Entre tanto

Este proceso se pone tan Maduro como Chávez

Nos toca elegir a Chávez este 14 de abril. Es decir, nos corresponde votar por Nicolás Maduro este domingo 14 de abril, para que sea Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, hasta el año 2019, por ahora.

El proceso electoral, que parece fácil en las predicciones estadísticas y en el “olfato” de lo obvio, merece ser tomado muy en serio. Sobre todo, compañeras y compañeros, camaradas, porque lo que está en juego -cada vez con mayor dramatismo- es el destino de la Patria.

Estamos ante un enemigo que no descansa ni un instante y, en lo pequeño, “no da puntada sin hilo”. Contra la candidatura del camarada Nicolás Maduro, no se enfrenta un torpe y errático Capriles Radonski, sino un imperio que se sabe en los estertores de su existencia y que, aunque acumula un poderío militar inmenso, hegemónicamente luce cada vez más disminuido y a punto de “tirar la toalla”.

Venezuela petrolera, energéticamente multidotada y fuertemente constituida, tiene en lo político ideológico, una fortaleza que se ocupó de construir, en sus años de vida (no sólo de ejercicio gubernamental) el Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías.

Pero, no olvidemos que la característica fundamental del dominio burgués, de las relaciones de producción capitalistas, es que ellas se valen por sí mismas. No requieren amenazar con un “Dios de los ejércitos” como el invocado en pleno feudalismo para imponer la dominación sobre los siervos de la gleba, sino que el simple hecho de ser los dominadores los dueños de los medios de producción, ya les hace, prácticamente, indestructibles.

La burguesía venezolana (y su fortaleza transnacional) sabe, con absoluta claridad, que saldrá nuevamente derrotada en su candidatura majunche, de acuerdo con todas las predicciones posibles, a la indiscutible confiabilidad en el sistema electoral venezolano y a todas las herramientas tecnológicas que utiliza. Pero, no es por esas evidencias, que los dominadores se darán por vencidos. Ellos están queriendo defender sus siglos de dominio y las riquezas acumuladas y, para ello, se las jugarán todas. Invierten en saboteadores, en sembradores de rumores, en agitadores de calle, en mercenarios, en técnicos de las comunicaciones y de la informática, para asegurar que no habrá descanso en el despliegue de su aniquiladora artillería.

Y mientras esto ocurre, mientras el enemigo imperial despliega sus equipos y mentiras, no sólo a través de los organismos estadounidenses (CIA mediante) sino también de los israelíes (Mossad mediante), los revolucionarios nos peleamos para tratar de definir quién es más dueño de la memoria del líder y quién posee el carnet con más borlas doradas, donde diga que se está identificando el “revolucionario” más arredrado del “proceso”.

La pelea es contra un enemigo gigantesco y complejo. No es fácil detectar su mimetismo entre nosotros o con nosotros. Mientras creemos vencerlo en tarimas y públicas vitrinas, ese enemigo se crece en las cotidianidades e impide el avance o fomenta (muchas veces con éxito) las derrotas más dramáticas y frustrantes que podamos imaginar. No gastemos pólvora en zamuro, el águila imperial sigue viva.

ivanpadillabravo@gmail.com


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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

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