La Patria no se defiende con palabras, se defiende con decisiones contundentes

Ya han transcurrido 16 largos años de Revolución, que para algunos han sido pocos años (están esperando que transcurran 40 años para hablar de plenas comparaciones) y para otros han sido más que suficientes para enrumbar al país por la senda de la Suprema Felicidad (llamemos a estos los "inconformes inmediatistas"). El problema no es el tiempo transcurrido, el problema es qué se ha hecho y qué se ha dejado de hacer durante este periodo de tiempo, equivalente a cuatro gobiernos cuarto republicanos.

Hasta hace poco he tenido que soportar en silencio comentarios como el anacrónico "¡con los adecos se vivía mejor!" o el escatológico "¡no hay papel tualé pero tenemos patria!" y más recientemente nos hemos enterado a raíz del conflicto con Guyana por el Esequibo que ya no le compraremos arroz a los guyaneses y ahora este cereal de la dieta básica venezolana ronda los 250 bolívares por kilogramo al PRECIO JUSTO que de justo yo no se que tiene si lo comparamos con un salario mínimo. A medida que la Revolución recibe más presión de parte de los factores que la pretenden desestabilizar vamos viendo al desnudo las fallas que han sido creadas y ocultadas a la población para darnos una sensación de solidez ficticia. La realidad nos golpea crudamente el rostro en cada cola por todo, en cada muerto cercano, familiar o no, a manos de una delincuencia desenfrenada y sedienta de sangre, en cada desatino político y económico de una casta política destinada al fracaso, tanto los que se dicen revolucionarios y socialistas, como los que patológicamente se oponen a toda iniciativa gubernamental. Definitivamente hace falta un terremoto (no un tsunami) como el de 1810 para que los venezolanos sumemos esfuerzos en una sola dirección y un solo propósito.

Atrás deben quedar el caudillismo y el mesianismo, esos liderazgos unigénitos y congénitos que durante más de 200 años no sólo nos han traído decepciones y tragedias, sino también frustraciones y subdesarrollo. Somos uno de los países con mayores riquezas naturales del planeta pero también el que menos ha sabido aprovechar las bondades de una racional explotación en beneficio de las grandes mayorías. Nuestro Presidente Obrero no ha terminado de aprender la lección de uno de los errores más costosos de la Revolución: EL PAGO DE LA DEUDA SOCIAL. Y es que se sigue insistiendo en pagar una deuda social que sólo la oposición niega, a punta de renta petrolera y no a base de los réditos de una riqueza bien manejada. A medida que crece la nómina de los excluidos y desposeídos invisibilizados durante la cuarta República, esos viejitos y viejitas de la tercera edad a la cual vamos todos los que tenemos la esperanza de vivir un poco más, esos jubilados y jubiladas que lo han dado todo por la Patria y se merecen un retiro digno y justo, y en líneas generales a todas las personas que la Revolución ha reconocido en aras de la justicia social, a medida que crece el número de beneficiarios de esta cruzada gubernamental, crece también un hueco fiscal difícil de ocultar a no ser a punta de billete inorgánico producto de la renta petrolera. Si mañana este gobierno decreta un sustancial aumento del precio de la gasolina y a la vez decreta que esos recursos se utilizarán íntegramente para el pago de jubilados y pensionados (no para misiones) los únicos que protestarán serán los Amos del Valle, y ellos sólo son veinte pelagatos.

Seguir gobernando a punta de decretos, aprobando leyes inocuas, que por más orgánicas que sean no se cumplen a cabalidad, como la Ley Orgánica del Trabajo, que tiene a un significativo número de venezolanos y venezolanas en un limbo jurídico con el tema de la tercerización, o un Código Orgánico Procesal Penal que condena por igual con 30 años de cárcel a un criminal con un muerto encima o con veinte o cincuenta, o una Ley de Precios Justos que comerciantes y bachaqueros se pasan por el forro, no vamos a llegar nunca jamás a la Línea del no Retorno de la Revolución, al contrario, vamos en reversa, a las fauces de un capitalismo cada vez más salvaje y revanchista que pasará una factura con altos intereses. Si a algo le debemos temer TODOS los venezolanos es volver a un sistema político y económico al que hemos querido superar atacando a sus operadores: a la oligarquía y a los partidos políticos tradicionales. Esta estrategia no ha funcionado y no funcionará porque esos operadores mutarán a cualquier forma que les permita sobrevivir y prevalecer: la oligarquía bajó las santamarías de sus negocios y se dedicó a desangrar el erario público con empresas de maletín y minar el aparato administrativo burocrático del Estado para corromperlo y beneficiarse a manos llenas de la corrupción y los partidos políticos tradicionales (AD y COPEI) se atomizaron en micro partidos que ahora aglutinados en torno a una "mesa de unidad" amenazan con capitalizar todos los errores de una Revolución huérfana y carente de sentido colectivo más allá de la coyuntura de la actividad electoral de turno.

