El odio que ha venido sintiendo en contra de Venezuela el ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, conocido en el mundo del narcotráfico, como "El Dr. Varito", tal como lo llamaba cariñosamente el capo número uno de la droga en Colombia, Pablo Escobar Gaviria, no es un asunto de mera retórica política, sino que se trata de un consumado interés para fortalecer no solo el mundo del narcotráfico, sino también los beneficios comerciales de la hermana república, cuyos gobiernos vienen actuando con odio y saña, como les enseñó Francisco de Paula Santander, en contra del suelo de la patria que vio nacer precisamente al hombre más virtuoso de toda América que les dio la libertad, como lo fue Simón Bolívar.

Uribe, desde sus inicios de formación, siempre ha sentido odio y animadversión hacia los venezolanos, diríamos que constantemente ha sentido envidia de las bondades y de las riquezas que la naturaleza propia le ha concedido al suelo patrio, pero más allá de eso ha visto en nuestra gloriosa Fuerza Armada Nacional a un claro enemigo por el solo hecho que no se ha inmiscuido en los asuntos internos de Colombia, para contrarrestar o atacar a la guerrilla, con la que mantiene un conflicto armado desde hace más de 50 años.

Recuérdese que el padre de Uribe, Alberto Uribe Sierra, plenamente comprometido con los grupos de la droga, (Clan Ochoa) fue asesinado el 14 de junio de 1983, por una célula guerrillera de la FARC, mientras se encontraba en su hacienda "Guacharacos", ubicada en el municipio San Roque, en el departamento de Antioquía.

Esto demuestra, que a partir de ese momento surgió un odio encarnecido de Uribe hacia los grupos insurgente, pero más allá de eso el hoy ex – presidente neogranadino esperaba vengar, con apoyo de las tropas venezolanas, la muerte de su padre.

En aquella época, ya Álvaro Uribe, el consentido del capo Pablo Escobar Gaviria, como se ve inclusive departiendo en una fotografía conocida por todo el mundo, regentaba la Dirección de Aeronáutica Civil, mediante la cual logró otorgar permisos a varias aeronaves, propiedad de reconocidos narcotraficantes de Colombia.

¿Qué le interesa a Uribe en concreto de Venezuela?

Es claro que hay muchas razones que motivan al mundo que rodea a Uribe, para sacarle provecho a nuestro país.

No es un secreto para nadie que Colombia no tiene acceso directo al mar Caribe, por ello hizo un ensayo, en el gobierno del presidente venezolano Jaime Lusinchi, el 9 de agosto de 1987, con la "Corbeta Caldas", al incursionar de manera provocativa en aguas del golfo de Venezuela, con la idea clara de promover un conflicto que pudiera generarle al país granadino reconocidos dividendos.

Desde luego, esta temeraria incursión fue abortada de inmediato por nuestras tropas, que estaban dispuestas, si era necesario, llegar a un conflicto armado, por la clara violación de las aguas de nuestro territorio.

Esa idea de lograr tener acceso al mar Caribe prevalece intacta en el ex-presidente Uribe. Eso le permitiría a Colombia una ruta de escape para trasladar sus productos de manera más rápida y eficiente a Europa, pero al mismo tiempo le serviría para hacer llegar más cantidades de droga, en igualdad de condiciones, a EE.UU y al viejo Continente, en un tiempo relativamente perentorio.

La promoción que se hace desde Colombia para que el Zulia se revele del resto de Venezuela es una clara demostración del interés que mantiene ese país para ponerle la mano a suelo venezolano.

Ganaría además, y esto es un filón de oro, grandes yacimientos de petróleo en el propio territorio zuliano. Es decir, con una invasión que se produjera en contra de Venezuela, apoyada por el imperio, el país granadino garantizaría el futuro y el suministro de combustibles para esa nación, de llegar a ser victorioso.

Es claro y evidente que Uribe se las trae. No obstante le incomoda y lo frustra, que Venezuela venga desmontando los falsos positivos que a diario se planifican en los laboratorios colombianos con apoyo del imperio en contra de nuestra nación.

Igual le desagrada y le disgusta a Uribe que se diga que el tratado de paz que se firmó con las FARC fue una clara pantomima, que le valió al otro falso ex-presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, el Premio Nobel de la Paz, por demás claramente inmerecido.

No está de más recordar que Uribe ha sido el promotor número uno para que el acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla se rompa, claro está porque eso le permitiría, como agente de EE.UU, seguir con las negociaciones para vender y adquirir cuantiosas armas.

Uribe, quien además dirige a los llamados "paracos", que se encargan de extorsionar a los empresarios de Colombia, e inclusive a los venezolanos ubicados en el eje fronterizo, en su más reciente declaración insiste en la necesidad de promover una coalición de países para invadir a Venezuela, claro está que no tiene suficientes "cojones", como le gritó en su oportunidad el comandante eterno, Hugo Chávez Frías, cuando se atrevió a decir que no le había alcanzado el tiempo en su mandato para invadir a nuestra patria.

Venezuela, ante las arremetidas constantes, perversas y sin razón, que hace Uribe en contra de nuestra nación y del presidente Nicolás Maduro, se mantiene sin embargo, pero alerta, apegada a sus principios de hermandad, de solidaridad, de paz, de diálogo y de entendimiento con el pueblo colombiano, que sigue siendo víctima de las políticas perversas que impone en su contra la oligarquía de ese país, con la mirada complaciente del imperio norteamericano.

Los buenos hijos de Colombia, sus militares reflexivos y con "cuatro dedos de frente", estimamos y esperamos que sea así, jamás van a permitir que desde suelo liberado por Bolívar se arremeta en contra su propia nación, que aun eleva, para incomodidad del imperio y de los países lacayos que le hacen el juego, el estandarte de la libertad y la justicia en toda América Latina.