Sr. Jorge Liberato Urosa Savino, ¿Usted aún no ha pedido disculpas por “las fallas y las infidelidades al amor de Dios” -de gran cantidad de sus colegas pederastas diseminados en todo el mundo- por los innumerables casos de pedofilia?
En el marco de la celebración de los 160 años de la Arquidiócesis de San Luís de Potosí la Iglesia potosina si lo va a ser, va a pedir perdón o disculpas. Lo más seguro es que sea esa última porque los Dioses, como todos ustedes se creen, jamás piden perdón.
“Señor” Urosa, aproveche la ocasión y súmese a esas disculpas en masa -en este lado de la tierra- por el daño irreparable causado por sacerdotes pederastas a miles de niños, jóvenes y a adolescentes en el mundo entero.
El “Señor” Urosa dijo con insuperable descaro e inconciencia, cito: “El Padre Nuestro, la oración por excelencia de los cristianos del mundo entero,…es intocable y merece respeto”, advierte el también Arzobispo de Caracas en un comunicado enviado a El Carabobeño.
Paralelo a ello, igualmente se le recuerda a Liberato y se cuestiona que los niños, jóvenes y adolescentes, víctimas de la pedofilia en Latinoamérica y otras partes del mundo SI SON INTOCABLES Y MERECEN RESPETO.
Sin embargo, desgraciadamente para los verdaderos cristianos del mundo, eso no se cumplió. Esos inocentes fueron tocados, fueron irrespetados… ¿Acaso usted no lo sabe o…no lo recuerda?
La negativa a la pedofilia y a otras aberraciones… “proviene de los mismos labios de Nuestro Señor Jesucristo en el Sermón de la Montaña (Mt 6,9-13). Tal negativa se evidencia cuando Jesucristo enuncia, cito: “...no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal”, fin de la cita.
¡Ay Liberato! Ustedes si es verdad que no se salvaron ni se salvarán. ¡Con razón se la pasan dándose golpes de pecho!
Asimismo, aproveche la ocasión para pedir perdón al pueblo venezolano por el inagotable odio derramado por usted y los incontables malos deseos de su parte para con nuestro amado presidente Chávez, en vida. Los más crédulos llegamos a pensar que ya usted lo había hecho, en silencio.
Hoy es usted nuevamente acariciado por el Diablo y en consecuencia por la envidia -ya muerto nuestro Comandante supremo, celestial, puro no infernal como sí lo es usted- sale a flote su intacto odio hacia el eterno líder, el inmaculado, el maravilloso y glorioso hombre.
Todos esos títulos aún se quedan cortos. Muchos títulos, diplomas e himnos que lo santifiquen merece quien no se la pasaba dándose golpes de pecho en Iglesias. Su verdadera fe la practicaba como buen redentor en la calle, en los Barrios nuestros y en los Barrios más pobres de otras naciones del mundo.
Por su gran obra -producto de su infinita capacidad de amar y amor verdadero derramado hacia sus prójimos y demostrado con hechos- el Comandante Supremo Hugo Chávez se merece no sólo un Himno, se merece cualquier pergamino.
El Comandante Celestial se merece un gran pergamino -colgado en esas mansiones grandísimas con gran lujo llamadas Iglesias- para que lo enaltezca aún más y sirva de ejemplo de acción a los Sacerdotes del mundo.
Liberato, sus pocas ovejas se les descarrilaron… ¿Por qué será? Hágase esa pregunta y después continúe con su obra de teatro, no importa que sea un soliloquio.
El Comandante Supremo, Hugo Chávez, hizo con su obra en esta tierra lo que ustedes han debido hacer, de allí la envidia y los remordimientos: servir al prójimo y no despreciarlo por no tener lo que a ustedes los motiva, el dinero.
A usted nadie le dará ni un sólo título glorioso cargado de humanidad. No se lo darán porque no predica(n) con el ejemplo. Son, lamentablemente falsos, oportunistas, desprecian a los pobres y adulan a los capitalistas, les encanta el buen vino, la dulce Vita.
Sus más cercanos aduladores, no amigos, lo saben y conocen de sus fascinaciones, tal es el caso del violador Nixon Moreno quien vivió varios años bajo su sombra, burlándose, conjuntamente con todos ustedes, de la justicia venezolana ¿Lo recuerda?
“Señor” Liberato, se le aclara no es un reproche a su, por todos conocida, posición política. Desde que se conocieron los escrutinios para las elecciones presidenciales en el año 1998 -cuando resultó ganador el Comandante Chávez- usted ha venido haciendo u trabajo político indecoroso, por debajo de cuerda en contra del presidente para la época, Hugo Chávez.
“Señor” Jorge Liberato, un mínimo de capacidad es suficiente para darse cuenta que la gran mayoría del pueblo venezolano, quien vivió ese hermoso e inédito proceso, creyó en Hugo Chávez como en Dios mismo. El Comandante Celestial merece respeto, en especial por parte de esa gente que “trabaja” para la Iglesia Católica, en este caso.
Sólo resta decirle que Jesús no perderá una oportunidad para corregirlo cada vez que se exprese erróneamente.
Y… para cerrar con Jesús le recuerdo algunas de sus palabras en el Tercer Capítulo de San Juan, cito: “¡Cuán importante es que el hombre nazca de nuevo a fin de que pueda entrar en el Reino de Dios!
