¡Dividamos el PSUV, Carajo!


(o cómo suicidar la revolución)

LO QUE QUISIÉRAMOS, Y LA REALIDAD

El candidato de la derecha ofreció, en la recta final de su campaña, darle a la gente “lo que quiere” en contraposición a “lo que hay”. Ahí había una trampa, y cuando la gente actúa de acuerdo a lo que dictan las emociones, tiende a aceptar todos esos asertos sin que la conciencia le alerte sobre la concha de mango que está pisando. Esa es una de las causas de los votos-castigo contra Chávez, que se endilgaron al tipito ese, que estaba gratamente sorprendido cuando se dieron los resultados, evidenciando que no se esperaba tantos votos.

Lo que todos queremos es que haya un gobierno que haga todo bien, que los proyectos se concluyan, que la gente sea respetada, que lo que ofrece Chávez al pueblo no sea boicoteado en el camino. Que no haya politiqueros en el gobierno que atormenten a los revolucionarios y a sus familias (mi hija fue tan atormentada que me dio mucho dolor, eso se une a lo que pasó con la hija de Sant Roz en Mérida, y a todos los “hijos de, amigos de, hermanos de...”, que son acosados y excluidos de las instituciones por intereses de camarillas o por prejuicios de personas mal informadas, que actúan automáticamente ante las manipulaciones de personas en las cuales confían. Muchos decían que eso era un eficiente mata-voto, y así fue. Lo que todos queremos es que haya un gobierno revolucionario.

Pero la realidad es otra. El gobierno del Presidente Chávez se fue abriendo camino desde 1999 con lo que había, y sigue trabajando con lo que hay. Pensar que el gobierno lo va a hacer todo por nosotros es poner en nuestra mente los moldes de la derecha, que sustituye al pueblo y lo excluye para hacer lo que le dé la gana sin limitaciones. Yo he sido acosada, perseguida y excluida por gente del gobierno y del PSUV y jamás me dijeron por qué, y no soy la única. Pero si la derecha cree que vamos a reaccionar visceralmente se equivocan. Chávez se ha ganado a pulso el voto de todas y todos, y en cuanto al resto del gobierno, ahí hay un campo de batalla ideológica e institucional en el cual no obtendremos ningún triunfo si no hacemos lo necesario. Sin dar armas al enemigo histórico, por supuesto.

En justicia, a pesar de esa realidad se ha avanzado bastante, se han cumplido metas como el cero analfabetismo, Barrio Adentro está afianzado en el país, se han construido viviendas como nunca, ha habido cambios positivos en muchas partes y eso se debe a que dentro del gobierno también hay revolucionarios y gente honesta que está haciendo su trabajo con mística y sacrificio, a pesar de que los ataquen por todas partes. A esos compatriotas hay que reconocerles sus esfuerzos.

DIOSDADO CABELLO, LA DERECHA ENDÓGENA Y LA “IZQUIERDA RADICAL”

Actualmente se habla mucho de la “derecha endógena” y de la “izquierda radical”, esas frases se han convertido en insultos y en argumentos para la exclusión y hasta para el odio irracional y el único que cosecha allí es el imperialismo, y para muestra, los seis millones de arrechos que votaron en contra de Chávez, usando al candidato de la ultraderecha.

Un escuálido me dijo en Valencia:

_“¿Qué prefieres, que siga mandando Diosdado Cabello?”

Porque ellos saben que las matrices de opinión contra ese camarada han surtido efecto, y mucha gente repite las acusaciones que se publicitan contra él sin pensarlo, sin verificar si realmente corresponden a la realidad. Al escuálido le dije que tal vez la familia de Diosdado Cabello tuviera algo de dinero, pero que el millonario, indiscutiblemente, era Capriles, y que no traicionaría a su gente: Si llegaba a ganar, gobernaría para la burguesía y el imperialismo.

Diosdado Cabello ha sido señalado como la cabeza de la “derecha endógena” y en verdad su posición acerca de la cooptación no me gusta. Sin embargo, su conducta firme frente al imperialismo y la burguesía vendida y su lealtad a Chávez y al proceso revolucionario, están frente a todos; sólo tenemos que relajarnos y aceptar la realidad para no ser tontos útiles de la burguesía, que nos acosa diariamente con la guerra mediática – psicológica para vencer nuestras almas y podernos meter el dedo en el ojo mientras buscan meter las manos en los recursos que son de todos nosotros. La pregunta del escuálido no debe quedar sin respuesta pública:

PREFIERO A CIEN DIOSDADO CABELLO A UNA DÉCIMA PARTE DE CAPRILES.

Y hay otros que presumen ser de “izquierda” y “radicales” para repetir las acusaciones infundadas de la derecha pro imperialista. Muchos son personas que están actuando emocionalmente y no han reflexionado en lo que dicen, pero otros son infiltrados de la “inteligencia” imperial que están utilizando todos los recursos para dividirnos, y allí debemos estar alertas. Porque no debemos ser cómplices de las cosas mal hechas por el gobierno por el cual estamos dispuestos a jugarnos el pellejo, ni tampoco dejarnos usar por nuestros propios enemigos.

Los presuntos “izquierdistas” han llegado al extremo de acusar a Nicolás Maduro de “derechista”, y ahí es donde se le ve el bojote a un sujeto que no quiero mencionar y que publica un artículo muy leído. Marea Socialista, La Hojilla, y cuanto revolucionario o revolucionaria críticos digan algo, son atacados por los que se hacen pasar por “radicales”, como un doloroso ejemplo de los avances de las ideas imperialistas entre nosotros.

