Promotores de la revolución

Uno de los problemas que viene confrontando la revolución Bolivariana se ha definido como la falta de “cuadros” revolucionarios, que ejerzan funciones públicas de distintos tipos, con criterios alineados con los principios de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, los planes de la Nación y las directrices del presidente Chávez. A medida que se reemplazan funcionarios provenientes de las filas del puntofijismo, se observa que su gestión no difiere mayor cosa de lo que se acostumbraba.

Esta es la razón de que el cooperativismo, los núcleos de desarrollo endógeno, los fundos zamoranos, las empresas de producción social, las Misiones y demás iniciativas del gobierno revolucionario no den los resultados esperados, ni se avance al ritmo necesario, en la sustitución del capitalismo, la derrota del neoliberalismo y, por lo tanto, en la construcción del socialismo del siglo XXI.

Lo que llama la atención en este diagnóstico es que los nuevos funcionarios, en buena parte, provienen o han sido postulados por los partidos aliados de la Revolución Bolivariana. Esto quiere decir que dichos partidos no tienen criterios apropiados para la selección y carecen de militantes con la formación y las competencias requeridas para impulsar, desde el Estado, las transformaciones revolucionarias.

Este problema ya ocurrió en otros procesos revolucionarios. La Unión Soviética, ante la crisis económica de sus primeros años, se vio obligada a recurrir a los antiguos funcionarios y técnicos, para operar las industrias expropiadas y las explotaciones agrícolas. Debió llamar a los funcionarios y gerentes del régimen derrocado y ofrecerles condiciones privilegiadas, para superar las dificultades.

Estos tecnoburócratas terminaron afiliándose al Partido Comunista, que era un partido proletario, y dominándolo, lo cual fue un factor determinante en el desenlace posterior de desintegración de la Unión Soviética y reconstitución del capitalismo.

Algo parecido puede ocurrir en nuestro país, puesto que los tecnoburócratas promovidos a funciones públicas, por los partidos supuestamente revolucionarios, ya deben haber descubierto que lo único que les falta para mantener sus privilegios es disfrazarse de rojo y torpedear, desde adentro, la iniciativa revolucionaria del presidente Chávez y los anhelos de transformación del pueblo venezolano. Este es un problema crucial de la Revolución Bolivariana.



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Luis Vargas


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