La poesía super wow-wow de Rosol Botelo

Dedicada, enteramente, al Pana Ñángara William Torcátiz Padre, donque quiera que more o pernocte, por esos mundos de Dios.
Otra Ciber-Crónica Cachonda garabateada por El Tal Cucho Berbín, Sobrino de Tío Lencho, El Filósofo Auto-Didacto de Saucedo.

No sé como puede definirse lo que hace La Profesora Rosol Botelo, en términos de orfebrería lírica. Todo un enigma epistemológicamente retador. Sabrá Pepe o El Doctor en Literatura: Celso Arnulfo Medina.

Si fuese narrativa, pudiese llamarlo yo, "mini-micro-relato-diminuto-chiquitito-chiquirritico". O algo así por el estilo. Y si lo dijera El Poeta William Torcátiz Padre, a quien luengo tiempo ha, no atisbo, ni columbro, si lo conceptuara El Pana William Torcátiz Padre, vuelvo y digo, lo llamaría "escritura estítica", de puro jodedor intelectual que era ... ¿Es?.

Yo hice parte de un cierto tipo de ¿Talleres? ¿Encuentros? ¿Tertulias? que hacía El "Poetariado" Monaguense en Tiempos de La Felicidad Superlativa y Cuasi-Eterna ,-según el adecaje-, de La Cuarta República. Aquella Era de Bonche Cañandongo y Guapachoso, donde no había problema de ninguna especie. Tan re-machete la vaina que no se daban, no se dieron cuenta. ¡Qué vaina tan rara ¿No?! Y te lo dice gente de probada seriedad. Yo era feliz-feliz-feliz ... y no me daba cuenta. Raro ¿No? Muy-muy raroso. Fin de digresión narrativa y vuelta a Las Tertulias Poéticas.

Se reunían los poetas, se leían los poemas, se opinaba. Muchos gustaban de criticar fuertemente a los compañeros bardos. Pero cuando les tocaba ser criticados solían ponerse coléricos, violentos y enfurruñadotes. Tal cual el Poeta Miguel Mendoza Barreto, El Aullido Lírico de Caicara, su Patria Chica.
En una oportunidad, un poema de Miguel Mendoza Barreto, El Ronroneo Poético del Mono de Caicara, fue vapuleado duro-duro. Y Miguel no se quedó con esa. ¡No, señññor!

Respondió uno a uno, -¡con envidiable memoria!-, a los poetas criticones y sus críticas. Y dejó, de último, como postre, a un poeta de apellido musiú, cuasi-impronunciable. "Salzínclesh", "Zarchúnshkles", o algo así. Poco importa la fonética, a objeto de la semántica narrativa de esta Ciber-Crónica.
Recuerdo, -¡eso sí!-, que el poeta en cuestión era alto, jipato, -¡Muy parecido en la "jipatez" al Profesor colombiano Luis Galindo, Un Perfecto Cara-Pálida con facha de amarillo apio, ese pana!- Nervioso y de ojos azules o verdes, El Poeta "Salzínclesh" o "Zarchúnshkles". Era esposo de una mujer que estaba endiabladamente buena, que dejaba estelas de miradas puyudas masculinas, y bicharracos largando baba, a su paso. Eso sí que lo tengo clarito. Muy clarito.


Volvamos al Bardo de Caicara, La Pluma Sabanera, de Mogotes Altaneros y Atalaya Enmontada de La Tierra del Mono: Miguel Mendoza Barreto.
El Poeta, de nombre "Salzínclesh" o "Zarchúnshkles", cuyo apellido se pronunciaba retorciendo la lengua e inflando los mofletes, -¡él mismo me lo enseñó!-, que conste en acta y por triplicado; el poeta, vuelvo y digo, le reclamaba a Mendoza Barreto el uso ,-¡abusivo, fastidioso, cansón, chancletudo, poco lírico y muy reiterado a juicio de él- del terminacho "des-memoria". "Desme-moria" para allá y "des-memoria" para acá. ¿Hasta cuándo "des-memoria", Miguel Mendoza Barreto, ah? -le reclamó El Sujeto del Apellido Musiú. Y gregó sin anestesie: ¿No hay más sinónimos, ah, Miguel Mendoza Barreto? ¡Contesta, con recia y audible voz, de una buena vez o callarás para siempre, Miguel Mendoza Barreto!

Miguel Mendoza, era lo que Las Abuelas llamaban "un fosforito". De allí que El Peso Pesado de La Verba Lírica de Caicara, Miguel Mendoza Barreto, ardió en cólera, se chamuscó de indignación, sintió quemantes tizones y brazas en los puños. Incomodóse, enojóse, enfurruñóse, enrojecióse y sintióse bravito ... muy-muy bravito. Púsose de pie.

