Carta pública al presidente de la Asamblea Nacional, Nicolás Maduro

Ciudadano Presidente:

Nos conocemos perfectamente desde la Asamblea Nacional Constituyente, donde usted fue uno de tantos i, como estimo que no son necesarios muchos títulos universitarios, currículos llenos de “cargos desempeñados”, condecoraciones recibidas i otras trivialidades de la vida civilizada, porque las falsificaciones son muchas hasta en las universidades; no desvaloro el hecho ser usted un simple sindicalista i conocer el trabajo que desempeñaba, pues diciéndolo con una experiencia profesional de más de medio siglo, en mi universidad, desde hace por lo menos 30 ó 40 años, ya me oponía a la violación de la Ley de Universidades, cuando se elegían Decanos, sin poseer doctorado i el mal se fue extendiendo al punto de creer honestamente que, hace ya bastante tiempo o muchos años, las autoridades rectorales de todas las universidades del país, se han llenado de licenciados o algunos títulos no mui reconocidos, entre ellos uno “anglosanjonado” como “magíster”; empero, creo que es necesario demostrar inteligencia para poder pensar o razonar con acierto, o sea poseer cultura inmaterial, cultura del intelecto (porque cultura, sociológicamente, “es todo lo hecho por el hombre”), para poder ser dirigente o afrontar tareas transcendentales con numerosas e inmensas responsabilidades. Responsabilidad viene de “re spondo”, saber responder de un hecho o cosa, lo que no solamente implica reflexión sobre las consecuencias del acto cumplido o no, sino que en sentido psicológico o moral, la palabra es anterior al sentido penal o social. Sería como expresar, “garantizo la veracidad, honestidad o eficiencia” de mis actos i por lo tanto, también comprometida con la previsión. Esto quiere decir que, los altos desempeños en la vida, requieren no solamente del deseo, la pasión, el interés o lo buscado, sino que, la herramienta fundamental, básica, imprescindible es el talento i la cultura citada, la cual no se improvisa, puesto que igual al lenguaje, es una adquisición cultural, nada innato. Por estas circunstancias me dirijo a usted como Presidente de la AN, pues en una decisión a la ligera, sin consultas previas ni mucha meditación histórica, filosófica i estética, introdujo esa proposición de modificar la Bandera i el Escudo de Armas de la Patria, olvidando a las instituciones competentes i a las personas que estamos facultados para opinar. Eso es un hecho tan importante i trascendente; ni necesario ni urgente políticamente, que ha podidos esperar, más en un año electoral donde no hai que darle “banderas” a la oposición i le han entregado como principal al pabellón nacional. Personalmente pienso, i perdone mi sinceridad, que para dirigir un parlamento se necesita una persona de profunda capacitación socio-política, filosófica i cultural (está al frente de la fuente misma de la Leyes de la República) i yo pienso como el médico filósofo José Ingenieros que decía: “solamente reconozco una aristocracia: la aristocracia del talento” i usted se sienta cada día donde se sentó un hombre como Andrés Eloy Blanco, de desbordantes méritos no como político, sino como poeta, escritor, filósofo i patriota i de reconocimiento internacional como intelectual i poeta.
I no es que crea que existen hombres superiores, pero sí de mayores estudios, experiencias i múltiples horizontes intelectuales, aunque siempre sostuve en mis clases, tanto en medicina como en filosofía que los sabios no existen, aunque por cuestiones cronológicas podemos señalar caminos i enseñar. Mas, el conocimiento es tan amplio hoi en día que, todas las profesiones han tenido que hacerse de múltiples especialidades, sub especialidades o campos limitados del saber, de tal modo que (porque seré mui criticado) aunque tengo dos profesiones universitarias con post grado, he estudiado en el exterior con distinciones, docencia en el bachillerato por muchos años i docencia universitaria 33 años en medicina i más de 25 en filosofía, sería incapaz de aceptar presidir a PEDVSA, al BANCO CENTRAL, a un Institución hotelera, i si aceptara dirigir por ejemplo la PETROQUÍMICA de El Tablazo, podrían llamarme con razón oportunista, arribista, deshonesto o lo que se les ocurra, porque efectivamente lo sería. Deshonesto conmigo mismo; deshonesto con mi conciencia.

