Un debate necesario en la nueva AN: Remesas y emigración (II)

La Organización Internacional para las Migraciones (IOM) define la «Migración internacional» como el «Movimiento de personas que dejan su país de origen o en el que tienen residencia habitual, para establecerse temporal o permanentemente en otro país distinto al suyo. […]»; y especifica las figuras de la «Migración laboral»: «Movimiento de personas del Estado de origen a otro con un fin laboral. […]», del «Migrante económico»: «Persona que habiendo dejado su lugar de residencia o domicilio habitual busca mejorar su nivel de vida, en un país distinto al de origen. Este término se distingue del de "refugiado" que huye por persecución o del refugiado de facto que huye por violencia generalizada o violación masiva de los derechos humanos. […]», y de la «Remesa»: «Suma de dinero ganada o adquirida por no nacionales, trasferida a su país de origen.»[1]

La más reciente «Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi)», realizada de noviembre de 2019 a marzo de 2020, corrobora algunos de los datos y enfoques mencionados anteriormente[2], como que el «19% de los hogares reportan que al menos uno de sus integrantes emigró a otro país en el período 2014-2019», es decir que en «1 de cada 5 hogares […] uno o más de sus miembros dejaron el país» en el lapso de los últimos cinco años; y que al menos «10% del total de hogares reciben remesas», de los cuales «La percepción de remesas se concentra en hogares jefaturados por mujeres [66%] y en situación de pobreza [57%]»[3].

Asimismo, el estudio destacó que los principales destinos de esta emigración son Colombia (42%), Perú (21%), Chile (12%), Ecuador (8%), Brasil, Argentina, EEUU y España (3% c/u); y que el porcentaje de migrantes que «Dejan el país por búsqueda de trabajo» subió del 67% en 2017 al actual 82,8%.

Complementando que «La mitad de los emigrantes recientes [48%] son jóvenes de 15 a 29 años que han interrumpido su trayectoria educativa o se han graduado, en ambos casos buscan afuera las oportunidades que no encuentran en Venezuela», pero, además, en suma, el 89% (±3.560.000) tiene de 15 a 49 años de edad. Y, por si no fuese suficientemente alarmante, se puntualizó que el 34% de los migrantes (±1.360.000) tiene nivel universitario (23%) o técnico superior (11%).

Nunca faltan quienes gustan de decir que éstos son números «fríos» o «deshumanizados», pero, entre otros aspectos, estas cifras denotan una sensible reducción de la población joven del país, sumada a una descapitalización de profesionales, de mano de obra especializada y de fuerza laboral en general.

Para tener una leve idea del peso social, político y económico que representa la casi totalidad de esos 3.560.000 migrantes venezolanos con edades comprendidas de 15 a 49 años y que se fueron del país en el último lustro, se puede señalar que constituyen poco menos del 17,2% del padrón electoral (20.710.421 de electores con derecho a voto[4], según informó la «presidenta del CNE»[5]) para los comicios parlamentarios del próximo 6 de diciembre; y cerca del 22,3% de la «población económicamente activa» (15.947.719 de hombres y mujeres mayores de 15 años con disponibilidad y disposición para trabajar; «ocupados» o «desocupados»; descontando estudiantes, amas de casa, jubilados y pensionados[6]), con base en los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE).

La Organización de Estados Americanos (OEA), sin abandonar el lenguaje injerencista ni su posición de desconocimiento del Gobierno legal de Venezuela, admitió que durante la pandemia del Covid-19 han retornado al país unos 111.000 connacionales[7], mientras que voceros del Gobierno nacional calculan esta cifra en 140.000 venezolanoscerca de 100 mil venezolanos […] han sido atendidos en los Centros de Atención de Fronteras [sic]» y «40 mil venezolanos […] han ingresado por vías irregulares»[8]).

Asumiendo la cantidad de retornos que dice el Gobierno y contrastándola con el dato más conservador que se tiene de emigrantes (4 millones), da como resultado que cuando mucho sólo ha regresado el 3,5% de quienes se fueron durante los cinco años anteriores.

Por ende, se puede concluir que:

a) A pesar de que muchos venezolanos en el exterior, con estatus legal o no, están afrontando graves dificultades económicas, el flujo de quienes están retornando es significativamente inferior a la magnitud que tuvo la reciente emigración.

b) El actual retorno de venezolanos no es porque se hayan solventado las razones fundamentales que originaron la crisis migratoria, sino por las particulares condiciones –sobre todo económicas y de salubridad– que sufrieron éstos como consecuencia del Covid-19.

c) Dado que a corto o mediano plazo no hay perspectivas de recuperación del aparato productivo nacional ni mejoría significativa en las condiciones materiales de vida en Venezuela, durante los próximos meses y años –en la medida en que se consiga y distribuya masivamente la vacuna del Covid-19, y se tienda paulatinamente a la recuperación económica mundial y, sobre todo, de los países en los que residen nuestros migrantes–, los venezolanos se asentarán social y económicamente en las naciones de destino y, seguramente, se reiniciará este flujo hacia el exterior, incrementándose la emisión de divisas que hacen para sus familiares en nuestro país (bien sea por remesas o por mecanismos informales).

d) Es urgente que la Asamblea Nacional (AN) asuma responsable y seriamente la discusión de estos temas en toda su complejidad, con visión de país y de cara al pueblo trabajador, no basada en los intereses de una parcialidad política o económica.

