Nicolás Maduro: ¿Responsable y/o Culpable? (I)

"La responsabilidad es mía"

Nicolás Maduro

"….….échame a mí la culpa de lo que pase"

Javier Solis

"el cacique ya está medio loco

gan gan dice que lo hizo gan gon

gan gon dice quien lo hizo fue el otro "

Gan Gan y Gan Gon

I. Algunas premisas

El término "responsabilidad" (del latín respondere, responder) es de origen relativamente reciente. El adjetivo castellano "responsable" es más antiguo que el sustantivo abstracto "responsabilidad", pero en cualquier caso ambos son posteriores a 1700. El Breve diccionario etimológico de la lengua castellana de Joaquín Corominas data la primera aparición documentada de responsable en 1787, y adjudica el sustantivo responsabilidad al siglo XIX. El nombre abstracto, particularmente, no adquiere importancia hasta muy recientemente: responsibility apareció en inglés en 1787, y en francés 11 años más tarde . Sus connotaciones en inglés (responsibility) y en francés (responsabilité) son, en realidad, contemporáneas de la Revolución Industrial y han ejercido una fuerte influencia en el castellano.

El ser responsable es la modalidad de la existencia que más caracteriza al ser humano en su dignidad más profunda, y que lo convierte en más fiel a sí mismo, también según lo que está llamado a ser. Si examinamos la etimología del término, conseguimos captar mejor esta dimensión del ser: responsabilidad deriva de re-spicere, es decir, observar, estar en presencia de..., y de habilitas, es decir, capacidad de responder a los desafíos en situaciones diversas.

 

Nos encontramos ante un significado del término que pone el acento sobre la "respuesta". Habitualmente, la acepción más común, así como la filosófica y jurídica, subrayan la responsabilidad del yo frente a sí mismo, de sus opciones y de las consecuencias que se derivan de ellas, pero en sentido bíblico y cristiano no existe sólo una responsabilidad "de identidad", es decir, que se realice en el espacio del yo, sino una responsabilidad radical que se coloca fuera de la esfera del yo, en cuanto «respuesta» a alguien o a algo que va más allá, respuesta que implica siempre una confrontación con la alteridad.

Escribe Martin Buber:

"Responsabilidad presupone un ser primario que me dirige la palabra desde una razón independiente respecto de mi persona y al cual yo debo responder. El me pide algo que me ha encomendado y que me corresponde custodiar. El me dirige confiadamente la palabra y yo puedo responderle con fidelidad o bien negarle la respuesta en mi infidelidad; yo, que había decaído en la infidelidad, puedo también liberarme con una respuesta fiel. Esta es la responsabilidad: dar cuenta de algo que me ha confiado un ser que tiene depositada su confianza en mí, de modo que salgan a la luz la fidelidad y la infidelidad, pero no ambas con el mismo derecho, porque ahora la fidelidad, apenas renacida, puede vencer a la infidelidad".

Este modo de entender la responsabilidad evidentemente se fundamenta en el presupuesto de la libertad. "El hombre libre es un hombre al que el mundo interroga y que responde al mundo: es el hombre responsable".( Mounier)

Desde esta perspectiva, que opera un auténtico vuelco de la lógica de la modernidad, es interesante la posición de Viktor Frankl, el cual afirma lo siguiente:

"El hombre no tiene nada que pedir: es más bien él mismo el que es interrogado, el que debe responder a la vida, de la cual es responsable. Y las respuestas del hombre no pueden ser más que respuestas concretas y preguntas concretas; se fundan siempre sobre la responsabilidad en conexión al existir, ya que, precisamente, sólo existiendo es como el hombre puede responder a la llamada . En efecto, vivir no significa otra cosa que tener la responsabilidad de responder exactamente a los problemas vitales, de llevar a cabo las tareas que la vida nos plantea a cada uno de nosotros, de hacer frente a las exigencias del momento" .

E interrogándose, explícitamente, sobre la responsabilidad, responde:

"¿Qué es, por tanto, la responsabilidad humana? Es aquello hacia lo cual somos "atraídos" y de lo cual se nos "sustrae". Por lo demás, la misma palabra (...) alude al hecho de que en el hombre existen fuerzas contrarias que pretenden distraerlo, arrebatarle la responsabilidad que le es propia. En la responsabilidad existe verdaderamente algo de "abisal", de "fundamental". Y cuanto más tiempo y más profundamente reflexionamos sobre ello, y cuanto más nos esforzamos por captar qué es la responsabilidad humana, tanto más nos damos cuenta de que ella es al mismo tiempo algo terrible y maravilloso. Terrible: el saber que en cada instante tengo la responsabilidad del momento futuro, que cada decisión, ya sea la más importante como la más banal, es una decisión "para toda la eternidad", que en cada instante realizo una posibilidad y no otra. En efecto, cada instante encierra en sí miles de posibilidades, pero yo no puedo elegir más que una de ellas si quiero llevarla a efecto, mientras condeno a todas las otras, y también a ellas "por toda la eternidad". Maravilloso: el saber que el futuro y, con él, aquellas cosas y personas que me rodean, es en un cierto sentido dependiente de mi decisión de cada momento, aunque sea en proporción mínima. Lo que realizo y hago mediante mi decisión lo salvo en la realidad y lo conservo para siempre".

