Soberanía

"La imparcialidad que es la gran base de la neutralidad desaparece en el acto en que se socorre a una parte contra la voluntad bien expresada de la otra… hablo de la conducta de los Estados Unidos del Norte con
respecto a los independientes del sur…"

Simón Bolívar, 20 de Agosto de 1817

La soberanía es el ejercicio de la autoridad suprema que reside en el pueblo y que se ejerce a través de los poderes públicos de acuerdo a su propia voluntad y sin la influencia de elementos extraños. Para el catedrático de la UNAM, Enrique Pérez De León, "la autodeterminación de la voluntad colectiva de un pueblo es la soberanía." De León sostiene que "la soberanía es la cualidad de una sola potestad pública que manda sobre los suyos y que en nombre de los suyos trata con los demás… que no admite limitaciones o determinaciones jurídicas extrínsecas."

La soberanía no es una mera formalidad, es un principio jurídico que a pesar de estar expuesto a las corrientes de la globalización financiera que caracteriza al contexto internacional actual, debe ser defendida para garantizar la seguridad del Estado. La Carta de las Naciones Unidas establece que las relaciones de amistad entre las naciones están "basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos" (Articulo 1) y en el "principio de la igualdad soberana de todos sus Miembros." (Articulo 2)

En 1817, en plena lucha por la independencia de Venezuela, El Libertador Simón Bolívar defendió de manera categórica y contundente la soberanía nacional cuando ordenó la captura y confiscación de las goletas norteamericanas Tigre y Libertad por haber violado el bloqueo decretado por los patriotas al pretender suministrar armas a las tropas realistas en el Orinoco. A través de su representante, John B. Irvine, Estados Unidos solicitó la devolución e indemnización de las goletas, a lo que El Libertador se negó rotundamente respondiendo en una carta fechada en Angostura el 24 de julio de 1818:

".... las goletas mercantes Tigre y Libertad, pertenecientes a los ciudadanos de los Estados Unidos del Norte Peabody, Tuckey y Coultar... olvidando lo que se debe a la fraternidad, a la amistad y a los principios liberales que seguimos, han intentado y ejecutado burlar el bloqueo y el sitio de las plazas de Guayana y Angostura, para dar armas a unos verdugos y para alimentar unos tigres que por tres siglos han desangrado la mayor parte de la sangre americana... Espero con sumo placer que éste sea el primero y el último punto de discusión que haya entre ambas repúblicas americanas, pues siento un profundo dolor que el principio de nuestras transacciones en lugar de ser congratulaciones, sea, por el contrario, de quejas... no son neutrales los que prestan armas y municiones de boca y guerra a unas plazas sitiadas y legalmente bloqueadas."

Ante la insistencia de los norteamericanos, Bolívar dejó claro que la goleta Libertad partió de Martinica dos meses antes con municiones hacia Angostura, y que estando en el río Orinoco fue detenida por buques republicanos que le exigieron su regreso, e incluso le ofrecieron auxilio para que su retorno se hiciera en las mejores condiciones posibles. No obstante, la goleta fue encontrada nuevamente remontando el río y navegando hacia Angostura. Bolívar argumentaba que por haber introducido elementos militares a los enemigos, las embarcaciones violaron la neutralidad, se convirtieron en beligerantes en respaldo de las tropas realistas y por esa razón debían ser tratadas necesariamente como tal.

Cansado de la "estupidez ilustrada" de los norteamericanos, Bolívar vuelve a escribir el 20 de agosto:

"La imparcialidad que es la gran base de la neutralidad desaparece en el acto en que se socorre a una parte contra la voluntad bien expresada de la otra, que se opone justamente y que además no exige ser ella socorrida... hablo de la conducta de los Estados Unidos del Norte con respecto a los independientes del sur, y de las rigurosas leyes promulgadas, con el objeto de impedir toda especie de auxilios que pudiéramos procurarnos allí... mister Cobett ha demostrado plenamente en su semanario la parcialidad de los Estados Unidos a favor de la España en nuestra contienda... negar a una parte los elementos que no tienen y sin los cuales no pueden sostener su pretensión, cuando la contraria abunda en ellos es lo mismo que condenarla a que se someta y en nuestra guerra con España es destinarnos al suplicio, mandarnos a exterminar."

