¿Es revolucionario erradicar el rentismo?

En el trópico y tal vez a consecuencia del calentamiento, el progresivo se derrite y más pronto que tarde, como suele decirse, el lugar que ha venido ocupando ese monumento desde hace más o menos 18 años en América Latina estará vació o en el peor de los casos, seremos testigos de un "cambio" al estilo de Giuseppe Tomas di Lampedusa.

En nuestro caso particular, la insistencia de sacudirnos el rentismo petrolero es una promesa o aspiración de vieja data, que probablemente tenga como punto de arranque, la tesis supuestamente de Arturo Uslar Pietri de sembrar el petróleo, que comenzó a tener vida desde 1936.

Desde la aparición en escena del primer plan socialista en Venezuela a principio de este siglo y consumido el tiempo del primer y segundo plan y ya muy avanzado la "ejecución" del plan de la patria; el rentismo petrolero continua complicándonos la vida con sus travesuras, pero revolucionariamente, la propuesta que pretende cambiarnos la vida no se le observa políticamente nada sustantivo. Se trata hasta ahora, de un esfuerzo de suplantar un modelo por otro modelo no distinto, que parece identificar la causa de la dependencia económica de Venezuela en el petróleo.

Esta propuesta de "cambio", no modifica mucho o en nada, el fondo de la dinámica económica y social de Venezuela. Si producimos más, que es lo fundamental en la propuesta del montón de motores aparentemente prendido, no tiene necesariamente que cambiar el mapa político de Venezuela. Producir más, no supone la única vía posible para llegar al deseado modelo de desarrollo socialista.

El progresismo definitivamente no ha colocado en el devenir político y social en América latina y más particularmente en Venezuela, el asunto del poder. Tímidamente el problema en algunas ocasiones se ha asomado, pero no ha sido un elemento articulador de un proyecto político.

En nuestro caso particular, el tema se reduce en los discursos y en los principales documentos orientadores del proceso a la obligación de producir. En la práctica o en los hechos, estos discursos toman sentido en la existencia de un galpón repleto con más o menos 15 motores económicos. No es que lo económico deja de ser importante, sino que podemos ser muy productivos y mantener en lo posible una política de compensación social, pero la estructura social (d3esigual) persiste y el modelo se sostiene por lo que "chorrea" y cae (por inercia) hacia abajo.

Los 15 motores no tienen incorporado un dispositivo mecánico que haga viable que los pistones, que son los que canalizan la energía hacia el cigüeñal, milagrosamente le ponga la capacidad de direccionar la ruta que ese motor debe recorrer y los responsables de transitar de un punto a otro. A los pistones le llegará el fluido requerido para operar, pero no supone algo más allá de ese trabajo mecánico y alienante.

El fluido llegará en la proporción más o menos necesaria para repartir energía. Nada más. El dilema no es "pistón o nada". El asunto es muchos motores económicos aparentemente sin dueños (que los tienen) sin considerar, que uno de los dilemas más importante de este mundo que se agota por la existencia de muchos motores sin corazón, no se resume sólo en rezar (que no basta) o en producir.

El problema no es la pobreza y si la desigualdad, que a veces se tienen como proceso parecidos. El asunto no es producir, sino un esquema de producción que agota la humanidad, nos involucra frenéticamente en el consumismo y no logra colocar el acento en las necesidades humanas ni los resultados de ese proceso de producción.

Entonces, erradicar el rentismo no es si mismo una oferta revolucionaria y de izquierda en Venezuela. Superar en rentismo o sembrar el petróleo no cambia la situación real y estratégica de una determinada relación, que ha estado intacta en Venezuela. No es una simple situación de meterla en un gráfico que nos haga una representación de la curva de Lorenz (coeficiente de Gine), que puede representar muy bien la proporción acumulada de ingresos que en un momento determinado se concreta en una sociedad. La curva dibuja los ingresos acumulados, no las relaciones de poder existentes en esa sociedad. Tener un poco más de ingresos (nominales) no implica tener mas poder. Tener un poquito más de ingresos, implica tener la opción de comprar más cosas .



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Evaristo Marcano Marín


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