El desbloqueo no se trata de proclamarlo, sino de construirlo. nuestras limitaciones tecnológicas

Parafraseo al comandante Chávez, en referencia a su contundente reflexión cuando alertaba a la militancia política en cuanto a que “El socialismo no se trata de proclamarlo, sino de construirlo”. Aprobada la Ley Antibloqueo, Se hace necesario considerar, cómo funcionan los caminos que se deben despejar. Me referiré a uno de ellos, como despejar las trabas de nuestra excesiva dependencia tecnológica. Veamos:

La arquitectura de los procesos de desarrollo tecnológico y obtención de materias primas en el mundo, hace imposible países con independencias absolutas. No obstante, esta debilidad es compensada por los países hegemónicos con el uso de la fuerza e invasiones colonialistas a países débiles y proveedores de materias primas, logrando dependencias dóciles a sus intereses.
Esto ocurre con la relación Venezuela-Estados Unidos. Éste, con el pretexto de garantizar su seguridad, emprende una serie de amenazas con el objeto de subordinarnos a sus intereses Imperiales. No alcanzado este objetivo, inicio una feroz política de agresiones, otorgándole carácter legal con la emisión por parte de Obama de un decreto que nos declaraba “una amenaza inusual y extraordinaria a su seguridad nacional”, en la práctica esto significa una autentica declaración de guerra, llamada eufemísticamente guerra de baja intensidad, que nada tiene de baja intensidad.
Esta guerra llamada de 4ta generación, mantiene sus acciones con la complicidad de los europeos, traducidas en una serie de sanciones y bloques para la adquisición de bienes esenciales, que ha impactado la economía. Estas sanciones, niegan el acceso a nuestras compras de repuestos e insumos, necesarios para el funcionamiento regular de la industria y los servicios públicos. De esta manera, han debilitado nuestro parque industrial, reduciendo al mínimo y neutralizando nuestra capacidad de producción de bienes y servicios, algunas de ellas PDVSA y las Empresas Básicas, únicas fuentes de divisas del país.

Como país subdesarrollado, contamos con un parque industrial muy retrasado tecnológicamente, con un escaso “Contenido Tecnológico” en los bienes que producimos, y más grave aún, con un inexistente “Sistema Nacional de Innovación (I+DI)”. Las tecnologías utilizadas por ese parque industrial, tienen su origen casi exclusivamente de USA y Europa. Es decir, la obtención de maquinarias, repuestos y consumibles, dependen exclusivamente de estos países. Este nuevo tipo de “Colonialismo Tecnológico”, ejerce su poder y control a través de las grandes empresas transnacionales, quienes se han adueñado de la enorme acumulación histórica del conocimiento, y la ha convertido en un instrumento de dominación extremamente poderoso.

Sería iluso pensar, que La ley Antibloqueo pueda superar de inmediato estas limitaciones. Pero actualmente, de acuerdo al documento que circula en las redes sociales, hace posible despejar el camino a los procesos de Licitación y Compras a través de la Ley de Contrataciones Públicas. Veamos:

Como consecuencia del ataque a nuestra moneda y su depreciación acelerada, se ha generado la total paralización de las contrataciones del estado. Esta Ley, en las actuales condiciones de inestabilidad de nuestra moneda es inaplicable, y siendo la contratación del estado el único motor para reactivar nuestra economía, la Ley Antibloqueo, sin necesidad de modificar reglamento alguno, la reactiva, y la coloca de nuevo al servicio de las contrataciones de estado. Eso es un hecho, una realidad y la Ley Antibloqueo cumple un primer objetivo, recuperar la capacidad del estado como principal motor de reactivación de la economía.

El nuevo papel estelar de un nuevo crecimiento económico, debe cumplir ahora el papel fundamental de romper la Dependencia Tecnológica. Se requerirán nuevas instituciones que puedan medir y corregir cualquier desviación. Para esto, se deberán incorporar los organismos de investigación Científico y Tecnológico, Centros de Desarrollo e Innovaciones de empresas públicas y privadas y Empresas Nacionales de Ingeniería, quienes hasta el momento por las razones expuestas, no ha sido posible su activación.

Se ameritará modificar y redefinir ese complejo entramado que sirve para la Colonización Tecnológica. Ponerla al servicio nuestro, no es tarea fácil. Se tienen que desarrollar intensos procesos de estudios, innovaciones y reingeniería. Se requerirá crear prioridades, seleccionar nuevas asociaciones e inversiones en áreas ahora vistas como estratégicas. Empresas fabricantes de motores eléctricos, equipos de bombeo y de compresión, entre otros, donde mostramos no solo debilidades, sino que no tenemos capacidad instalada o experiencia alguna, deben ser nuestras prioridades.

En estas nuevas condiciones y con los objetivos bien claros, podremos dar inicio a una verdadera revolución industrial. Quienes dirijan estas batallas, están obligados a elaborar propuestas y profundizar sus reflexiones basadas en los principios socialistas. Deben aumentar sus niveles de conocimientos, acerca del concepto de desarrollo científico, Contenido Tecnológico, Investigación e Innovación (I+DI), es la única garantía para la Descolonización Tecnológica. Estos liderazgos, deben estudiar duro, con el fin de comprender mejor los principios rectores de la economía moderna basada en nuestras realidades y potencialidades, y ante tamaños retos creo sea prudente dar inicio a una política de inclusión de venezolanos o venezolanas que de alguna manera se autoexcluyeron y quieran volver a participar en estas batallas.

Este objetivo lo podemos lograr, pero siempre habrá la necesidad de considerar los errores del pasado, que no se pueden repetir so pena de traición a este proceso. La ejecución de los planes de desarrollo, debe ampliar las normas de protección a la producción nacional. Se debe reforzar el principio de privilegiar el desarrollo de Empresas Nacionales. Prohibir de manera explícita la importación de bienes y equipos que se pueden producir en el país. En revolución, sobran experiencias en las cuales el desarrollo de proyectos conjuntos con países amigos, han afectado seriamente la producción nacional. Estos socios, cuando llegaban al país, ya tenían aprobado y firmado por nuestros miserables negociadores, desconocedores de la realidad nacional, la lista de bienes y equipos que cedían a esos países y graciosamente exonerados de aranceles de importación. Despreocupándose por otro lado, de promover fuentes de trabajo con el uso de mano de obra nacional.

Es predecible que estas primeras batallas se darán en las empresas estratégicas del estado. PDVSA, PEQUIVEN, SIDOR, FERROMINERA, Sector Aluminio, Cementeras y Servicios públicos como: Generación Eléctrica, Telecomunicaciones, Gas Doméstico y Aguas. Todas ellas, enfrentan grandes retos, pero PDVSA tiene que enfrentar el mayor, su dependencia tecnológica es muy alta y los procesos tecnológicos disponibles son de exclusiva procedencia de Europa y Estados Unidos.
El estado sin titubeo ni vacilaciones debe practicar la conducta de ir a lo medular, aprender a apartar la paja. Está obligado por lo pronto, a hacer el llamado y seleccionar los líderes, que pronto tendrán que librar esas batallas, incluso con nuestros propios socios por intereses contrapuestos, y así comenzar a construir la anhelada Independencia Tecnológica.


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Rafael Montes


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