La conspiración que se urde

Una conspiración contra el gobierno de Nicolás Maduro avanza y amenaza con derrocarlo y acabar con la experiencia de 14 años de revolución.

Se han confabulado quienes encabezan el intento sedicioso y aunque no han definido el día y la hora, para dar el zarpazo final, apuestan a que cada día las condiciones insurreccionales del país se hagan más favorables para adelantar sus sórdidos planes.

Los responsables llevan 14 años trabajando en función de lograr lo que en estos días parece a un paso de su materialización. Antes, Chávez logró contenerlos y a pesar de saber de su existencia y de sus propósitos apenas podía mantenerlos de bajo perfil y bajo las sombras.

Tienen sus conexiones externas, como todos los sediciosos la han tenido en todas las épocas, muy poderosas ellas y emparentadas con el Imperio; pero a lo interno tiene las mayores ramificaciones y es donde más fuerza y dominio han logrado los conjurados.

Las bases del pueblo, que aún confían en que Nicolás de continuidad al legado del Comandante Chávez, se muestran escépticas e incrédulas antes las acciones de los conjurados; otros sectores, plenamente desafectos al proceso revolucionario, tienen la fe suprema de que sus deseos y aspiraciones políticas se logren por esta vía de la perfidia y la traición a la Constitución y a las leyes, emulando abril del 2002.

Los conjurados han entendido que después de 14 años de intentos fallidos y de fracasos sucesivos, el enemigo que no pudieron derrotar nunca, Hugo Chávez, está ausente y que un gobierno que no pasa de la amenaza a las acciones perderá la credibilidad del pueblo con el pasar de los días y que sólo basta con mantenerse conspirando hasta que el día final llegue.

No son pocos los que ubicados en las filas de la revolución apuestan también a esta conspiración y al posterior reacomodo que supondría el verdadero “chavismo sin Chávez” que tanto pregonaron algunos y que muchos deseaban, en ambos polos políticos, de esta Venezuela convertida irremediablemente en dos toletes.

Por responsabilidad no daremos nombres, apellidos, ni otras señas de los conjurados, ya todos los conocen; sin embargo, nos atrevemos a enunciar algunos de los referentes bajos los cuales aparecen cada día haciendo lo suyo: acaparamiento, especulación, usura, carestía, colas, desabastecimiento, malestar, guerra psicológica, mentiras mediáticas, frustración, desencanto, “arrechera”, etc.


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Carlos Luna Arvelo


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