Literal

"Tengamos una conducta recta y dejemos al tiempo hacer prodigios"

Simón Bolívar

20 de abril de 1825

en misiva dirigida al Coronel Tomás de Heres

Por ser domingo pude haber dormido hasta tarde. Después de una noche de excesos es lógico que lo hiciera pero, producto de la abundancia con la que Dionisio (dios del vino para los griegos -alias Baco para los romanos-, no familiarizado con los tragos americanos y en particular con aquella bebida espirituosa que se destila de la penca fermentada del agave autóctono del trópico suramericano, que se produce más que todo en los territorios semiáridos de los estados Falcón y Lara, aunque Yaracuy y Portuguesa no se queden muy atrás en su destilado), escanciaba la bebida en nuestros vasos, tuve que darle posada a un muy querido amigo, de las letras y la vida mi hermano, escritor y artista plástico apreciado por todos los que le conocen, locuaz al extremo estando ebrio, y por eso acusado muchas veces de borracho, a quién luego de servirle lo último que en el fondo de la botella quedaba, dejé lo mejor que pude, en la cama que para este tipo de huéspedes -que por su estado no pueden trepar por las escaleras-, tengo reservada en la biblioteca de mí casa, confiado en que los efectos anestésicos de la pea le confinarían en ella hasta la mañana, anclados al principio de que "poeta no se levanta temprano".

Sin embargo, tratando de ser buen anfitrión madrugué como a las 8 am para hacer un buen desayuno -una pizca andina recuperativa, unas arepitas con perico, aguacate y queso blanco rayado, para ambos un buen café al lado-, y prepararle el baño a mi cuasi hermano (imposible que seamos gemelos porque además de tener padres diferentes, él es mayor, enano y más feo que yo).

Siempre pensé que ese tipo de afirmaciones que se lanzan a veces eran exageraciones retóricas, travesuras poéticas, metáforas infladas por la levadura de la imaginación, pero al entrar al cuarto de baño me encontré con que mi hermanito, mi querido amigo estaba literalmente "meando completamente fuera del perol". En su trance de hacer pis el condenado poeta no había depositado ni una gota dentro de la taza del váter, ¿pero, cómo hizo este gran carajo para orinar retrete, paredes, piso y cortina de baño sin atinarle al inodoro?, ¿problemas con una próstata ya añeja?, ¿un asunto de hipospadia o de incoordinación oftalmouretral?

Lo cierto es que luego de cumplir con las tareas planificadas -e imprevistas- de la mañana y mientras esperaba a que "el niño" volviera en sí, encendí la televisión y justo en ese momento una voz ya conocida me sobresaltó. Desde una dramática toma en primer plano que se abría hasta alcanzar un plano americano, con un pizarrón acrílico por único acompañante, se encontraba el mismísimo Vicepresidente para el área Económica y Ministro del Poder Popular para la Agricultura Productiva y Tierras, literalmente desbaratando marcador en mano, todo lo que en algún momento el desaparecido Presidente Hugo Rafael Chávez Frías nos había propuesto como salida a la dependencia económica y como reivindicación al campesinado y a la fuerza trabajadora productiva nacional, desde siempre excluidos y explotados. El creador de ese pastiche ideológico bautizado por el mismo como "Burguesía Revolucionaria" en sus malabarismos retóricos se acerca peligrosamente a lo que Maricori Machado propuso como "Capitalismo Social".

Carlos Mark incómodo en su tumba se sacudió un escalofrío. Según el propio Lenin sostenía se puede alcanzar alianzas con la burguesía "en las colonias y países atrasados" pero sin llegar a fusionarse, sin pretender emparentarse con ella, sino más bien conservando siempre claro que, en esas coaliciones se debe proteger a toda costa al movimiento proletario, más si éste apenas ha superado su faceta embrionaria.

En la distorsionada economía venezolana, esa burguesía nacional representa uno de los factores más insidiosos de desestabilización del sistema al fijar precios tres y hasta cuatro veces por encima del verdadero valor de las referidas mercancías en el mercado internacional, impactando sobre productos fundamentales para los venezolanos como lo son los carbohidratos -esencialmente el harina precocida de maíz y la de trigo todo uso-, las leguminosas especialmente granos tan arraigados en nuestra dieta como las caraotas negras, las oleaginosas -básicamente aceites vegetales de soya, girasol, maní, la infame palma africana o sus mezclas-, y las proteínas de origen animal -carne, pollo, pescado, huevos-, todo esto con las malsanas intenciones de asediar, de asfixiar, de incomodar a la población más susceptible, precisamente a ese proletariado al que Lenin recomendaba proteger, para obtener réditos políticos. ¿Podríamos entonces confiar en qué como por arte de magia en un acto de contrición, esa burguesía perversa se convirtiera en revolucionaria? Al parecer el reclamo a la calma burgués pudo más que los aires desatados del huracán revolucionario, una vez desaparecido quién en vida los motorizó.

Decepcionado me fui hasta la cocina. De paso por la biblioteca le eché un ojo a mi amigo y confirmé aunque no se movía aún respiraba. Al llegar me serví café y al asomarme a la ventana pude observar además de una hermosa panorámica de la Sierra Nevada, la inmensa cola que para colocar gasolina, literalmente rebasaba la entrada del conjunto residencial y se extendía hasta dónde la vista alcanzaba, sin que al parecer a nadie le preocupara. Una duda me llegó a la mente: ¿Para qué sirve el "Protector" de un estado?, ¿Será algo tan inútil como el centro-cama para detener los desechos de un convaleciente con sus esfínteres descontrolados?