Y apuntándo a "Salzínclesh" o "Zarchúnshkles", con acusador y tieso índice le espetó: -yo a éste "Güeboncito" quiero responderle. Porque éste "Güeboncito" me acusa de usar el término "des-memoria". Y éste "Güeboncito" no se ha percatado, -¡y le cuesta percatarse porque es harto lerdo y necio!- que yo casi no uso ese término "des-memoria". Y propongo, solemne y poéticamente, que reduzcamos -¡al mínimo, ya, pero qué ya!- en este grupo de Hidalgos Bardos y Bellísimas Poetizas Damiselas, -¡qué reduzcamos, sí!-, la participación de "Güeboncitos" como éste. Y si no te gustó, a tí, Güeboncito" ... ¡Ponle nombre!

Han pasado los años. Y yo no sé si soy presa de esa memoria borrosa, nubosa, imprecisa, tan propia de la vejez. O de la "des-memoria" Miguel-Mendoza-Barreteana o Barretoide.

Lo que sí recuerdo, con claridad meridiana, era la parte más divertida del ¿Taller? ¿Encuentro?: La "Mochadera de Los Versos". Algunos poetas eran muy "discursivamente diarréicos" -Torcátiz Padre dixit. Y traían al ¿Taller? ¿Encuentro? ¿Tertulias?, una suerte de morcillas largiruchas o chorizos líricos aculebrados. Versos, versos y más versos. Algunos asistentes, dormían un leve camaroncito mientras discurrían aquellos poemas llenos de meandros y alargamientos interminables.
Se criticaba los poemas con severidad. Y, luego, después de la crítica, la parte más divertida, según mi humilde opinión: se tasajeaban, quitaban, desprendían, desmembraban, "mochaban", pues muchos versos a los poemas de marras. Se le quitaba el pellejo verboso sobrante. Y el poema original quedaba chucuto, enanudo, recortado y pequeñajo. Un Cíclope-Gigante Lírico, reducido a dimensiones poéticas liliputienses.

William Torcátiz Hijo, -un güarichito poeta, a la sazón-, era particularmente cruel y sin piedad con los poemas "morcilludos", "chorizudos", "mangerudos". Y fastidiosa, tediosamente largos.
Ignoro si aplicaba una fórmula algebráica o algo matemático o de precisión semejante. Pero un poema de, -digamos ciencuenta versos-, lo reducía a cinco. Facilito. Sin piedad alguna. Sin que se le arrugase el rostro. El Williancito, Poetico Güaricho, a veces, mochaba hasta bien adentro y solo quedaba la osamenta lírica. Yo -para mis adentros, pues, los poetas suelen ser muy delicados con sus criaturas líricas-, lo llamaba "El Terrible Matarife, Des-huesador y Mochador Poético".

Rosol Botelo, era habitué inmancable de éstos ¿Talleres? ¿Encuentros? ¿Tertulias? Y fue víctima reiterada de Los Machetazos Desmenbrantres de William Torcátiz Hijo, El Poeta Güaricho. Y de allí, -teorizo, barrunto, hipotetizo ... ¡qué conste!-, debió haber pasado de un extremo poético a otro: del poema "amorcillado" o "chorizudo" al poema chiquitico. Como la marca de zapatos de bbcitos "Pocholín". Sospecho que La Poetiza Rosol Botelo, se pasó de maracas. De cilantro poético. Traspasó las fronteras de la diminutez lírica. De tal forma y a tal extremo que los poemas de Rosol Botelo están más allá, muchísimo-muchísimo más allá, del "jaikú".
¿Se podrían denominar "mini-mini-jaikús-chiquiticos-cuasi-moleculares", Doctor Celso Arnulfo Medina? He ahí un tema de Investigación Literaria realengo y sin dueño.

Rosol Botelo -Oriunda de Puerto La Cruz- ha producido muchos mini-mini-mini-poemas playeros chiquirriticos y pequeñajos del tipo:

"Vino la ola
con espuma".

O éste otro:
"Gaviota
Pende del cielo.
Graznido".

O éste último:
"Mi bikini azul
o fúcsia".
Y éste si último-ultimito:
Bote
Motor ...
¡Brrrummm!