Frente a los interrogantes que plantea la vida, no siempre se consigue dar con las respuestas. La complejidad de la existencia y lo que de misterioso encierra no dejan entrever con evidencia las alternativas entre las cuales elegir. En ese caso, el peso de la responsabilidad, si por una parte entusiasma al hombre al hacerle artífice de su propio futuro, por otra lo pone, a veces, en situación de conflicto cuando la búsqueda pueda resultar angustiosa.

Esto sucede sobre todo cuando nos encontramos frente a la necesidad de deber decidir qué orientación dar a la propia vida. Si vivir es responder, ¿cuál es, entonces, el sentido y la finalidad de la vida? Decidirse por un objetivo o por un proyecto comporta decir «no» a otros proyectos y, por lo tanto, aceptar las consecuencias y los riesgos que comporta el «sí» al proyecto elegido. Por consiguiente, se trata de un acto de responsabilidad para el que es necesario preparar a los jóvenes. Esto implica un camino de crecimiento en la libertad, incluso cuando nos vemos «forzados» a elegir, porque no es posible no elegir. Si no somos nosotros los que elegimos serán otros los que elijan por nosotros. Por lo demás, no hay elección que sea completamente irreversible; sin embargo, incluso si debiésemos cambiar, ya no seremos lo mismo que antes fuimos. Y ello debido a la capacidad de plasmación que tiene el poder estructurante del proyecto de vida: nosotros nos hacemos aquello que elegimos.

La responsabilidad frente a las propias elecciones exige la maduración de la capacidad de dejar el campo libre a los posibles caminos o direcciones que se puedan emprender, pero al mismo tiempo implica el no dejar todo "en suspenso", o el vivir "a prueba", explorando todas las posibilidades sin llegar jamás a comprometernos con ninguna de ellas.

  • Responsabilidad es también sinónimo de equilibrio y de sano realismo, que permite distinguir entre bien y mal, entre verdad y mentira, y de ver con suficiente claridad aquello que debe hacerse y aquello que, en cambio, debe evitarse. La responsabilidad es una particular forma de atención que el hombre reserva al futuro hacia algo que debe suceder y a lo que se nos prepara con la propia aportación personal. La responsabilidad, en su dimensión de relación, significa también atención a los otros, a las cosas, al mundo que nos rodea, a la multiforme realidad en la que somos llamados a operar, de la mejor manera posible.

  • Decimos, por lo pronto, que alguien es responsable cuando está obligado a responder de sus propios actos; cuando desde otra instancia se le pueden exigir responsabilidades, sancionando eventualmente su conducta. El concepto es originario de la vida jurídica, de donde ha pasado al ámbito político y moral. El surgimiento del concepto moderno de responsabilidad es indisociable de la expansión de los procedimientos políticos democráticos y la construcción del estado de Derecho: todo aquel que tenga poder debe responder de su uso de éste. En el moderno estado social de Derecho, la responsabilidad (en el uso del poder político) se convierte en un principio estructural, concretado a través de principios como el de soberanía popular y de división de poderes y de los mecanismos jurídico -políticos correspondientes.

II. Alguien es responsable de algo

Si analizamos la proposición "alguien es responsable de algo", lo primero que hay que decir es que este alguien o agente que tiene la responsabilidad de algo sólo puede ser una persona; si, por ejemplo, un gato cruza la calle justo delante de un metrobús y el conductor frena en seco de manera que se produce un accidente en cadena, el responsable de tal suceso es el conductor, no el gato, a pesar de que éste sea la causa del accidente. Al gato no se le atribuye la comprensión de la situación ni la capacidad de juzgar el significado de su conducta. Para que sea responsable, el agente tiene que ser consciente de lo que hace, es decir, saber lo que hace, tener la capacidad de interpretar o comprender la situación o escenario en el que se produce o deja de producir su acción; también poseer la capacidad de tomar la decisión de ejecutar o no la acción y, por último, la capacidad de controlar el inicio de la acción o el cese de la misma, si así quiere. Cuando se cumplen todos estos requisitos, podemos decir que una persona es responsable de algo.

El nivel de mayor o menor responsabilidad del agente depende de la fuerza o debilidad con la que cada uno de los requisitos anteriores se presenta. Se puede ser más o menos consciente de lo que se hace, así como tener una comprensión mayor o menor del perjuicio que se puede producir a los otros. Igualmente alguien puede tomar la decisión de hacer algo después de una profunda deliberación o, por el contrario, tomar la decisión con cierta precipitación. A veces, el dominio del inicio o cese de la acción está bajo el control del agente mientras que, otras veces, tal control es muy limitado como sucede cuando queremos dejar de fumar. Por tanto, entre la plena responsabilidad y la falta de responsabilidad hay una variabilidad de niveles que corresponde a las diversas maneras en las que se puede decir que una decisión o acción es un acto propio de la persona.