En esa AN, además, por las circunstancias que todos conocemos, se colaron muchos más improvisados i aventureros de la política, aunque con una gran falla como lo han demostrado: no se asesoran o los que asesoran o “encierran en una cúpula de vidrio” al Presiden te Chávez, para adularlo i esconderle realidades, le están haciendo un daño grave a la Revolución Pacífica Bolivariana. Dudo, i me perdonan, que haya en el recinto legislativo, muchos versados en Historia, en Filosofía de la Historia, en Heráldica, en Vexilología, o Historia Universal, pues aunque no podría responder por hombres o diputados de otros estados; pero sí los del Estado Zulia i no sé cual de ellos se haya interesado alguna vez por estas cosas, o la quieran debatir públicamente, ya que se ha prometido Asamblea Nacional pública, con participación del pueblo. Por eso, al ver esa noticia alarmante, MODIFICAR LOS SÍMBOLOS PATRIOS, ni por un momento pueda pensarse que estoi contra el proceso revolucionario i del presidente Chávez, pero sí asesorarlo para que no se consagren disparates. Lo que pasa es que el afán de “figurar” de muchos distorsiona la historia, i por eso veo ahora con alarma que, el Presidente de la Academia de la Historia del Zulia, sin reunir la Institución i como su particular opinión (pero señalan do su sitio en la Academia) propone en la bandera diez estrellas. En un artículo leído en APORREA (mi única oportunidad de libertad de expresión que estimo los Diputados ni leen) señala, además de acertadas observaciones críticas que, “estos peligrosos y nada calculados cambios, producen un gran relajamiento de nuestra idiosincrasia”; hace burla sobre la posición del caballo según las circunstancias i por último se pregunta ¿Quién a la larga se va a identificar con estos novísimos símbolos patrios? Nadie. ¿Qué bandera (i Escudo) defenderemos? Por lo tanto aboga por un referendo con el 10% de firmas que, esa persona que se muestra partidaria del proceso revolucionario, estaría decidida a firmar i de mi parte i muchos intelectuales amigos, también. Esa decisión prematura, para colmo aprobada ya en primera discusión (me gustaría conocer los argumentos de los diputados) ridiculiza el proceso porque no son cambios que tengan fundamento alguno, sino la duda de una niña, las barbaridades i el delito de un veleta político deplorable i la complicidad adulante de los miembros de la Asamblea Nacional.

Usted, señor presidente, tiene mi respeto como ciudadano, como hombre nuevo en la política, como miembro de un partido que ya se está haciendo excluyente i temerario a estilo del pasado (que perjudica), pero desde el punto de vista de su cultura intelectual, de su discernimiento filosófico e histórico, de sus estudios serios, créame que no, en absoluto. Mui joven i lo contrario de su apellido. La palabra, el verbo, siempre identifica o muestra lo que llevamos por dentro. Si la necesidad de este proceso lo ha puesto en tan elevado cargo, al menos sea cuidadoso i reflexivo en lo posible, para tomar decisiones a menos que se las ordenen. Allí tienen (por ejemplo algo que me compete) desde la Constituyente i el inicio de la AN, una lei que merece supremo cuidado porque vulnera la libertad, la dignidad i la felicidad de las mujeres de Venezuela, como es la Ley de Despenalización del Aborto i, encima de que tampoco se consulta i busca asesoramiento para no cometer una profunda injusticia, está en gavetas, mientras sobre algo que “se dijo ayer”, ya está aprobado en primera discusión. En artículo que he publicado hace apenas unos dos días (pero no deben haber leído porque otras opiniones no valen) expuse las razones históricas, filosóficas i estéticas de este innecesario error a mi entender, pero que debería ser un consenso de todo el pueblo de Venezuela.

Tenga la seguridad que, pese a todo, esta es una crítica constructiva i sigo firme con el proceso revolucionario, con la grandiosa idea de la integración de América Latina i en férrea oposición al imperialismo norteamericano.

De usted atentamente se suscribe,

DR. ROBERTO JIMÉNEZ MAGGIOLO
Constituyente







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Dr. Roberto Jiménez Maggiolo


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