Auditórium

Nicolás: ¡O cambiamos, o nos cambian!

"Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero

no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo".

Abraham Lincoln…

El gobierno bolivariano (según todas las encuestas hasta el 30 de septiembre) está pasando por momentos muy críticos, al no querer corregir sus repetitivos errores. En Venezuela, uno de los países más ricos de la América latina, la izquierda democrática hasta 1993 nunca pasó del histórico 6% electoral, con Hugo Chávez tuvieron mayor peso político, muchos venezolanos llevaban diez y siete años votando por la revolución bolivariana, intención que cambiaron el 6 diciembre del 2015, hasta que la actual crisis económica hizo al pueblo mutar de opinión, y ahora más cuando gobiernos de derecha a través de sus fronteras (Brasil y Colombia) nos llenan los anaqueles, ante la debacle del aparato productivo nacional.

En Colombia, la derecha gobierna con comodidad desde hace años, basta comparar los salarios mínimos en dólares de ambos países. En Brasil, la derecha conservadora ha vuelto a recuperar el poder. Y, en Colombia, el 2 de octubre hubo una victoria de la derecha cuando el NO de Uribe derrotó al SI de las FARC, mayúscula sorpresa.

La principal razón del fracaso de la izquierda latinoamericana radica en su estancamiento ideológico. Al no querer reconocer que el socialismo real fue derrumbado en 1989 en la URSS, y toda la Europa Oriental y, cuyo emblema fue el derribo del Muro de Berlín, los cimientos donde se apoyan los ideales políticos de los partidos estalinistas quedaron reducidos a escombros. El cacareado ataque del gobierno bolivariano al capitalismo, a la economía de libre mercado, aunado al parasitismo de las empresas públicas expropiadas, y el rechazo al emprendedor productivo, la obsoleta lucha de clases en pleno siglo XXI, la defensa de dictaduras totalitarias como Cuba, y Corea del Norte etc. La siembra de anti valores en contra del mérito del esfuerzo personal, por el trabajo eficiente, y su recompensa, con la meritocracia, el no reconocimiento de estos errores la están llevando a la tumba.

Por seguir ignorando la caída del muro de Berlín, la actual dirigencia se niega a aceptar que el mundo cambió, y que la ideología estalinista totalitaria fracasó. Pero la elite política psuvista no ha parecido darse por aludida.

El problema de esta nomenklatura rojita es que no ha sabido reinventarse desde el 6D del 2015, porque su "nuevo totalitarismo" no deja de ser un proyecto político de apostasía anacrónica del socialismo.

El fracaso político del gobierno bolivariano así como de la mayoría de los partidos del GPP del mismo corte ideológico, consiste en el seguir tratando de ganarse a las mayorías mediante la "compra" de apoyos políticos de las otrora masas de votantes de la revolución, y colectivos a través: de las bolsas (claps) de comidas, viviendas, taxis; a los que se les promete el cielo. Mientras la economía estaba boyante, y los ingresos petroleros eran cuantiosos, y se le transfería dinero a esos colectivos, así era posible ganar elecciones, y retener el poder, pero cuando el dinero se esfuma en manos de una crisis hiperinflacionaria, el castillo electoral se derrumba inevitablemente, porque no es posible seguir "comprando" a esos votantes, y colectivos, más allá de eso, el proyecto político bolivariano carece de un verdadero contenido real.

Otra de las causales del fracaso gubernamental es la incoherencia personal en la que buena parte de su alta dirigencia, y de sus autodenominados estrategas intelectuales, cuando dejan al descubierto su miedo, ante una derrota electoral si hay referendo revocatorio, y elecciones de alcaldes y gobernadores; han vivido, y siguen viviendo en un país irreal. Critican el capitalismo, pero les encanta vivir en él, y como ellos. Aplauden a las dictaduras totalitarias, pero jamás vivirían en ninguna de ellas.

Lanzan discursos revolucionarios populistas, pero viven en las mejores urbanizaciones, que es donde quieren que se relacionen sus hijos. Defienden maniqueamente la educación pública, pero sus hijos reciben clases en costosos colegios privados. Aborrecen a los Estados Unidos, pero sus hijos estudian en sus universidades.

Otro de los fracasos de la alta dirigencia bolivariana es la lumpenización de sus cuadros políticos. Ya que han conseguido reciclarse de sus sucesivos fracasos, que con el objetivo de ganar elecciones se han mimetizado en la supervivencia personal. Cuyo objetivo no es ganar elecciones; sino el de permanecer en el poder inconstitucionalmente, aunque sea desmoralizados por la derrota permanente.

Es doloroso decirlo, pero la oposición venezolana les está ganando la batalla de las ideas políticas, y esa es la razón de sus futuras victorias electorales.

Y le están ganando esta batalla a pesar de los ataques de los poderes del estado: CNE, TSJ, Poder Ciudadano etc.

La oposición le ganará cualquier elección porque se sustenta en ideas ganadoras, y generadoras de prosperidad: la libertad, frente al totalitarismo; por una sociedad libre, y pensante, frente al estalinismo; el mérito, frente al decadente igualitarismo; el esfuerzo y su reconocimiento; la igualdad ante la ley, frente a la igualdad militante mediante la ley. El gobierno bolivariano, y es lo que siempre trato de alertar en mis columnas al presidente Nicolás Maduro Moros, donde tiene que reconocer que las buenas ideas puestas en práctica, se transforman en buenas políticas, que siempre terminaran por dar buenos frutos electorales. ¡O la revolución bolivariana cambia el modelo de gobernar, o el pueblo nos cambia democráticamente!



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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