El agente es responsable de una acción y de sus consecuencias. La acción de la que ha de responder el agente no tiene que ser siempre una acción simple, como golpear a otra persona. A veces, la acción constituye un proceso complejo, compuesto de varios pasos diferentes, y abarca un largo espacio de tiempo; así, por ejemplo, la estafa a la Hacienda pública que el defraudador, después de planificada, va ejecutando durante varios años mediante apuntes contables falsos. Además, para que alguien sea responsable de algo, la acción y sus consecuencias tienen que ser portadoras de un perjuicio o beneficio para alguien o algo. Así, por ejemplo, no decimos que alguien es responsable de pasear por la mañana tomando el sol y, sin embargo, sí decimos que alguien es responsable cuando pasea tomando el sol en horario de trabajo y no atiende a quienes debiera hacerlo por razón de la profesión que ejerce.

En conclusión, la responsabilidad de una persona sobres algo implica la conciencia .de la acción, la libertad y el control sobre la misma y la evaluación de tal acción como portadora de beneficios o perjuicios. Se dice que una persona es responsable cuando la acción es acometida y realizada de modo consciente, con intención de promover o aniquilar un valor y con voluntariedad, aunque cualquiera de estos requisitos se tendrán en mayor o menor grado. Y no existe ninguna responsabilidad cuando la conducta de la persona se produce de manera totalmente forzada y sin la menor huella de consentimiento o cuando se produce con absoluta falta de conciencia o está ausente la comprensión de su valor.

III. Alguien es hecho responsable

Las consecuencias de las acciones u omisiones que realiza una persona repercuten en los demás puesto que las personas están necesariamente ligadas a la naturaleza que hace posible la vida a las otras personas, a la comunidad en la que viven o a la humanidad a la que pertenecen.

La responsabilidad tiene una característica de enorme interés: la referencia a los otros. El Diccionario de la Real Academia Española da dos acepciones de responsabilidad:

"1. Deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otro, a consecuencia de delito, de una culpa o de otra causa legal.

2. Cargo u obligación moral que resulta para uno del posible yerro en cosa o asunto determinado". Ambas acepciones, recogidas por el derecho y la moral, destacan el significado de responsabilidad referido a la existencia de un acto u omisión cometido por una persona, con consecuencias nocivas para otra u otras personas.

Desde el planteamiento anterior, la responsabilidad de alguien significa, primero, que es "culpable" de la realización de un estado de cosas de valor negativo y de la ejecución de una acción con consecuencias negativas o nocivas, por lo que el agente carga con un demérito por su delito. Segundo, el agente tiene la obligación de eliminar los daños ocasionados a los demás y ofrecer una indemnización, así como borrar el delito con el acto del arrepentimiento. Y tercero, el agente tiene que cumplir tal obligación. Si no la cumple, se carga con una nueva culpa.

Cuando el agente realiza un estado de cosas de valor positivo y ejecuta así un acto "bueno", adquiere un mérito. En tal caso, tiene derecho al reconocimiento. Si esto no sucede, se produce una injusticia, de la que son responsables quienes debieran reconocerlo.

Como se deduce de lo anterior, la afirmación "alguien es hecho responsable de algo" carece de sentido sin referencia al valor de la justicia que o bien tiene la función de restaurar, en la medida de lo posible, el orden justo que se ha destruido por la acción injusta o bien dar al «otro» lo que le es debido por su dignidad de persona o por su contribución al bien de la comunidad. Así se han entendido, en la cultura occidental, las diversas acepciones de la justicia. La justicia correctiva tiene la función de restaurar, en la medida de lo posible, el orden justo que se ha destruido por el acto o actos injustos. La justicia distributiva se satisface cuando cada persona recibe en proporción a su contribución al bien de la comunidad. La responsabilidad no se puede reducir a un asunto personal como intentan quienes afirman "soy responsable sólo ante mi conciencia".

IV. Alguien asume la responsabilidad de algo

Esto significa que la persona carga con su deber. En el caso de que haya perjudicado a otro en algo, le reconoce el derecho a la reparación y comienza a dar los pasos para la indemnización por los perjuicios que le ha ocasionado. La persona responsable de una acción tiene que asumir la responsabilidad de ésta. Si lo hace y cumple con las exigencias que tal responsabilidad comporta, el agente descarga su culpa.

Hay otro sentido de asumir la responsabilidad: cuando alguien defiende un valor que es discutido por los demás o a una persona que no es suficientemente escuchada o respetada o a la naturaleza que es amenazada de destrucción. La asunción de la responsabilidad toma, entonces, la forma de un responder de ese valor o de la persona o de la naturaleza. La responsabilidad, en estos casos, no está referida a la cuenta que hay que pagar por algo que se ha hecho, sino a lo que se está dispuesto a hacer porque así lo pide la realización de un valor como, por ejemplo, la dignidad de la persona o la conservación de la naturaleza.



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Luis Antonio Azócar Bates

Matemático y filósofo

 medida713@gmail.com

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