Cop 21: Tierra versus el primate fanfarrón

Dedicado al Reino de Bután

No existe un criterio político realmente profundo que dé la cara por Tierra. Las opiniones individuales que sí lo hacen, pertenecen a guerreros de luchas muy solitarias y no alcanzan la estatura de interés político, menos aún de influencia. La reciente encíclica papal "Laudatus si", está ahora mismo pasando debajo de la mesa; el ala conservador de esa iglesia clerical (la mayor parte), se encarga en estos momentos de evadirla, ocultarla, olvidarla, y por supuesto le han salido detractores de rojas sotanas a Francisco I, por la osadía de introducir un caballo de Troya dentro de uno de los más grandes accionistas de Beretta (fábrica de armas litalianas), El Vaticano. Volviendo, no existe relación más precaria en el planeta que la de Humanidad-Tierra. Perdón, más que precaria: NO existe. Las articulaciones necesarias que se precisan para amalgamar esas conciencias vanguardistas a los intereses estructurales, no son aún de "serio" interés, no aportan ganancias, ignorarlas es lo que traemos inculcado, mientras más pese sobre la humanidad la "revolución" del capital.

Una dosis diaria de "burbujismo" mediático individualista mantiene en letargo letal a la actividad humana, pendiente de los casting estadísticos, escindidos de la actividad orgánica de Tierra; la nervadura mediática aceita los arcos reflejos compulsivos, previstos, calculados, para que no haya sorpresas en el encantamiento consumista global profetizado. A diario nos acostumbran escuchar sobre el urgente cambio que requiere la humanidad para su supervivencia; al escuchar estos discursos nos sentimos alarmados en un primer instante; segundos más tarde, nos sentimos vanguardistas, orgullosos de conocer revelaciones tan "avanzadas"; pero minutos después, volvemos nuevamente a nuestra burbuja. La Ecología es otro snob consumista.

"El hecho de que entre las incontables corrientes depredadoras, una de ellas, la más destructora, sea hoy día la predominante, la que condiciona, no significa en los más mínimo, sea esa la "más evolucionada", la superior, y las destruidas o dominadas por ésta, las menos evolucionadas y por ende, las inferiores" (Claude Levi Strauss). Sin embargo, a pesar de este muro, el problema estriba en algo más preocupante: ¿hasta qué punto ha llevado mella nuestra capacidad de cambio, como para trasmutar esta alienación milenaria que arrastramos, en otra capacidad limpia acorde al ritmo del planeta? ¿No estará acechando ya sobre nosotros una "solución final" entre tanta hipnosis y desazón? En otros términos, ¿es genética nuestra actitud depredadora? No lo creo. Las más preciadas creaciones que asentaron a esta humanidad, fueron dadas en momentos en que la misma arriesgó hacerse sedentaria; la mujer tuvo que ver mucho en ello: el hilado, el tejido, la cerámica, la evolución de la vivienda, domeñar al caballo, y la creación más grande que ha aportado la humanidad para evitar su exterminio, la agricultura, son propiedades alcanzadas en el leve espacio influencia de la mujer. Sin embargo pudo más el metal, que arrasó con la insipiencia, robando frutos y sólo huellas sembradas en las estrellas nos han llegado en mitos escarbados.

En realidad, el problema no estriba tanto en las emisiones dañinas –las que no menosprecio-, sino en los miles de millones de habitantes que abarcamos este cansado planeta; desde que nacemos, vivimos separados de él, certeza extendida casi a las culturas primigenias, pues tal es el dominio de occidente en el mundo, o sea, ¿no es acaso la humanidad una emisión dañina? Otra conducta con respecto a Tierra, no está ni siquiera ensayada más que en un puñado de colonitas permaculturales, separadísimas unas de otras, sin capacidad de influencia en las burbujas: son otras burbujas.

