Bolívar educando a Anacleto para la felicidad

“La instrucción es la felicidad de la vida” confesaba Simón Bolívar a María A. Bolívar, su hermana. Naturalmente; un hombre instruido, es un hombre de inteligencia, consciente en el cumplimiento de su deber, es un hombre feliz, consciente de alcanzar la nobleza de ser ciudadano, siendo útil a la sociedad, además cultivado en el amor a la patria y su entorno, por lo que se hallaría en consiguiente en libertad de las fuerzas de la ignorancia, despreciando la luz de las ideas, ser “ignorante”.

Todo “ser hombre (y/o mujer) sin estudios” es un ser ignorante, siendo así, es “un ser incompleto” decía el Libertador además que “siempre está próximo a revolverse en el lodo de la corrupción”, en los vicios y los juegos que destruyen y degradan la naturaleza humana, lo conduce hacia su propia destrucción. Tal era la conclusión sobre la conducta que juzgaba del Libertador reflexionando sobre el comportamiento de su sobrino Anacleto, y daba a conocer a su hermana sobre el significado que implica “un ser sin estudio” por cuanto de que sentía preocupación sobre la educación de su sobrino Fernando Bolívar que se hallaba en el Norte.

Bolívar preveía que Fernando no podía ser un ser sin estudio, incompleto, por cuanto de que este “se precipita luego infaliblemente en las tinieblas de la servidumbre”, se arrastraría a la esclavitud. (Bolívar a María Antonia Bolívar, abril de 1825). ¿Pero que esperaba en el Norte con Fernando?. Bolívar le pide encarecidamente a su hermana que se eduque a su sobrino, que aprenda las lenguas sabias y las vivas, historia, moral, bellas letras, etc.,( ibídem). En cambio; ¿qué pasó con su otro sobrino, Anacleto Clemente?.

La visión de Bolívar sobre las consecuencias de un “ser incompleto” se cumplieron, apreciemos la conducta de Anacleto. Estando en Bogotá molesta al Libertador, dice Bolívar a Santander: “Los disgustos que me ha causado Anacleto Clemente con sus juegos y necedades en Bogotá, y aprovecho la ocasión de O´Leary para que lo obligue a irse a Caracas a cuidar de su familia. Igual encargo hago a usted, y le suplico que tome el mayor interés en obligar a este loco que salga de Bogotá”. (Carta a Santander, 30-05-1826).

Bolívar conocía de la conducta disoluta, distraída y envuelta en los vicios de su sobrino, el “loco” seguramente por la vida despreocupada, desvanecida que llevaba en los vicios y en la seducción femenina, el alcoholismo, el despilfarro, el abandono de la esposa y la familia, y los juegos, por lo que lo califica: “El señor Anacleto no vale nada y, por lo mismo, es necesario que lo tomes bajo tu tutela para que lo formes digno de ser nuestro. De otro modo, es necesario abandonarlo a su miserable suerte”. (Carta a María A. Bolívar, 24-10-1825). ¡Bolívar tenía esperanza en la educación!. Es consciente del papel regenerador de la educación, de las posibilidades que brinda en regenerar al ser humano.

Anacleto, poco útil a la sociedad, incompleto, sin trabajo que enaltezca la patria, es un jugador empedernido, que no valoraba la vida y las posibilidades que le brindaba ser sobrino del Libertador. ¿Qué podía valer?. Reprocha el Libertador a Anacleto: “Es una vergüenza para ti y la familia ver la infame conducta que has tenido en Bogotá, librando contra tu madre sumas que no la gasta un potentado, abandonando a tu mujer, y para hacer lo que faltaba desacreditando al vicepresidente”, (29-05-1826).

Bolívar demás recrimina que se ha cansado de escuchar las quejas de su hermana, y le advierte por última vez por medio de su Edecan O´Leary “Cuan disgustado estoy por tu mala conducta y te intimará la orden de que inmediatamente te vayas a Venezuela a estar al lado de tu familia, si no a cuidarla, al menos a no desacreditarla como lo has estado haciendo en Bogotá”. ¿De qué mala conducta se quejaba el Libertador que hacía que Anacleto despilfarraba la fortuna de la familia? Advierte a su sobrino Anacleto “Si no abandona ese maldito vicio del juego, te desheredo para siempre; te abandono a ti mismo”. (En agosto de 1828). Bolívar suplica que se “conduzca bien y trabaje”.

Pero no Anacleto esta precipitado en el lodo de la corrupción, atrapado en los juegos y el vicio, corría la suerte de quedar abandonado a la fatalidad del destino. Bolívar indica a María A. Bolívar “Quítale el vínculo a Anacleto, y dale a su mujer una pensión para que viva” (24-10-1825), “Yo sé cuál es su conducta, y estoy resuelto a quitarle todo, si no se porta como un caballero” 21-10-1825. ¿Que esperaba de Anacleto, que le reprocharan su conducta?.

Bolívar lo juzga “faltando de este modo a tu patria; a tu honor, a tu familia y tu sangre” esta condenado a ser “incompleto”, “imprudente” e “infeliz”, así lo cuestiona: “Este es el pago que das al cuidado que tuve de llevarte a Europa para que te educase; el que ha tenido tu madre para hacerte hombre de bien y, en fin, es este el modo que corresponde a tu beneficios que te he hecho?”. (el 29-05-1826).

No hay respuesta, Anacleto no es un caballero, un ciudadano ético y moral, pese a haber tenido “por madre a la mujer de la más rígida moral” y sin embargo, era “inferior a tantos pobres guerrilleros que no tienen más familia que la patria”. (Ibídem). Pregunto: ¿Cuantos Anacletos conviven con nosotros que con fortunas salen a precipitar su vida en el lodo de los juegos, las maquinitas en los casinos, el alcoholismo, el tabaquismo, las drogas y en general en la vida disoluta y permisiva de los vicios del capitalismo, terminando como seres infelices?. El socialismo bolivariano del siglo XXI tendrá que dar respuesta al dilema de Anacleto, formar el Hombre Nuevo, tarea sumamente difícil, si tomamos en cuenta que el capitalismo a permeado con la corrupción del dinero hasta el tuétano del alama venezolana, con el contrabando, el mercado negro, los dólares, etc.

Frente a esta realidad Bolívar prefería desheredarlo, quitarle sus bienes, su fortuna, hacer honor a su familia, hacerlo de sí mismo un ser completo, útil a la Patria, prudente, feliz, como pago de la educación, como saldo de la Patria, para estar a la altura de tanto guerrillero acompañó al Libertador, henchidos de Patria, orgullosos de hacer patria, de independencia, de soberanía, de antimperialismo, de libertad, que si bien pobres pero afortunados e iluminados por los ideales de la lucha en fundar el mundo nuevo, el mundo de lo noble, de los justo, de la belleza moral humana, donde lo que priva es la realización social del individuo en sociedad, es el reencuentro con el goce de la vida, para la reivindicación de la felicidad humana perdida que las sociedades de clases extraviaron en la sociedad capitalista, alcanzando los más altos valores e ideales que formaron el Maestro Rodríguez en el Padre de la Patria, Simón Bolívar.


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Alexander Kórdan Acosta R.

Economista. Magíster en Gerencia de Servicios Administrativos. Doctor en Ciencias Estratégicas para el Desarrollo. Profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Instructor de Cooperativismo Comunitario.

 kordankovki@gmail.com

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