Crecimiento y desafío

"Las explosiones sociológicas —mucho más peligrosas y más mortíferas que las explosiones volcánicas naturales— se diferencian de estas últimas en que pueden preverse. Y, sí pueden preverse, también tendrían que poder impedirse. Para las sociedades, como para los pueblos, no hay crecimiento sin desafío. El progreso es una batalla, de la misma manera que la vida es un combate. Siempre han podido observarse estos axiomas, porque, hasta hoy, la historia de las sociedades humanas apenas se han diferenciado de la historia militar".

Las legiones, las materias primas y los capitales han dejado de ser señales e instrumentos de poder. Y las propias fábricas no constituyen más que su signo externo. La fuerza moderna es la capacidad de inventar, es decir, la investigación; y la capacidad de aplicar los inventos a los productos, es decir, la tecnología. Los yacimientos que hay que explotar no están en la tierra, ni en el número, ni en las máquinas, sino en la mente. Dicho con mayor exactitud, en la actitud de los hombres y mujeres para la reflexión y la creación. ¡Inversión en el factor humano!

Esto se admite en el científico. Pero se olvida en el político, en el funcionario público, en los empresarios. La economía nos muestra que la noción de beneficio, indiscriminadamente elogiado en la actualidad, lo abarca todo; la renta de situaciones, el beneficio del monopolio, los frutos de la especulación y el acaparamiento. Pues bien, el verdadero beneficio, tanto para la empresa como para el pueblo, es el fruto de la innovación.

No seamos hipócritas. Sí Venezuela no hace un esfuerzo intenso y coordinado para llenar el foso que separa a las dos clases, "ricos y pobres", ningún sistema político podrá garantizar la seguridad contra las catástrofes que serán inevitables, contra unas olas de violencia que arrasaran nuestras defensas. El caos económico previsible ante tales diferencias es más amenazador, para la seguridad del país, que la invasión del imperialismo. Algo de eso presenciamos en el año de 1989. Les aseguro que hoy será muy diferente.

Son nuestras armas (contra ese caos) el empleo y el perfeccionamiento sistemático de todos los instrumentos de la razón, no sólo en el campo de la ciencia, que no conoce otro armamento, sino también en el de la organización, de la gestión, donde el pueblo se acostumbró por muchos años a un régimen irracional: fetichismo de los preceptos transmitidos de un gobierno a otro, peso de las rutinas, derecho divino de la autoridad, prioridad abusiva de la intuición sobre el pensamiento metódico. Al lado de estos tabús agobiantes, la razón del pueblo es, ágil, ligero, móvil.

El resurgimiento, al que ya casi no podemos perder más tiempo en esperar, no responderá a la elocuencia patriótica ni a los toques de clarín de las épocas de los grandes choques físicos, sino a lo exacto del análisis, al rigor del pensamiento, a la precisión del razonamiento. Requiere, pues, que en el conjunto de nuestras escuelas y universidades, los alumnos deben tener todos computadoras personales conectadas a los "computadores gigantes" de las diferentes ramas del conocimiento. Y los programas de educación por aula, deben ser adaptados y coordinados directamente por estas grandes computadoras. La necesidad fundamental es la de la adaptación a las técnicas modernas. Hará falta una readaptación constante, y la posibilidad de ofrecer reciclajes a cada instante, a base de programas educativos organizados. Y también una raza especial de jefes políticos, de jefes de empresa y de jefes sindicales.

Jugar esta partida supondrá un trabajo inmenso. Se trata de llevar al ejercicio y aplicación de la inteligencia a todos los individuos aptos que nuestro pueblo es capaz de formar y de equipar. Y se trata, sobre todo, de que éstos se decidan a luchar hasta el límite de su valor o de su genio, es decir, por su cuenta. Este es el problema político por excelencia.

¿De cuánto tiempo disponemos para hacer acto de presencia? Sería absurdo fijar una fecha. O paramos el acaparamiento, la inflación, la especulación y el contrabando, o todo esto nos llevará en los cachos. Pero sabemos, pues, que cada sector se presta a ciertos cálculos, que hay un punto de irreversibilidad, y que este punto no está lejos. Si tomamos como indicador la situación actual de esta crisis, será muy poco.

¡Gringos Go Home! ¡Saca tus sucias y asesinas pezuñas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Venceremos y Viviremos!



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Manuel Taibo


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