Para reflexionar…

En esta nueva entrega haremos un esbozo, muy sucinto, por demás, de lo que hemos podido percibir en estos 18 años de revolución. Como un mortal más de este país reconocemos que hemos sido uno de los primeros en apoyar el proyecto revolucionario del comandante Hugo Chávez, más aún cuando desde muy joven nos identificamos con la izquierda y la necesidad de buscar un cambio.

En el Zulia, mientras trabajamos por más de 15 años en la Gobernación, por hechos casuísticos, primero como oficinista y luego como periodista, pudimos notar que el gobernador Oswaldo Álvarez Paz, de Copei fue el único en ese tiempo que planteó la necesidad de un cambio que a todas luces quería el pueblo, de allí que si mal no recordamos fue el primero en trazar la idea de la Constituyente.

Años después, estando ya radicado en Yaracuy, ejerciendo el periodismo, tuvimos el honor de entrevistar al comandante Hugo Chávez Frías en el Diario Yaracuy al Día, cuando en ese tiempo la mayoría de los Medios de Comunicación Social le cerraban las puertas por temor a sus ideas. De verdad que ese día fustigamos al Comandante, pues no entendíamos ese mensaje suyo que alertaba que una vez que fuera electo presidente de inmediato disolvería al viejo Congreso Nacional, como así lo planteaba. Todo se aclaró una vez que explicó, con sobrados detalles, que también renunciaría a la presidencia para luego relegitimarse y convocar la Constituyente. Lo demás es historia conocida por todos los venezolanos. Una vez electo Chávez -por una amplia mayoría- llegamos a pensar de inmediato que vendrían cambios radicales. Uno de ellos era en contra de la corrupción. Según lo que hablaba y planteaba el Comandante llegué a creer que a los corruptos y bandidos de la 4ta república les había llegado la hora, que iban a ser juzgados y sentenciados por el propio pueblo en las plazas públicas, sobre todos aquellos gobernadores y ministros que llegaron limpios a los cargos y a la vuelta de pocos años estaban ricos y sobrados de bienes y fortunas, pero nada de eso ocurrió. En ese momento nos dimos cuenta que algo malo había arrancado junto con la revolución y por el contrario al poco tiempo se notaba el desbarajuste y la repartición.

El ejemplo más claro fue la entrega de las tierras supuestamente al pueblo productivo. Fincas y haciendas que estaban verdaderamente en producción, fueron desmanteladas, lo peor es que no se tomaron las medidas para castigar a quienes recibieron todo el apoyo del Estado y no cumplieron. Igual pasó con la expropiación de muchas empresas que se fueron de inmediato a la quiebra. Incluso, algunos de los responsables de este desbarajuste loco y pervertido se mantienen aún en el gobierno, rotando como ministros.

Lo que más nos aterró del gobierno del comandante Chávez, en un principio, fue el haberle entregado a los militares el poder administrativo del país. Algo nos decía muy adentro que ese no era el camino ideal. Si bien hay muchos militares honrados y preparados académicamente para asumir variados cargos, no sé por qué la mayoría se han dejado ver "las costuras de las medias" y eso desde luego se ha convertido en parte del desangramiento económico del país.

Si bien la Unión Cívico Militar fue un paso, a nuestro entender, acertado y estratégico, la incorporación de militares en casi en todos los puestos de importancia por el contrario ha sido un fracaso.

El presidente Chávez, quizás contrario a sus ideas, permitió de entrada que el Plan Bolívar 2000 fuese la "beta de oro" de los militares. Allí comenzó de frente la corrupción en su gobierno. Lo peor es que esa "arruga" la viene arrastrando el también gobierno del presidente Nicolás Maduro. Es decir, sin bien es cierto que hay toda una guerra económica inducida desde el imperio para asfixiar al país y con ello buscar la caída de la revolución, no es menos cierto que el desfalco financiero, por hechos de corrupción continua, y ha llevado a acrecentar la crisis que el país sufre actualmente, aunado a la caída de los precios del petróleo.

No la tenemos tomada o agarrada con la institución armada, incluso pienso que la mayoría de sus integrantes han sido fieles al proyecto bolivariano, pero….pero… muchos de sus integrantes se han aprovechado de la confianza del gobierno. Es innegable que los militares tiene metidas las manos en casi todo en el país: se nos asegura que controlan los cupos, la distribución y la reventa de la harina Pan.

