El coronavirus político y el "Presidente Covid"

La Pandemia política del CoronaVirus, hace tiempo está en Venezuela.

Nuestros hospitales no están preparados para atenderla. No solo por la infraestructura hospitalaria, que en este caso se refiere a las instituciones, sino por el personal sanitario que las conforma.

Nuestros políticos hace ya tiempo están contagiados.

Unos, asintomáticos. Y otros, muy al contrario, con las manifestaciones más profusas del virus: hacen declaraciones destempladas, piden sanciones y bloqueos, y los más contagiados, se aferran a la idea que lo único que curará la Pandemia, son los médicos norteamericanos, quienes, fusil en mano y drones por delante, se encarguen de invadir al país trayendo la vacuna del imperialismo con sus altas dosis de capitalismo neoliberal y dolarización económica que puedan sufragar el costo de la producción de la vacuna.

Uno de ellos, no asintomático por cierto, Juan Guaidó, sufre uno de los mayores contagios.

Desde una sede hospitalaria desconocida, se encuentra conectado a un respirador Made in USA, que le provee el oxígeno político que requiere para su supervivencia.

No ha sido gratis contar con ese respirador. La entrega de CITGO, Monómeros, reservas de oro a Inglaterra pasando por darle acogida y beligerancia política a médicos de la talla de James Story, Mike Pompeo, Elliot Abrams y a otros médicos degradados a enfermeros de piso tipo John Bolton, ha representado una inversión que pretende ser la medicina que lo mantenga con vida mientras un tal Donald Trump, se encarga a diario de mantener en funciones el bendito respirador a punta de declaraciones y amenazas de todo tipo, desdeñando además las opiniones de médicos nacionales que están dispuestos a combatir el virus desde otra medicina: los procesos electorales.

Están por otro lado, los que mantienen asépticas las Unidades de Cuidados Intensivos desde donde este "Presidente COVID" se encuentra entubado.

Son los coleteros de piso, tipo Borges, Ledezma, y la "Jefa de Pasillo" doña MaryCori, entre otros muchos, quienes a trapo limpio, a diario mantienen impecable la zona de emergencia que da acceso a la Unidad de Terapia Intensiva en la que se encuentra el paciente "Presidente COVID".

Luego está la ayuda humanitaria internacional ofrecida por gente como Iván Duque, Jair Bolsonaro, y un sinfín de camilleros graduados en las escuelas de medicina con pensum políticos igual Made in Usa, que ofrecen sus remedios, bien en grageas o jarabes que ayudan a que el paciente siga respirando.

Preocupados porque no se masifique el virus, el Ministerio de Salud, con sede en Miraflores, hace llamados diarios al uso del único tapabocas conocido para evitar el contagio: la Constitución.

Ello, mientras la recomendación del distanciamiento físico de los apátridas se observa cumplida a ratos por un sector que quiere avanzar hacia la primera dosis de vacunación que está anunciada para el 6 de diciembre: las elecciones parlamentarias.

Mientras tanto, el resto de la población, muy abandonada a su suerte por las carencias hospitalarias, se mantiene a base de infusiones, ungüentos y rezos al reciente beato José Gregorio.

No se sabe a ciencia cierta si la vacuna funcionará o no. Pero lo que sí se sabe, es que solo el uso del tapabocas nos librará de este peligroso virus.

De algo sí estamos seguros: si la Pandemia avanza, no alcanzarán los ataúdes para la inhumación de cadáveres, como tampoco, los enterradores que gozan de licencias certificadas como tales, por EEUU, China o Rusia.

 

@OrlandoLezama

 

 

 



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Orlando Lezama

Ex miembro del Cabildo Metropolitano de Caracas

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