Hasta las moscas se pararon…

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Casi se para la Tierra, obedeciendo al llamado de "paro total" de Andrés Velázquez, nuevo jefe de la oposición radical. Fue él quien habló y le pidió al pueblo, en general, incluyendo a los empresarios y comerciantes, que se pararan para darle un "parado" al autobusero usurpador de la silla de Miraflores. ¡Contundente llamado! Las moscas decidieron apoyar la orden del dirigente, de la poca oposición que existe en el país, y se quedaron por 24 horas petrificadas sobre los basureros. Ninguna se movió. Pasaron el hambre hereje, pero fueron fiel al llamado a paro general, con el objetivo de tumbar a Maduro, y echarlo al río Orinoco en un bote de metro y medio, sin remos.

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Todos, toditos los venezolanos y venezolanas, sin excepción (incluyendo a los chavistas), ni siquiera se pararon de la cama en la mañana del día martes, día de gloria para Andrés Velázquez y su combo. Allí se quedaron tendidos, boca arriba, esperando la noticia de que el chófer de Metrobús estaba surcando los cielos, en uno bicho de esos de Conviasa, rumbo a Cuba. Debo decir que los chavistas se asustaron. Un día antes, con lo poco que tenían en el bolsillo, se lanzaron sobre los supermercados para comprar todo, todito, al precio que fuera, dado que las cajas de CLAP venían en camino, y con el paro no pudieron pasar de Tazón, para referirme a los caraqueños. Los del interiorizo estuvieron más jodidos. Ni cambur, ni aguacate, ni casabe, ni un carajo. Los condenados empresarios y comerciantes habían bajado la "santa maría", un día antes de la fecha fijada por el nuevo jefe de la derecha radical.

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Andrés Velásquez, que tenía el traje listo para ser juramentado como nuevo presidente, brincaba, como un loco de tanto regocijo. Por fin, estaba tan cerca de la silla que un día le había robado Rafael Caldera. Mientras tanto, Ramos Allup, se moría de la arrechera, junto a su mujer (virtual primera dama, en un pasado cercano), porque se había dejado quitar la batuta de manera inesperadamente por el guayanés, quien ya tenía la lista de quienes serían sus ministros, y los presidentes de las empresas de Guayana. ¡Carajo!, era un sueño. Andrés Velásquez estaba soñando y cuando se despertó, cogió tremenda arrechera.

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Así están las cosas en la oposición. Nadie manda y nadie obedece. Hay muchos "generales" sin tropa. Y mientras tanto, el maloso de Maduro sigue haciendo de las suyas. Nadie lo para. Parece un miura cuando salta al ruedo. Y quien se le atraviese, con malas intenciones, se lo lleva en los cachos. Pienso que aquí, en mi país, esos vende patrias y traidores no tendrán cabida. Tanto es así que sus propios seguidores les están sacando el cuerpo, y se están pasando, a la calladita, para la revolución. ¡Vénganse que aquí cabemos todos!

 



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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