Vivimos dentro de un monopolio unipolar controlado por EUA y la Comunidad Europea vía FMI y BM. Otros polos alternativos se proyectan para enfrentar a ese eje pernicioso. De acuerdo. Pero respecto a la emergencia terrestre, nada tienen que envidiarle en depredación al primer mundo, más, diría que peor, entendiéndose que el objetivo de esos nuevos polos emergentes, está en elevar la calidad de sus hijos, fortaleciendo sus derechos, "acercándolos" al entorno ambiental.

Y sí, en efecto, con sólo tantear, pareciera que esos nuevos polos insurgentes sólo buscan un acomodo en el poder fáctico mundial, y no que esos nuevos polos sobrelleven un comportamiento distinto con Madre de madres, pues no han mostrado nada alterno para nuestro presente; como que aseveraran con Napoleón: "como vamos viendo, vamos yendo". Tierra es siempre el último objetivo. Veamos un ejemplo, China, entresacado del grupo BRICS, uno de esos nuevos polos recién en el escenario: China revolucionó el uso de la bicicleta en los 80; millones de ellas recorrieron senderos y jornadas de trabajo en su amplia geografía. Hoy la República Popular China ostenta el podio de contar a sus ciudades más importantes entre las más contaminadas del mundo; trancas interminables en sus súper autopistas rompen records Guiness, para mostrarse a la misma altura de occidente. Y por supuesto, con tanta polución, adiós a la bici. Por otro lado, tampoco hay país en el mundo que la supere en el reinado de la obsolescencia programada; todos sus bienes "tienen" fecha de (pronto) vencimiento. Hablamos de un país que logró traspasar un Medioevo muy particular, conducir a su pujante población a un desarrollo vigoroso, que es hoy ejemplo de respeto. Pero no, antes de cualquier alternativa, muy dulces las mieles que brinda occidente para pasarlas por alto.

Miremos por encima a otro integrante del BRICS, Brasil, que compite con Madagascar e Indonesia a ver quien arrasa más selva diariamente. Jamás se ha reunido el Consejo de Seguridad para denunciar tales eventos. Peco de imbécil el sólo comentarlo.

Y qué podemos decir de nosotros mismos: entramos en la euforia al descubrirnos con petróleo para la humanidad completa hasta más allá de 300 años. Me pregunto, ¿para qué tanto, si a la vuelta de 50 años se vislumbran cambios irreversibles? Es verdad, no producimos tantas emisiones a la atmósfera, pero las fabricamos para que las emitan nuestros clientes, amigos y no amigos. ¿Cuánto interés hay realmente en cambiar las reglas del juego? ¿Qué hacemos paralelamente a la extracción de tanto hidrocarburo para cambiar este estado de cosas?

Finalmente si es aquí nuestro hogar, necesitamos medidas alternas, de las que muestro un botón: ¿cómo podemos concienciar sobre las siembras verticales? Ninguna mala idea que programas idóneos fuesen añadidos en la misión Barrio Tricolor ¡la tapa del frasco! Pero también extendido a otras instituciones, hospitales por ejemplo: viveros y huertas medicinales, atendidos entre otros por los propios pacientes que puedan hacerlo; huertas concatenadas a las consultas médicas: impartir esas enseñanzas a los médicos, gremio por demás ignorante de las fuentes medicinales naturales. Impartir esas enseñanzas en las mismas aulas de pregrado.

¿Cuánto realmente estamos articulados con el medio ambiente? ¿Qué es Tierra a más de ser una isla inocente rodeada de una humanidad depredadora e injusta consigo misma por todos lados? Pues bien, pareciera que de un tiempo acá se ha invertido la ofensiva, que Tierra haya aceptado el reto del primate fanfarrón, ¿no será este el miedo bajo el cielo de este próximo COP? ¿Cuánto de ignorancia, egoísmo y envidia impiden el regreso inevitable de nuestra filiación hacia Tierra?



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Arnulfo Poyer Márquez


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