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La Revolución sin Chávez y su Modus Operandi

Según la Real Academia de la lengua Española (RAE) define Modus operandi como una Locución latina que literalmente quiere decir “modo de operar”. Lo que denota una manera especial de actuar o trabajar para alcanzar un fin propuesto. Además de lo anteriormente expuesto, Wikipedia, la llamada enciclopedia libre de la web añade al concepto, que es una expresión de uso frecuente tanto en español como en otras lenguas occidentales y que en el lenguaje común esta expresión se refiere a la manera habitual o característica de actuar de una persona o de un grupo.

Por otro lado, específicamente en Criminalística, se usa para referirse a cómo actuó el delincuente en una o diversas ocasiones, lo que permite establecer una pauta de comportamiento en diversos delitos de una misma persona. Bien, aunque a estas personas o grupos no pueden tildarse de delincuentes o desadaptados, su actitud o comportamiento no deja de acarrear consecuencias morales, éticas y políticas.

Antes de entrar en las ideas principales del tema, las cuales le permitirá al lector entender la actitud de ciertas personas y sectores, me he tomado el criterio de no utilizar iguales fuentes para la definición de “la Revolución”, so pena de errar en su interpretación, tal cual la deberíamos entendemos en la República Bolivariana de Venezuela de hoy día; sino más bien como la entendió y definió un extraordinario ser de luz, copartícipe de esta, como lo fue el Profesor José Ángel Arenas (1941-2007) que espero hayan escuchado alguna vez por Radio Nacional de Venezuela en “La Nueva Vecindad”. Él definía la Revolución de la siguiente manera: La gente se equivoca al creer que la revolución es como un autobús o un tren en donde te montas y dices “yo estoy con la revolución”, o sea la revolución te lleva, te trae, te conduce, te traslada, ¡pues claro, vas montado sobre ella!; y no se dan cuenta que la verdadera Revolución son ellos mismos, eres tú mismo, cada uno de Uds., cada quien desde su trinchera, cada quien aportando hacia la transformación de la sociedad, hacia estados mejores de bienestar. La suma de esas voluntades ¡Esa, es la Revolución!

Entendidos estos conceptos, necesario es saber también cual es el fin último que acarrearía este determinado modo de actuar, en este caso, hacerse dueños y herederos de un derrotero que hemos dado en llamar Revolución Bolivariana pero, sin la intervención de su mejor y mayor mentor: Hugo Rafael Chávez Frías. Como quien dice: ¡Casi nada!

Ahora, dilucidemos algunas actuaciones o ciertos comportamientos que de pronto, sin ton ni son, nos causa profunda extrañeza y ciertas dudas. Sobre todo cuando sus acciones inmediatamente pretéritas “decían” y “hacían” lo contrario o cuando por otro lado, no existe correspondencia entre lo que se dice y lo que hace. Pues, entonces, vayamos al grano.

Los susodichos no se encuentran del otro lado de la acera, sino más bien que dicen estar de este lado de la Revolución, pero son tan dañinos a la revolución como los que están del otro lado, al menos hasta que deciden saltar la talanquera. Entonces es cuando nos damos cuenta de ciertas pautas e incoherencias en su comportamiento. Veamos cuáles son esos comportamientos, mientras dicen estar con la revolución, que nos permitan, de alguna manera, preverlos y conocerlos, aunque persista en nuestros corazones revolucionarios el beneficio de la duda, cosa que ellos saben aprovechar y explotar hasta su máxima expresión.

Los que abrazan la peregrina idea del chavismo sin Chávez, primeramente no lo dicen abiertamente porque son dependientes en cierto modo del voto que arrastra Chávez y que mientras se está en esa posición cuentan para una elección que por lo general se está cerca, pero una vez pasada dichas elecciones y su elección, entonces cambian de ideología y al siguiente día están con la oposición; ni locos que fueran para decirlo con anterioridad, pero juran y perjuran que su elección fue producto de su imagen y magnetismo.