Bolívar se negó a recibir a Irvine, quien aseguraba que las naves estaban perdidas en el Orinoco y que su confiscación violaba el derecho a la libertad de empresa. Bolívar pone fin a la retórica del representante norteamericano al recordarle que "no hay ningún derecho que esté por encima del derecho a la libertad." De esta manera, El Libertador consolidaba el monopolio de la autoridad del Estado sobre sus instituciones y territorio en nombre del pueblo de Venezuela.

Aun cuando dos años mas tarde, el vicepresidente Francisco Antonio Zea, en ausencia de Bolívar, devolvió las goletas a los norteamericanos, la actuación de El Libertador durante la crisis de las goletas entre Venezuela y Estados Unidos rescató el principio de la soberanía por el cual los patriotas luchaban ofreciendo su propia vida.

Otra situación excepcional que exigió el concurso de la sociedad venezolana en defensa de la soberanía fue la incursión de la corbeta colombiana Caldas en las aguas territoriales del golfo de Venezuela el 13 de agosto de 1987, y que produjo una crisis diplomática entre el gobierno colombiano del presidente Barco y el de Jaime Lusinchi que estuvo muy cerca del enfrentamiento armado. El presidente Lusinchi reaccionó con agresividad para rechazar la provocación colombiana, decretó estado de alerta militar en el golfo y ordenó una gran movilización de tropas hacia la frontera para defender la soberanía de Venezuela.

De acuerdo a Jorge Bendeck Olivella en su libro "La corbeta solitaria", el para ese entonces comandante general del Ejército, general Italo del Valle Aliegro, "había recorrido las unidades de avanzada para poner en alerta sus blindados y sus mísiles, colocándolos a distancia de tiro de las posiciones colombianas." Por su parte, "el comandante colombiano tenía autorización para lanzar seis de sus ocho cohetes Exocet, dos en cada una de las unidades venezolanas, mientras que el submarino Tayrona haría el resto del trabajo." Según Bendeck, "la tripulación colombiana sabía que la Fuerza Aérea Venezolana se haría sentir, por lo que estaba planteado, en el plano militar, una batalla a muerte." (El Universal, 9 de Agosto de 1997) El contralmirante Luis Velasco Collazo, estima que Colombia cometió varios errores al interpretar de manera errónea el Tratado de No Agresión firmado por los dos países en 1939, no informar sobre los acontecimientos a sus conciudadanos, y subestimar al pueblo de Venezuela ya que Colombia nunca pensó que las FAN recibirían un contundente apoyo aun cuando el país estuviera desencantado de uno de los gobiernos mas corruptos y vulgares de la era puntofijista. Una semana mas tarde, el presidente Barco ordenó el retiro del Caldas del golfo de Venezuela abriendo el camino al dialogo para dirimir un conflicto limítrofe que aun aguarda por solución.

Estos antecedentes obligan a realizar una lectura mucho mas responsable sobre las recientes declaraciones del secretario general de la OEA, el departamento de Estado norteamericano y los gobiernos de España y Colombia en las cuales se pretendía tutelar los actos soberanos de los poderes públicos venezolanos a propósito de la detención de uno de los líderes del recientemente fracasado paro insurreccional, Carlos Fernández. Ante esta violación a la autodeterminación de los pueblos y al ejercicio soberano del Estado, el presidente Chávez respondió con la propiedad que le otorga el derecho internacional público para defender de manera categórica, pero con sumo respeto, la soberanía de Venezuela. Desgraciadamente, la oposición rechazó el discurso del presidente responsabilizándolo de los actos terroristas ocurridos en las misiones diplomáticas de España y Colombia el pasado 25 de febrero, como parte de una estrategia que busca desesperadamente una intervención extranjera directa que obligue la renuncia del presidente.

Ante estas circunstancias, el pueblo bolivariano de Venezuela deberá invocar nuevamente "la protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y soberana," para defender la patria ante esta nueva agresión contra la dignidad y libertad.


(*) Internacionalista, MA



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Antonio Guillermo García Danglades (*)


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