Farruco, tus razones y las otras

“No. No es una cuestión de arquitectura. Y ni siquiera de urbanismo. Lo es de humanidad” Estas textuales palabras las manifestó (o fueron transcritas así) por el Arquitecto, poeta y ensayista. Ministro de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas. Ex-Ministro de Cultura, Farruco Sexto al reconvenir lo manifestado por el arquitecto Fruto Vivas que hizo un reproche hacia la Gran Misión Vivienda Venezuela en la capital patria. Y me pregunto apreciado camarada Farruco: ¿Es que la arquitectura y el urbanismo y sus nociones en la teoría y la praxis, con su ciencia y hasta el aporte empírico, no puede ser humanizantes o estar al servicio del bien común o del buen vivir? Estoy de acuerdo que la discusión no es por el contenido programático o rentista de estos conocimientos. Es ver que dos camaradas de talante revolucionario tienen dos perspectivas. ¿Quién tiene la razón? Bueno, yo plantearé una también y creo, que sin ser un apoyo a lo que manifestó Vivas, usted ha hecho unos planteamientos para que el albino Fruto, realice una segunda ronda de declaraciones con más material de respaldo que la anterior.

De entrada, no me gusta clasificarme en ominosas escalas clasistas, excluyentes y dispersantes socioeconómicas. Pero, para adaptarme a lo expuesto por el Camarada Farruco, diré que no soy clase media, tal vez cerca, es decir a medias. No vivo en la Gran Caracas, ni en la pequeña ni en la del medio; moro en una ciudad al Sur del Lago de Maracaibo en esa gran, extensa y deshabitada provincia que queda mas allá y que no solo es campo, monte o culebra (esto lo dije yo, no el) estimado Camarada Farruco. Son localidades que crecen algunas con parsimonia, otras con las anarquizantes invasiones y otras estancadas por la indolencia de los feudales gobiernos de los alcaldes y alcaldesas. Pero, son ciudades con entornos despoblados que se encuentran mas allá del valle avileño, de los campos carabobeños, mas alla del puente sobre el Lago de Maracaibo. El siempre presente Camarada Hugo Chávez siempre promovió los ejes de desarrollo, no solo para descentralizar la producción sino el consumo demográfico caraqueño, valenciano, maracaibero entre otros que agobia a los habitantes de estas ciudades. Esta no es la Camboya de Pol Pot. Tampoco es un asunto trivial. El camarada Chávez era el primero en preocuparse por esta Caracas sofocante y a pesar de que en sus sobrevuelos visualizaba espacios para humanizar y dignificar habitacionalmente a la familia caraqueña oriunda o migrada, siempre visionó una Gran Venezuela, donde se desarrollaran las ciudades, crecieran en tiempo y espacio y que emergieran otras. Y ese no es una actitud egoísta ni menos reaccionaria, es una actitud que debemos impulsar desde ya, para que esa vuelta al campo sea posible lograrla en la magnitud requerida, parafraseando lo que usted dice. Porque lo que no se inicia, no se termina. El tiempo entre el inicio y el terminar es indeterminable, pero hay que hacerlo.

Hay una premisa hasta manida y que cada quien la arrima para si dándole una connotación negativa o positiva, de acuerdo a su discernir. Pero, sin caer en lugares comunes es indudable que el crecimiento sostenido y sostenible de nuestras ciudades debe ser equilibrado, sin sacrificio de regiones, por la preeminencia de las urbes sobre otros afloramientos citadinos. Se debe promover en la proyección y la praxis, que las condiciones de la provincia no solo eviten las migraciones internas, sino que despejen el demandar de espacios verticales cuando hay tanto horizonte patrio por llenar. La familia caraqueña merece su integridad vivencial, un justo hogar, una justa respuesta a esa deuda acumulada y contraída en los gobiernos represores de la dignidad popular y que como lo planteaba nuestro Comandante Chávez hay que atender y reconocer al pueblo al que el se debía y al que ahora se debe el camarada presidente Nicolás Maduro. Pero, la provincia no puede seguir siendo visto como un campo, tampoco un aliviadero, sino el sustento real hacia donde crece Venezuela.

Finalmente, ojala que existiera un Ministro de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Provincia Venezolana, que al igual que usted dejara hasta el último miligramo de arresto y responsabilidad para el desarrollo y consolidación de las ciudades y las comunas a todo lo largo y ancho de nuestra patria. Porque, hay que ver cuanto espacio hay.

Sin Chávez no hay Revolución, porqué Chávez es la Revolución. Y está Revolución es Chavista, porque todos somos Chávez.

Ingeniero Carlos J. Contreras C.
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Carlos Contreras


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