Por otro lado, no voy a elegir entre Mario Silva y Eduardo Samán, para mí ambos son camaradas, ambos tienen sus aciertos y sus errores; a Samán sus errores le están costando la exclusión del gobierno y espero que haya aprendido, porque así como ya llamaron a Vielma Mora para la lucha en Táchira, puede que lo llamen a él en Caracas, y esta vez tiene que hacerlo mejor, no debe confiar en quienes se presentan como ovejitas para sacarle el piso. Mario Silva, con su lenguaje directo y su falta de compasión con el enemigo realiza un gran trabajo en esta guerra de cuarta generación, seguramente tiene también sus errores, como llamar a la obediencia ciega, pero prefiero obedecer a los revolucionarios con errores que caer en la trampa de “rebeldía” que nos ponen nuestros enemigos, que están como el comején, horadándonos por dentro para debilitar la potencia que el pueblo, bajo la dirección de Chávez, ha construido.

VENEZUELA EN EL MUNDO

Debemos comprender que la guerra de cuarta generación, que los movimientos políticos y militares del imperialismo en el mundo y su ofensiva de baja intensidad contra nosotros son mucho más que palabras, no lo estamos viendo sólo por televisión. Somos protagonistas de un proceso revolucionario mundial que nos ha asignado, pese a todos nuestros errores, un lugar en la vanguardia de la lucha global y si aflojamos, o si nuestros errores nos derriban imperdonablemente, los pueblos del mundo van a recibir un golpe difícil de superar, como pasó con el Chile de Allende y con la mismísima Unión Soviética, que pese a lo malo, era un contrapeso para el imperialismo.

Esa responsabilidad nos coloca en el ojo del huracán en este continente, y tal vez por eso, en medio de esa calma chicha, muchos camaradas no se dan cuenta de lo importante que es lo que tenemos que hacer, que debemos pensar todo antes de hablar y, sobre todo, jamás dividirnos. Deben ir las caraotas junto con el arroz, las tajadas y la mechada para hacer el pabellón, y si es posible ponerle una baranda de huevos fritos y queso rallado. Sólo las caraotas no hacen el pabellón, por eso es tan positivamente importante el polo patriótico.

Camaradas, el imperialismo nos apunta desde todas partes. No debemos cejar en nuestra lucha. Nuestro líder (así a muchos no les guste la frase) ha logrado que no nos invadan en más de catorce años y su equipo comparte el mérito. Es el estratega más esclarecido de la segunda mitad del siglo 20 y lo que va del siglo 21, ¡Y es de nosotros! Ha cometido errores y los ha rectificado para volverse a equivocar y volver a rectificar, en una espiral revolucionaria que conduce al éxito. Como decía Mao Zedong, los comandantes “aprenden de las derrotas”, pero hasta ahora, aún cuando nos han dado golpes, estamos a la ofensiva estratégica y ese vector no debe ser cambiado por la estupidez de algunos que se creen más chavistas que Chávez.

EL CAPITALISMO DECADENTE Y EL SOCIALISMO DEL SIGLO 21

El movimiento “indignado” que está recorriendo el mundo demuestra que el capitalismo está en picada, incluso su artillada fase terminal: el imperialismo neoliberal. España se enfrenta a los movimientos independentistas de sus colonias, que quieren aprovechar su debilidad para liberarse. Por todo el mundo los pueblos han decidido levantarse y las manipulaciones de la “inteligencia” imperialista no logrará desviarlos a todos ni siempre. Las condiciones están dadas para que avance el movimiento socialista hacia la creación de núcleos piloto de la nueva sociedad, que debe estar muy por encima del socialismo del siglo XX, el burocrático de los soviéticos y el “light” de los europeos, a quienes no se debe culpar del todo, porque fueron el producto de una lucha de poderes mundiales e hicieron lo que pudieron.

Nadie sabe cómo hacer el socialismo, y las avanzadas se irán construyendo sobre la marcha. Es una ingenuidad pretender que Chávez en 20 años va a eliminar el capitalismo. Eso no funciona así. Pero lo que sí ha hecho es construir las bases fundamentales con la educación del pueblo, que hoy día está más claro que muchos dirigentes acerca de la realidad política y social, y del camino que recorrer y cómo recorrerlo. Pero aún falta hacer carne el verbo de las instituciones del poder popular, sin esperar que “el gobierno” lo haga por nosotros porque no sería poder popular. Debemos asumir que este poder en formación (consejos comunales, obreros, estudiantiles, etc.) son células germinales del socialismo del siglo 21 y que el sendero está en construcción. La revolución es un vector, un largo camino de lucha, no una película con final feliz. No olvidemos que mientras exista el imperialismo y el capitalismo domine la correlación mundial de fuerzas, el socialismo no podrá consolidarse en ningún país. El capitalismo es global, el socialismo será también global.

EL LENGUAJE DEL ODIO

Ante una situación como la que vivimos actualmente, es necesario que identifiquemos el lenguaje del odio, que disfrazado de crítica revolucionaria repite los mismos ataques que la ultraderecha. Ese ataque contra nosotros mismos se produce porque esas personas equivocadas aún no han entendido que todos somos la misma gente, que las contradicciones entre los revolucionarios de todas las tendencias son contradicciones en el seno del pueblo y deben resolverse por la conversación y la respetuosa discusión. Para confrontarse se necesitan dos, así que a todos nos concierne evitar que esta manipulación enemiga siga absorbiendo más camaradas que no están claros.

Debemos ser sanamente críticos y tolerantes hasta donde se pueda con los camaradas, evitando las reacciones viscerales incitadas por nuestros enemigos comunes, “curar la enfermedad para salvar al enfermo”. Pero la burguesía, el imperialismo y sus agentes, la confrontación política debe ser inflexible: hay que derrotarlos, tumbarles los planes, cerrarles el paso. A esos enemigos es a los únicos a quienes conviene que nos dividamos.



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Andrea Coa


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