Lo notable en la personalidad de Rosol Botelo es el despiste. Aunque a decir verdad, uno no sabe "si es o se hace". Al final de estos ¿Talleres? ¿Encuentros? ¿Tertulias? se solía consumir, mucha comida, sancochos, por ejemplo y -¡por supuesto!- licor. Usualmente vino. Porque a algunos poetas le parece un tanto "tierrúo" "jartar" caña blanca. Rosol era tan etérea, translúcida y evanescente que ni eso. La Poetiza solía llevar cambures para "auto-embutirse" cuando el hambre la "jochaba".
Y, sin ambages, sin pararle ovarios a nadie, solía acusar a los otros bardos de glotones, lambucios o tragones.

En una oportunidad yo, -que, a veces, suelo ser locuaz en demasía-, no recuerdo a propósito de que, hablé de las gazelas. Pues, Rosol Botelo, un tantillo ¡despistada!, supuse yo, aunque nunca estuve seguro de "si era o si se hacía", preguntó que eran las gazelas. No sé si las confundía con elfos, ornitorrincos, libélulas, bachacos fundillúos o hadas madrinas.

Se marchó Rosol Botelo, comiendo cambures de un mapire de hippie, que no la desamparaba. Y yo me quedé sumergido en un embravecido mar de incógnitas irresolutas: ¿De niña nunca vio Rosol Botelo una película de Tarzán de Los Monos? ¿Cómo era que La Poetiza Rosol, que gustaba de deglutir muchísimos cambures, como único condumio, cambur que es comida de monos, monos que son de África, no supiese de Tarzán de Los Monos y Las Gazelas omnipresentes en toda película de Tarzán que se respete?

Nadie pudo sacarme de las dudas cartesianas que me "insomniaban". Llegué a soñar con Rosol Botelo cabalgando gazelas, haciendo cabriolas, corcoveos vigorosos y brinqueteos en El Serengueti, en El Corazón de El África Ardiente.
En medio de los sueños -¡Mejor dicho: pesadillas serenguéticas!- Rosol Botelo, desde el aire del salto, ingrávida, con la greñera alocada al viento, cabalgando una, -¡y a veces dos o tres gazelas juntas!-, me gritaba y se mofaba: -¡Cucho, rolo 'e pendejo, Bocabierta! ¿Quién te dijo que YO no sabía lo que era una gazela, ah, ah, ah? Y después reía con risa escalofriante que parecía de hiena mezclada con los balidos de mil gazelas.

Me daban sofoquillos y tocoqueras al filo de la madrugada.
Estuve a punto de hacerme una consulta con La Bruja de Cumanacoa, Alta Pana de El Doctor Peñalver.
Después las pesadillas del Serengueti y las cabalgatas africanas de Rosol Botelo fueron desapareciendo de a poquito.
Y se esfumaron -¡por completo!- cuando me enteré que Rosol Botelo era tremenda ADECA empedernida y se había hecho nombrar Secretaria de Actas, Correspondencias, Cultura, Perifollos y Regorgayas Afines de UDO-7O. UDO-7O, un grupete supuestamente académico, es la fachada de Los ADECOS profesores de La UDO. Mismos a los que les da pena aparecer en público como ADECOS.

Era una engañifa. Rosol Botelo, -¡ahora sí que estaba segurísimo yo!- NO solo sabía que eran las gazelas, sino que tenía muy claro quienes eran Los Caimanes del Mismo Pozo BLANCO. Los Zorros Barcinos Jaletis de Guillermo Call, El Gran Totem Adeco de Monagas. Que el cambur verde de monte adentro (copeyano) manchaba. Y hasta ¡incluso!: por donde le entraba el agua al coco.

Compartí cubículo un corto lapso con La Poetiza Rosol Botelo. Hace mucho-mucho tiempo que no la veo. Ignoro si un peluchito la mordió. Si un carrito de los de helados "Tío Rico" la atropelló. O si, de tan ¡cándida! que es ella, se la llevaron, arrastradita, unas hormiguitas a El País de Nunca Jamás. Mismo donde habita La MUD hoy día. Donde dormita, -¡también!- cual Rip Van Winkle Vernáculo, El Sin Par Aveledo, en Su Celebérrimo Chinchorro de Moriche.

Si alguien sabe de la vida de La ADEQUITA Rosol Botelo, que me informe a mi e-mail.

De todos estos poetas, el único que NO se ha metido a ADECO es William Torcátiz Padre. Hoy, casi-casi todos estos poetas se han metido a ADECOS. Vieron La BLANCA LUZ. Y son, claro está ... -¡Jajaja!- MUY felices.

Del Bardo Miguel Mendoza Barreto, El Berrido del Verso Libre de Caicara, "Solo sé que no sé nada". Pareciera que, la "des-memoria" nos está consumiendo tanto a él como a mí.
¡Qué San Nepomuceno de Guanajuato NOS agarre confesa'os, Queridos Ciber-Lectores!



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Cruz Berbín Salazar


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