Lo mismo pasa con la azúcar, la cabilla, el cemento, los cauchos y en la frontera permiten descaradamente el contrabando no solo de gasolina y dinero en efectivo hacia Colombia, sino también la fuga de alimentos, ganado en pie y artículos de primera necesidad y uso personal que escasean en el país.

Un amigo muy cercano a la revolución, que incluso participó en la asonada del 4F, nos decía que la cosa no está nada bien, muy a su pesar asegura que huele temporales de saqueos y protestas a lo más parecido a un estadillo social.

Coincidimos con él que si esto continúa como va a más tardar a finales de enero o principio de febrero algo debe estar pasando. No queremos ser "pájaros de mal agüero" ni mucho menos incitar a una revuelta social que tiña de sangre nuevamente al país, como ocurrió con "El Caracazo", pero la verdad incuestionable es que a la inmensa mayoría de los venezolanos nos falta ya el oxigeno para poder respirar.

Entre los hechos insólitos que ocurren en el país, y no se hace nada para resolverlos, por nombrar un ejemplo, está el irrespeto al estado de derecho. No es posible que gobernadores "chavistas" actuando como verdaderos "reyezuelos" o "tiranos" no acaten las disposiciones finales del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), es decir, se han declarado en desacato, al igual como lo he hecho la propia Asamblea Nacional (AN).

Las sentencias firmes de reincorporación ordenadas por el TSJ a los organismos públicos no se acatan, como ocurre en la gobernación del Zulia. Igualmente este desacato lo copian las Consejos Legislativos regionales y las propias alcaldías, incluyendo algunos ministerios, mientras nada pasa.

Lo peor es que los propios jueces de los tribunales ordinarios se prestan al juego para que esto ocurra. Es decir vamos de mal a peor. La Asamblea Nacional Constituyente (ANC) por igual sabe de estos hechos pero tampoco hace nada al respecto, al menos hasta ahora.

Del presidente Nicolás Maduro podemos decir que ha sido valiente y fiel a las ideas del comandante Chávez. Incluso estimamos que he tenido que sortear, con inteligencia y paciencia, el derecho que le asiste de mantenerse en el cargo, pero igualmente no está carente a la crítica. A última hora vemos que ha venido "apretando las tuercas" contra la corrupción pero lo que se dice es que esas acciones solo están dirigidas en contra de los propios chavistas que pudieran oponerse a su reelección.

Los entendidos aseguran que las nuevas medidas que tratan de castigar a los enemigos del erario público se deben única y exclusivamente a las presiones ejercidas por Rusia y China que desean estabilidad y garantías para sus empresas. De no ser así "nanay nanay" de nuevos créditos.

Lo que sí es evidente es que ya hay una división interna en el chavismo. Hay quienes aseguran que comenzó la poda que irá también por la cabeza de Diosdado Cabello, el aspirante más claro por la revolución a sustituir a Maduro.

Errores se han cometido y muchos. Siempre hemos dicho que el país llegó hasta donde ha llegado porque el gobierno ha sido permisivo. Nunca tuvo el "guáramo", en el caso de la oposición, de ponerla en su sitio. Muchas muertes pudieron haberse evitado, pero no hubo la acciones ejemplarizante para evitarlas. Que distinto hubiese sido si estuviesen mandando los adecos. ¿Por qué no se hizo o no se ha hecho?, vaya usted a saberlo. Hay quienes aseguran que por temor al imperio.

Cierro esta entrega recordando que el sueldo mínimo que opera actualmente para todos los trabajadores del país solo alcanza para comprar un cartón de huevos y a duras penas, cundo se pueda, unas bolsas de pan. No me atrevo hablar de las medicinas, pues además de que no se consiguen sus costos no pueden matar de un infarto, como de hecho está ocurriendo por falta de los hipertensivos.

A propósito, seguimos sin gas y sin agua, para rematar y no hay a quien echarle la culpa. Las ciudades están sucias y los servicios públicos a medio andar. La paciencia se agota, mientras el país esperanzado sigue acudiendo a todo proceso electoral que se convoca, por muy "chucuto" que este sea, "sin que le vea el queso a la tostada".

El autor es: Periodista

italourdaneta@gmail.com



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Ítalo Urdaneta

Periodista, historiador y profesor universitario

 italourdaneta@gmail.com

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