Una Revolución no se defiende con hambre ni con discursos divorciados de la realidad, una Revolución no se sostiene sólo con los pobres y desposeídos de la Patria, ellos, los sin techos, los pata en el suelo, los ninguneados, son importantes para la Patria, como también son importantes los campesinos, los docentes, las amas de casa, los artesanos, los médicos, los constructores, los industriales, los comerciantes, los trabajadores del sector público, los trabajadores del sector petrolero, los ministros, los diputados, los gobernadores y alcaldes, todos sin excepción somos importantes. Pero el discurso de la igualdad social se convierte en una entelequia, una quimera, una utopía, cuando salimos a patear la calle y sentimos la intangible desigualdad que nos acogota, y se abren los espacios para que bajo el imperio del anonimato, tipos dizque revolucionarios como el tal Toby Valderrama nos salga con babosadas como el supuesto "testamento secreto de Chávez", por esa vaina debería estar preso como mínimo, por burlarse de la buena fe de una inmensa cantidad de venezolanos y poner en entre dicho la memoria de un ser humano que por estar muerto no se puede defender de aberraciones como esas. Y si es grave lo que dijo, más grave aún es que siga escribiendo como si no hubiese dicho nada. Y lo leen.

Cuando digo que la Patria no se defiende con palabras, me remito a los hechos:

1) la República Cooperativa de Guyana desde un principio ha mantenido una sola línea en su política de estado, ha dispuesto del Territorio Esequibo como si efectivamente fuese de ellos, otorgan contratos petroleros, explotan los recursos naturales de su subsuelo, lo ocupan con asentamientos humanos y asumen que sus pobladores son guyaneses y no venezolanos, los esequibanos reciben más atención de Guyana que de Venezuela, mientras que nosotros solo les prestamos atención cuando nos sentimos "agredidos" en nuestra soberanía.

2) un trío de delincuentes de cuello blanco operan a sus anchas desde suelo gringo haciéndole un daño terrible a nuestra economía y creemos que con cerrar ese portal resolvemos el problema pero no, si se lo cierran abrirán otro, y otro, y otro, la solución pasa por meterlos presos y traerlos ante la justicia para que dejen de joder y dar el ejemplo.

3) bajo las balas asesinas han caído cientos de venezolanos de todos los estratos sociales por razones políticas, en la mayoría de los casos ha reinado la impunidad, sólo sabemos de aquellos casos emblemáticos, Danilo Anderson, Sabino, Robert Serra, Mónica Spear o la periodista Adriana Urquiola. Para la Defensoría del Pueblo o la Fiscalía no existen desaparecidos como Alcedo Mora, ni líderes campesinos asesinados por sicarios al servicio de terratenientes, ni guardaespaldas liquidados por paramilitares, con el debido respeto que merece la honorable Fiscal General de la República, me atrevo a preguntarle: ¿estos muertos y desaparecidos no cuentan en su rendición de cuentas? ¿Debe mediar una oficiosa denuncia para investigar estos casos en su mayoría públicos y notorios? ¿Es que acaso sólo los "notables" tienen derecho y acceso a una justicia plena y expedita? ¿Dónde queda aquí la igualdad que aplica para todos?

Camarada Presidente Obrero Nicolás Maduro Moros, hace unas semanas atrás, el periodista José Vicente Rangel le recomendaba abrirse más, pero al pueblo, camarada Presidente, a la gente que lo critica sanamente sin la mala intención de verlo caer, a los venezolanos y venezolanas que apostamos por usted como hermano mayor, porque como revolucionarios todos somos hijos de Chávez, abra sus sentidos a la realidad que denunciamos quienes no callamos y criticamos, sabemos de sus supremos esfuerzos para llevar adelante el legado de nuestro Eterno Comandante, pero no permita que la corrupción se vista con el manto de la impunidad, no permita que nuestros errores sean capitalizados por los enemigos de la Revolución, corríjalos a tiempo y no tendrá que pedir lealtad a ciegas, pues recibirá apoyo incondicional de todos los que amamos este pedazo de cielo que nos regaló el Supremo Creador y que llamamos VENEZUELA!

NO ME IMPORTA LO QUE DIGAN LOS OPOSITORES

ME IMPORTA LO QUE HAGAN LOS REVOLUCIONARIOS...

matatigre68@gmail.com



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Fidel J. Rodríguez


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