Justo en ese momento una llamada telefónica me sacó de donde quiera que mi mente me hubiese transportado. Era la esposa de mi amigo -ella se encuentra actualmente en Caracas- que, preocupada y sabedora de las costumbres etílicas del poeta de marras, comprendió luego de intentar comunicarse a su celular unas mil veces que, seguramente andaría conmigo en "¡otra noche de parranda!", y como según ella yo soy una mala junta para su querubín bien amado, decidió llamarme para corroborar su sospecha originaria -que realmente andaba conmigo- y la indemnidad física de su "angelito". Ante la imposibilidad de despertarlo por más jamaqueo que le aplicara, nos distrajimos hablando y me contó la señora que en la capital no ocurre nada, no hay apagones eternos como por estos lados de la provincia en donde suceden tres o más diarios, cada uno de cuatro, cinco, seis horas; que no existe esta espantosa escasez de combustible, la gente no pasa más de una hora en cola para surtir de combustible su tanque, no como acá en donde esperamos hasta más de una semana para mendigando conseguir cuarenta litros luego de pernoctar a riesgo en una calle desolada y por supuesto sin vigilancia policial. Incrédula aún cuenta que hay de todo en los anaqueles, que el que no compra es porque no tiene real. Acá hay que dedicar varios días para adquirir productos que antaño eran tan comunes que a nadie se le hubiese ocurrido compran en grandes cantidades para almacenar. Que sus colegas médicos tranzan sus consultas en dólares y se mueven a discreción entre restoranes de lujo y discotecas o como se les llame ahora a los sitios nocturnos, como si para ellos nada estuviese pasando. Al parecer para Maduro y su gobierno literalmente: "¡Caracas es Caracas y lo demás es monte y culebras!".

Volví de nuevo a mi cama después de desayunar en solitario. Mi huésped aún no despertaba. Ya en la pantalla del tele no estaba Castro Soteldo, ahora se encontraba vivo otra vez, el Comandante Chávez. Repetían el Aló Presidente del 27 de junio de 2004 y en el, un saludable y fornido presidente, disertaba entre otras cosas acerca de las torturas, desapariciones y asesinatos a los que fueron sometidos durante la bautizada por él Cuarta República, los líderes campesinos, los luchadores sociales, los militantes de izquierda… los revolucionarios, sin que el gobierno de los Estados Unidos se preocupara en lo más mínimo, sin que hubiese ningún pronunciamiento por parte de algún organismo internacional, sin que se produjera ni una diminuta protesta por parte de alguna organización dedicada a la defensa de los derechos humanos. Recordaba el Presidente su "llama prendida en el alma" y como él junto con cuatro soldados apenas, por allá en lo alto de un cerro perdido en las ondulaciones del estado Anzoátegui formó lo que luego derivaría en este grande y aluvional movimiento político de masas en que se ha convertido el PSUV. Jamás pensó el Comandante Eterno que ese templo albergaría tantos mercaderes. Leyendo recitaba Chávez fragmentos del poema de Alberto Arvelo Torrealba "Florentino y el Diablo". Con voz recia y bien entonada pronunciaba el Comandante como en un recordatorio desde la tumba: "duele lo que se perdió/ cuando no se ha defendío".

Muerto su padre, la revolución huérfana al parecer ha caído en las garras de los familiares ambiciosos que, del legado del Presidente, sólo quieren apropiarse de los bienes económicos y sin detenerse a pensar llenan sus bolsillos y se largan a despotricar del proceso que usufructuaron tratando de ganar indulgencias con los poderosos para que les perdonen sus devaneos revolucionarios y les permitan conservar sus riquezas mal habidas.

Es así como vemos infinidad de personeros, antiguos funcionarios públicos, pobres de solemnidad que ahora disfrutan y se dan la gran vida fuera de nuestras fronteras, declarando en contra del proceso revolucionario. Cabe hacerse la pregunta que le lanzó el Diablo a Florentino: "Si sabe tanto de todo/ diga ¿cuál es la república/ donde el tesoro es botín/ sin dificultad ninguna?" La corrupción campea es cierto, pero haría falta un ejército de Guaicaipuros Lameda, de Rafaeles Ramírez, de Juanes José del Pino, de Carlos Rotondaros, de Eugenias Sader, de Pollos Carvajales y de quién sabe cuántos más para arruinar a Venezuela que aparenta ser "la colmena en el papayo".

Pero es mejor que no se equivoquen, ni opositores ni gobernantes, no piensen que este pueblo "es palo de blanda pulpa" de dónde "el que no carga machete/ saca la miel con las uñas". Pacíficos si, pendejos no creo que tanto. El pueblo está literalmente ávido de justicia, no sólo para el delincuente que con sus rapacerías lo atormenta, sino para con los corruptos que con sus robos, sus depredaciones y estafas lo desangra.

Dijo alguna vez el Libertador: "Lo que está más lejos de mi es el dolo y la perfidia" y con ello censuraba la felonía, la perversidad con que algunos actúan, abjuraba de fraude, la estafa y la malversación que hoy aparentan ser moneda de curso legal. Desde el empíreo les recuerda Bolívar a Nicolás y al alto gobierno que la "gloria no es mandar sino ejercitar grandes virtudes" y que entre esos nobles atributos "El honor es el mejor guía en el laberinto de las revoluciones".

El pueblo por su parte está claro, ¿Leales? ¡Sí, siempre, pero caramba "manos van para que manos vengan"!, ¿Traidores?, ¡Eso, se lo preguntamos a Ustedes!

"Tengamos una conducta recta y dejemos al tiempo hacer prodigios", dijo alguna vez el más grande de nosotros… ¡Literal!.



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Carlos Pérez Mujica


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