Los mencionados quinta columnas, una vez incursos en hechos dolosos o mal manejo de los recursos del Estado que por lo general pasan a engrosar las cuentas de testaferros y familiares, toda vez que no pueden seguir ocultando lo que es obvio y lo que a todas luces es más grande que una casa, entonces al día siguiente Ud. lo ve codo a codo con los de la oposición, muy a pesar de que en días anterior alababan las bondades de la revolución, pero que por conciencia propia decidió estar del otro lado y que su posterior persecución judicial o moral se debe a cuestiones políticas e ideológicas. ¡¿Qué papaya, no?!

Los del chavismo sin Chávez tienen como excusa que Chávez no es Dios, como para acatar todo lo que él diga. Pero, una cosa, detengámonos allí ¿quién les dijo que Chávez es Dios? ¿Están locos? ¿Acaso, no ven al hombre de carne y hueso? ¿Y como tal propenso a la equivocación? Pero, una cosa si debemos estar seguros, los verdaderos revolucionarios. Preferimos equivocarnos con Chávez que con cualquier mamarracho vende Patria desleal y traidor. Por otro lado dicen: Chávez es la voz del Pueblo. ¿Entonces, quién los entiende? Su crítica por lo general es pueril y no aporta nada a la revolución. Diría Joselo: Critica por criticá. Luego los ves al lado y en apoyo de otros que no son los que la dirección del partido decidió postular y que darán continuación al proyecto revolucionario; sino más bien que prefieren colocar en riesgo, incluso a la Patria entera por mezquinos intereses parcelarios. Una cosa es la irreverencia en la palabra y otra muy distinta es la lealtad en la acción, en eso no debe haber dudas. Fíjense aquí, cuantas contradicciones afloran al respecto que se ahogan en un simple vaso de agua, entonces confunden la crítica y la autocrítica de tal forma que estas terminan prevaleciendo ante la lealtad al proceso.

Los de la Revolución sin Chávez en cierto modo son propensos al caradurismo, este es su más claro comportamiento que los delata, piensan y creen que seguimos en los tiempos del oscurantismo y que lo que se dice en sus más cercanos círculos no trasciende a esferas superiores. Una cosa es lo que dicen y declaran a todos, mientras los que le conocen de cerca, es decir, de tú a tú, saben que están en contradicción con lo que hacen. Es en ese entorno cercano donde aprenden a ser un verdadero caradura, los que le ayudaron a escalar políticamente, las bases y raíces, por lo general dejan de pertenecer a su entorno, no porque quieran sino que éste busca a otros. ¡Claro, que no le conozcan bien! Que no lo delate.

Los de la Revolución en la revolución pretenden utilizar el nombre de Chávez como patrimonio propio y que pueden contar con el arrastre electoral de éste a su favor, serán su costillar siempre y cuando vaya en su beneficio; de lo contrario dirán esquizofrénicamente, como efectivamente lo hicieron: ¡Chávez nos traicionó nojoda, no hizo lo que le dijimos que hiciera!

Esta gente piensa que el pueblo sigue siendo el mismo pueblo pendejo cuartorrepubliquero de antes que les permitía abusar de él y aun así luego actuaban como que no había pasado nada ¡Qué tamaña osadía! Un verdadero escupitazo a la cara misma del pueblo, y después con su cara bien lavada, dicen que no hay mayores revolucionarios que ellos, que están rodilla en tierra y no sé cuantas otras retorceduras más. Siguen gritando a sus adentros: ¡No hay revolucionario más arrecho que yo! ¡Porque nadie sabe mejor que yo, que Chávez no hace falta en la Revolución!

Y por prescindir de Chávez que es lo mismo que prescindir de la verdadera revolución, seguirán goteando, cayendo de bruces y poco a poco hundiéndose en los barros cenagosos y escatológicos de las inconsistencias ideológicas, de frente y cara a cara con la contrarrevolución, o sea aquí, al lado nuestro, compatriota revolucionario, asido al derecho que tienen de opinar y criticar e insisto, una vez más, al derecho que le conferimos por el beneficio de la duda. ¡Conocedlos!

¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA!

¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!

johpastrano@gmail.com



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