Como bien afirmó un camarada recientemente: «El gobierno ha implantado la peor dolarización posible, la dolarización de facto»[9]; y algo similar está ocurriendo con las «remesas familiares», ya que el Estado no ha creado ni la infraestructura ni la confianza suficientes para que el grueso de los aportes en divisas que hacen los migrantes venezolanos pase por el sistema financiero del país y reporte ingresos a las cuentas nacionales de la República.

Nos guste o no, se pretenda ocultar o no, Venezuela ya está encaminada a engrosar la lista de países en los que «las remesas desempeñan un papel importante en el alivio de situaciones de pobreza de numerosas familias en varios países de la región […]. Teniendo en cuenta solamente los hogares que reciben las remesas, las tasas de pobreza aumentarían entre un 12,4% y un 27,6% en ocho países, a saber, (Bolivia (Estado Plurinacional de), el Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, la República Dominicana y el Uruguay. Además, en algunos casos, las remesas tienen un gran peso como porcentaje del PIB o de las exportaciones e importaciones, particularmente en Centroamérica y varios países del Caribe.»[10]

Los países de la región con un mayor peso porcentual de las remesas internacionales como componente de su producto interno bruto (PIB), en 2019, fueron: Haití (27,1%), Honduras (22%), El Salvador (21%), Jamaica (16,4%), Nicaragua (13,2%), Guatemala (13,1%), Dominica (8,3%), Guyana (8,1%), República Dominicana (8,1%), San Vicente y las Granadinas (5,5%)[11]. Debiendo recordar que desde hace años no hay datos oficiales del BCV acerca de los ingresos en divisas por remesas familiares ni del PIB de Venezuela calculado en dólares (constantes o corrientes).

Claro, en estos debates siempre hay quienes saltan con rebuscadas y cuasifundamentalistas acusaciones de «perspectivas monetaristas», «teorías neoclásicas» o «economistas burgueses», para figurar como supuestos defensores asépticos e impolutos de los principios. Pero, a todos los demás, se les invita a analizar un diáfano, impactante y pedagógico discurso de Fidel que pude disfrutar directamente durante mi primera visita a Cuba (julio de 1993), en uno de los momentos más acuciantes del «periodo especial».

La Revolución Cubana –y lo enfatizó Fidel–, requería implementar múltiples «medidas para mejorar el ingreso en divisa convertible», con el propósito de «recaudar divisas para el país», señalando sin reparos: «La remesa de dinero existe en todo el mundo. Hay numerosos países en donde los mayores ingresos en divisa convertible son las remesas de dinero desde el exterior», y reconociendo que «Las remesas de dinero desde el exterior es otra importantísima fuente de divisas convertibles de las que existen en el país, de las que circulan en el país, o, para decirlo mejor, que están en poder de la gente».

«Queremos hacer cosas para que lo que hoy utilizan los especuladores se convierta en una fuente de ingreso», reflexionó descarnadamente el Comandante en Jefe para explicar «la despenalización de la tenencia de divisas convertibles», con el propósito «de captar parte importante de esas divisas; pero no captarlas confiscándolas, sino captarlas a través de redes comerciales y de servicios»[12].

Sin lugar a dudas, ni Maduro ni su antecesor son Fidel, ni el PSUV es el PCC, ni la «Revolución bolivariana» es la Revolución Socialista de Cuba, pero son insumos para el pueblo trabajador, para los actuales candidatos a la AN y para el debate que debería generarse en el parlamento tras su instalación el próximo 5 de enero.

 


 

[1] IOM, «Glosario sobre Migración», 2006.

[2] «Un debate necesario en la nueva AN: Remesas y emigración (I)», 28 de septiembre de 2020.

[3] Encovi 2019-2020, Emigración internacional.

[4] @VTVcanal8, 14 de septiembre de 2020.

[5] «TSJ designa CNE con dudosa legalidad y poca credibilidad», 13 de junio de 2020.

[6] INE, Fuerza de trabajo, «Indicadores Globales» trimestrales, IV trimestre 1999 al IV trimestre 2018.

[7] OEA, «Situación de los venezolanos que han retornado y buscan regresar a su país en el contexto del Covid-19», septiembre 2020.

[8] Venezolana de Televisión (VTV), «Venezuela denuncia ante OPS que medidas coercitivas unilaterales impuestas por EEUU impiden acceso a medicamentos para combatir la Covid-19», 29 de septiembre de 2020.

[9] @vladabreu1917, 29 de septiembre de 2020.

[10] CEPAL, «Panorama social de América Latina, 2019».

[11] World Bank Group, Global Knowledge Partnership on Migration and Development (KNOMAD), «Covid-19 Crisis Through a Migration Lens. Migration and Development Brief 32», April 2020.

[12] Fidel Castro, Discurso pronunciado en el 40º aniversario del asalto a los cuarteles «Moncada» y «Carlos Manuel de Céspedes», 26 de julio de 1993.



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Carlos Aquino G.

Dirigente del Partido Comunista de Venezuela PCV. Analista político. Periodista de investigación.

 caquino1959@gmail.com

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