El desasosiego en el momento actual

Puede anotarse como una de las señales de este cambio histórico el estado de desasosiego y protesta que alcanza hasta los mismos altos círculos económicos de la burguesía trasnacional que han sido favorecidos de manera excepcional con todos los pasos del proceso revolucionario iniciado en 1999. Han alcanzado ganancias que reseña la constitución de nuevas empresas que acrecientan el poder de grupos económicos que exhiben decisiva importancia sin precedentes, pero protestan por algunas desviaciones para favorecer al pueblo social y económicamente, que tiene que sufrir la intensa inflación, el acaparamiento y la especulación que se ha cernido sobre el país al no implementarse un control de precios y carecer del personal idóneo para la investigación. Y vivir estrechamente mientras los acaparadores y especuladores obtienen márgenes altísimos de ganancias, mientras el dólar fluctúa libremente.

La clase media protesta ferozmente ante la dificultad de sus posibilidades de seguir ascendiendo socialmente y económicamente a costa del sacrificio del pueblo, y frente a la liquidación del signo de movilidad que caracterizó el pasado venezolano. Pero que también son víctimas de un modelo económico oprobioso, excluyente e injusto, implantado por el fantasma del capitalismo y las elites codiciosas que nos quieren vender su modelo económico, poco a poco, a través de los medios de comunicación, y nos quieren sumir en la exclusión y la miseria.

La presencia avasallante de la televisión como fuerza competidora de los partidos políticos puntofijistas y sus derivados en el empeño de controlar la opinión pública señala otra de las grandes modificaciones en el cuadro político-económico. En la misma medida en que los tradicionales partidos políticos de la oposición reducen su importancia, la televisión monopoliza la audiencia de la clase media y reduce el auditorio a una asamblea permanentemente y cautiva. Y así, el dominio de la televisión, factor decisivo en la política moderna, ha pasado al dominio de pocos grupos empresariales que siendo simples concesionarios han adquirido inusitada influencia en el orden político de Venezuela.

En lo inmediato, en el país, el logro de la estabilidad social y política depende fundamentalmente del resultado de la carrera de resistencia entre el control del acaparamiento, de la inflación y la especulación que envuelve la vida de las mayorías. Si los proyectos que forman el argumento clave del Plan socialista de la Nación 2013-2019 y su ejecución no determina una mediana recuperación económica de la mayoría de los venezolanos, seguro que avanzará el desasosiego y la movilización para la protesta, pues esa situación no puede solucionarse con ayudas que sólo alcanzan a reducidas zonas del mundo necesitado. De la capacidad o no del Gobierno socialista para superar esta crisis y lograr en paz un nuevo equilibrio nacional depende la solución de los interrogantes que el país tiene planteados.

Desde un punto de vista fáctico inmediato puede estarse mejor, pero eso no significa que se esté bien. Esta escisión entre el esfuerzo y el logro conduce a dos comportamientos adicionales, la pasividad y el consumismo. La pasividad de los funcionarios que no ejercen el control, (parásitos) o no entienden que es necesario activarse en un esfuerzo para poder obtener las metas de bienestar o riqueza deseadas; consumismo, porque ni se conoce la importancia de la producción ni se valora el producto obtenido, simplemente esa tendencia propia del capitalismo contemporáneo se agudiza en todos los sectores sociales, pues es la manera como se entiende que llega la riqueza petrolera, es una situación donde hay consumo sin producción (aunque esto no quiere decir que sin trabajo).



¡Sigamos siempre juntos con Chávez!

¡Gringos son cuatro los héroes cubanos aún presos!

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Manuel Taibo


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