Despedí el viejo recibí el nuevo escuchando a Armando Manzanero

Nunca es tan cierto el dicho que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Yo perdí a Armando Manzanero desde hace años, quedando en mi memoria musical, asociada a eventos, momentos, circunstancias, sus primeros éxitos. Y ahora, al lamentar su muerte que ha podido ser evitada sin pandemia, lo oigo y re-oigo, aprendo las nuevas canciones, que seguramente no son tan nuevas, pues llevo más de cincuenta años conociéndolo.

Pero sí, vi llover muchas veces más ("Esta tarde vi llover") sin el amor a mi lado, el de mi esposo, que más recuerdo en estas fechas especiales.

Pero no quiero caer en algo personal, pues quiero compartir con ustedes que adoro ("Adoro") vivir en esta ciudad, en este país, no obstante todas las cosas que nos están pasando. No importa de quién es la culpa, probablemente de ambas partes, del gobierno y la oposición apátrida, pero por este mismo calificativo, apátrida, me quedo, ¡siempre!, con el gobierno bolivariano y las metas de bien que persigue y que muchos no comprenden. Y he imaginado pedirle a Pasqualina Curcio que haga ese cálculo: ¿cuánto malestar proviene de fallas en el Gobierno Bolivariano (corrupción, ineficiencia, sectarismo), y cuánto en los actos insanos, deshonestos y criminales de la oposición radical? ¿Te animas Pasqualina? Necesito esos números para poder confrontarme con la familia cercana, que perdí, tristemente, por causa de mi absoluta lealtad a Chávez y Maduro.

Porque con la revolución hemos aprendido mucho, ("Contigo aprendí") y seguiremos aprendiendo también este año que hoy empieza, con nuevos retos, nuevas esperanzas con esta Asamblea Nacional, pero también nuevos y crecientes temores de continuar con la calidad de vida en bajada, cuando todos los proyectos de la gente joven, voluntariosa, que no se ha ido del país, sino que persiste y cree en Venezuela, los vemos en "pico e’ zamuro".

Temores acrecentados por la pandemia, que gracias a Dios y a la Virgen del Valle, nos están (por ahora) preservando de su gravísima intensidad, lo cual no pasa en México pues se nos llevó al famoso cantautor que nos hizo soñar, esperar, sentir, buscar el otro lado de la luna y tantas otras emociones.

Porque no sé si ustedes apreciados lectores ("No sé tú"), pero hay que alistar nuestros mayores males, por los cuales, de no resolverse pronto, podemos en verdad poner a prueba nuestra capacidad de resistencia, que ya para los venezolanos está al límite. Por mucho que los voceros del oficialismo hablen y se traten de convencer que es un pueblo valiente, fuerte y digno, con hambre no dura, como la dedicatoria de una querida amiga, cuando el día de mi matrimonio me regaló un libro de recetas que decía: "contigo pan y cebolla no dura".

Y dirán que esta escritora de artículos es medio loca, y salto de un lado para otro. ¡Tienen razón! Hasta mi bella madre solía decir que soy algo bizarra. Y no me quejo, me siento orgullosa de esas excentricidades que a veces se me ocurren, como hoy, primer día del Año, estrenando foto de perfil en Aporrea, escribiéndoles sobre Manzanero y sus canciones que adoro.

Y otra cosa, porque siento el valor ("Me faltó valor"), ese que, como canta Manzanero, se adquiere con los años, para atreverme a escribirles esto. Y también para pedirles a aquellos a quienes pude herir sensibilidades con estas letras, me perdonen, intentando desde aquí ahuyentar mis remordimientos. Me propuse hace mucho escribir solo cosas buenas, positivas, pero es que a veces no logro, ni quiero, controlar mis dedos sobre la computadora.

Y entonces estimados lectores, les propongo continuar juntos ("Yo te propongo"), compartir nuestras ideas, vicisitudes, nuestra admiración o desagrado, nuestras críticas, que ojalá fuesen siempre (y solo) constructivas, para caminar juntos este año 2021, que nos regala 365 días de nuevas oportunidades para seguir inventando, buscando, creyendo, deseando y trabajando para el bien de Venezuela. Entendemos que no ("NO") podemos regresar atrás, y que la independencia y soberanía del país donde nacimos debe defenderse. Y nunca apagar la luz ("Apagar la Luz") de la estrella que nos guía.

Feliz Año Nuevo a todos ustedes, de corazón, y con el fondo de las eternas melodías de nuestro Armando Manzanero, cantautor humilde, de orgulloso origen Maya, pequeño de estatura, pero inmenso en su arte, con sentimientos generosos, amorosos, buenos. Nuestro artista de la Patria Grande que se nos acaba de marchar.



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Flavia Riggione

Profesora e investigadora (J) Titular de la UCV.

 flaviariggione@hotmail.com

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