actitud contraria a la tiranía del “Restaurador” como le llamaban a Rosas, tiene que refugiarse en la vecina República de Chile en 1841. Mientras que Ramón emigró con su madre y hermanos a los 18 años en septiembre de 1845. Allí se casa con Malvina Ocampo Arguello con quien tiene cuatro hijos.

Desde Chile con otros emprendedores fascinados por la “fiebre del oro de California” (1848-1855) se traslada a los EEUU con su hermano Mardoqueo en 1849 donde permaneció hasta junio de 1852, donde vivirá una intensa vida llena de aventuras. Muchas de ellas las fue reflejando en un su libro de apuntes. En California hizo una importante fortuna comercializando con los mineros buscadores de fortunas. Regreso a Chile y desde allí a Córdoba. Coincidentemente otro opositor a Rosas, Juan Antonio Guevara bisabuelo de Ernesto Guevara se exilia en Chile en 1840 y desde allí se traslada con el mismo objetivo a California haciendo una importante fortuna. Casi un siglo después dos descendientes de estos dos aventureros protagonizan un noviazgo que pasará a la historia, el romance de Chichina Ferreyra y Ernesto Guevara luego llamado el Che.

Al regresar a la Argentina y el país comenzaba a institusionarse se radica en la ciudad de Córdoba. En esta ciudad realizó una intensa actividad política siendo elegido diputado y senador por las provincias de Córdoba, La Rioja y Catamarca.


Martin Ferreyra combina el ejercicio de la medicina con su dote empresarial.

Martin Ferreyra durante 1890 y 1909 fue profesor titular de la cátedra de Medicina Operatoria de la Universidad de Córdoba. Tenía fama de ser muy didáctico y moderno en sus métodos de enseñanza. En 1884 edita su tesis: Histeria (Fisiología patológica y Naturaleza). Buenos Aires: Imprenta de La Nación.

Preparaba sus clases con presentaciones gráficas relatando las operaciones muchas veces en francés mientras realizaba la operación.. Francisco Ferreyra y Cabezón, comenzó a explotar comercialmente la calera de Malagueño en 1884, cuando su padre Martín Ferreyra y Pérez fallece en 1879. La comercialización de la cal comienza en 1884 y en 1885 consigue que el gobierno provincial extienda un ramal del ferrocarril Córdoba-Buenos Aires hasta Malagueño partiendo desde la Estación Ferreyra (así llamada un pueblo en conmemoración de Ceferino Ferreyra, que había sido jefe de policía de Córdoba, y que hoy es asiento de grandes fábricas metalúrgicas y de vagones de ferrocarril y motores Diesel).

El Palacio Ferreyra

Martin Ferreyra durante varias décadas amasó una enorme fortuna. La explotación de la Calera, que proveía de cal para las miles de obras que se realizaban en Buenos Aires durante el Centenario, le proporcionaron un enorme capital. Su residencia en París lo llevó a soñar la construcción de un palacio en su propia ciudad, que nada tendría que envidiarle a los palacios franceses. Es así como adquiere una manzana de tierra, entre las calles Chacabuco, Ituzaingó, Derqui, Larrañaga e Hipólito Yrigoyen en el barrio Nueva Córdoba. Para la obra contrató al arquitecto Ernest Paul Sanson (1836-1918), el arquitecto que nunca vio en persona su obra realizada, trabajó a kilómetros con un equipo de escultores, artistas, expertos en bronce y demás artesanos de la arquitectura y dejó al ingeniero argentino Carlos Agote, la ejecución del proyecto.

Los cimientos comenzaron en el año 1912, a pedido del médico cirujano. Cuatro años más tarde estrenaba con su familia la ostentosa residencia.

Tres pisos y un subsuelo de estilo neoclasicista, con aires de grandeza que busca imitar las construcciones de Luis XVI, combina elementos barrocos inspirados en el modelo de l’Ecole de Beaux Arts de París.

Tenía un impactante portón de ingreso de hierro fraguado, al mejor estilo monárquico. Su imponente presencia se ve extendida por la reja que rodea el predio, con adornos dorados de fundición.

El interior de la casona es tan magnánimo como su fachada: con una escalera imperial en el centro, el hall principal era el lugar de reunión. De hecho, la actividad social de la casa giraba en torno a la planta baja, compuesta por salones, un comedor, una biblioteca, un jardín de invierno, un escritorio y una sala de billar.

En el primer piso, estaban distribuidos los dormitorios de los familiares, mientras que el segundo piso estaba destinado a los huéspedes. Debajo, en el subsuelo se construyó la cocina, el depósito, la caldera, una bodega y dormitorios para quienes trabajaban en la casa. 35 dormitorios y 19 baños formaban el plació francés.

El jardín es otra obra espectacular. El autor fue Carlos Thays. El arquitecto hizo plantar una variedad de plantas y árboles de diversas alturas y estilos: acacias, eucaliptos, jacarandas, plátanos y palmeras. Fue acompañado por fuentes, estatuas y bancos salpicados concienzudamente por el predio.

El doctor Martín Ferreyra se mudo con su familia, su esposa e hijos en 1916. Pero su estadía fue breve, ya que falleció dos años después.

La periodista Rosa Bertino señala del Palacio: “Por esas habitaciones y cortinados transitaron seres notables, visitantes ilustres, personalidades de las artes y las ciencias. El compositor William Walton; el pianista Arturo Rubinstein, cuyos dedos prodigiosos arrancaban suspiros a la siesta de Nueva Córdoba; el escritor Lawrence Durrell (Cuarteto de Alejandría), cuya mujer, Eva, cosía incesantemente en la máquina que le prestaba una de las Ferreyra; el equipo de cirujanos del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia). Comunistas famosos, como el músico Francisco “Paco” Aguilar y el poeta Rafael Alberti. Antiperonistas formidables, como el científico Bernardo Houssay. Estrellas de Hollywood, como Gene Tierney y Rory Calhourn, que por entonces filmaban El camino del Gaucho (Jacques Tourneur, 1952) en Santa Catalina. Bohemios incorregibles, como el escultor Alberto Barral y el cantante mejicano Pedro Vargas. Cuán ancho y diverso fue el siglo 20.”

El erudito Germano Nicholas Pevsner lo exaltó como uno de los más hermosos de la Argentina y de los que había visto en su recorrida por mansiones y museos del mundo.


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Lois Pérez Leira

Coordinador General de la Internacional Guevarista


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