Venezuela le dice al imperialismo y a la derecha: ¡Aquí está la rosa, baila aquí!

Haciendo referencia a esta frase, hace mucho tiempo usada por Marx en El 18 Brumario y por Hegel en su Filosofía del Derecho, cuyo significado es que cuando está a la vista lo principal, no se necesitan testigos para demostrarlo, si no, hay que demostrarlo delante de los presentes.

Al seguir paso a paso la marcha de los acontecimientos en Venezuela, nos damos cuenta que a partir de hacerse público los resultados electorales (15 de marzo), la derecha desató un campaña de violencia que consistió en incendios a locales del PSUV, asedio a las unidades de salud, a Telesur y Venezolana de Televisión, asesinatos de pobladores de barrios chavistas, escandalosas exigencias de auditoría electoral, amenazas de intervención extranjera y al final, las broncas tragi-cómicas en el parlamento.

A estos personajes, apoyados en los resultados electorales que de paso no les favoreció, se les ha metido en la cabeza que no tienen que respetar el Estado de Derecho y que tienen la autoridad para desconocer, no solamente al presidente Nicolás Maduro sino también al presidente del Parlamento Diosdado Cabello y reclamar por la fuerza la modificación de los resultados electorales. No se tiene que ir muy lejos para escuchar los jactanciosos y eclécticos ladridos (que son una mezcla de “triunfo” y frustración) con los que la derecha (Capriles, Pirela, William Dávila, Nora Bracho, etc.) se vanagloriaba por los resultados electorales obtenidos.

Y los revolucionarios retroceden, concediendo exigencias, parece que sólo han derribado a su enemigo para que éste saque del suelo nuevas fuerzas y vuelva a levantarse con más poder frente a la revolución.

Si bien es cierto, que las revoluciones populares como la de Venezuela en este comienzo de siglo y de milenio, se critican a sí mismas, se interrumpen muy frecuentes en la marcha, vuelven a lo que parecía terminado anteriormente, para comenzarlo de nuevo, se burlan de las indecisiones y de los lados flojos.

También es cierto que, el pueblo venezolano chavista, los países latinoamericanos de UNASUR y los países del mundo, al reconocer a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela han creado una situación política nacional e internacional que no permite volver atrás en los acontecimientos.

Por ello, los revolucionarios y principalmente su nuevo líder, saben que tienen ante sí, la gran responsabilidad histórica de cumplir con los fines propios de la revolución y decirle a la derecha y al imperialismo: ¡Aquí está la rosa, baila aquí!

catonwel@yahoo.com.ar


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Memo Fernández


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