7-O: Triunfo múltiple que amerita necesarias reflexiones

Concluida la jornada electoral presidencial se hace ineludible un balance analítico de los resultados. Efectivamente fue una jornada memorable en la que el pueblo trabajador, consciente de lo que estaba en juego,  asumió de manera entusiasta y militante, ante el llamado del Comandante Chávez, líder de la revolución bolivariana, el papel de garante y defensor del proceso de cambios que se ha venido desarrollando en el país y que ha materializado el logro de importantes reivindicaciones para las masas populares y significativas transformaciones estructurales en todos los ámbitos de la institucionalidad nacional; es decir, visto en perspectiva, de una revolución que se ha venido operando, con sus altibajos y sobresaltos, pero con objetivos estratégicos claramente definidos y ampliamente compartidos.

Según el boletín más reciente del Consejo Nacional Electoral (CNE), con un universo de un poco más de 15 millones de votantes y con una participación del 80,67 % de electores y con el 97,99% de las actas procesadas,  el Comandante Chávez obtuvo 8 millones 133 mil 952 votos, equivalentes a 55,25 % del total, mientras que Henrique Capriles sacó 6 millones 498 mil 527 votos, para el 44,14 %, lo cual indica que Chávez obtuvo 1 millón 635 mil 425 votos de ventaja, es decir, 11,11% puntos por encima de su principal opositor.

Estas cifras denotan que el candidato bolivariano tuvo una holgada ventaja con relación al abanderado de la burguesía y del imperialismo aun cuando no alcanzó, a juicio de muchos de sus seguidores, las expectativas que se habían trazado en esta lid electoral; en todo caso ponen en evidencia el dominio político bolivariano en el territorio venezolano pues, salvo los estados Táchira y Mérida en los que ganó la oposición, en el resto de las circunscripciones federales se impuso el voto rojo, rojito.

En todo caso, este resultado, a nuestro entender, refleja un triunfo múltiple, materializado en diversas aristas, que debe ser acompañado de un balance crítico reflexivo necesario para emprender la nueva etapa política que se abre en el país, expresada sintéticamente  en los cinco objetivos históricos apuntados en el Programa de Gobierno 2013-2019 del candidato Chávez, sometido a la consideración  y consecuencial aprobación de la población venezolana durante la campaña electoral que recién culmina, en función del fortalecimiento y profundización del proceso transformador bolivariano.

Entre las aristas que relievan la multiplicidad del triunfo del 7-O resaltan:

*Tenemos el mismo Presidente:

Parodiando al comentarista aquel de una televisora burguesa cuando los nefastos días 11 y 12 de abril de 2002, ahora podemos anotar que estas elecciones ratifican al Comandante Chávez, el mismo Presidente, una vez más, como Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela producto de su estrecha y carismática identificación con las grandes mayorías nacional-populares del país. Una vez más, Chávez obtuvo el respaldo popular como consecuencia de la coherencia que ha mantenido en su gestión gubernamental en la reivindicación de los sectores mayoritarios más desfavorecidos, históricamente, de la sociedad venezolana y por su consecuencia en levantar las banderas del socialismo y de la independencia, y de la soberanía y dignidad nacionales.

*Derrota del imperialismo:

Otra arista fundamental que refulge del 7-O es la derrota que se le ha propinado al imperialismo, particularmente, al estadounidense y a la burguesía lacaya venezolana que, naturalmente, habían apostado con sus poderosos recursos políticos, financieros, mediáticos, tecnológicos y religiosos por el candidato burgués y de la antipatria. Esta derrota imperialista constituye un duro golpe a los propósitos imperiales de reforzar su ya deteriorada pero amenazante influencia en Latinoamérica y el Caribe; Venezuela, colocada a la vanguardia de la lucha antiimperialista, reafirma esta posición con el significativo triunfo electoral del Comandante Chávez.

*Se perfila la propuesta socialista:

Durante la campaña, se acentúo el carácter socialista de la propuesta que encarnaba el candidato Chávez; el pueblo, al votar por él, lo hizo, al mismo tiempo por su propuesta, lo cual denota la toma de conciencia progresiva por parte del pueblo venezolano con relación al socialismo como la alternativa al depredador sistema capitalista que cada vez se evidencia más como el generador de los males que acogotan a la humanidad; y, en particular, en Venezuela, causante de las desigualdades que nos agobiaron y aún presentes en el escenario nacional. Fuimos testigos y actores de una campaña electoral signada por la lucha de clases, en la que los intereses de clases estuvieron nítidamente representados a pesar del intento del candidato de la derecha y del capital de pretender camuflagearse con la imagen del progreso y de cierta retórica y lenguaje cercano, supuestamente, a lo popular.

*Afirmación de la institucionalidad:

A pesar de los intentos persistentes de los voceros de la derecha de poner en entredicho  y debilitar la imagen de instituciones fundamentales, tales como, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana(FANB) y el Consejo Nacional Electoral(CNE), los resultados electorales  ponen en evidencia la solidez y capacidad de estas instituciones; en especial del órgano rector electoral que fue sometido, por parte de  la oposición y de su estructura mediática  a una feroz campaña de descrédito  con ánimo desestabilizador y que, ahora, emerge con un sólido prestigio producto de la capacidad técnica y responsable seriedad con la que abordó la preparación y desarrollo de la jornada comicial, características que el pueblo venezolano supo apreciar y ponderar ampliamente al igual que los acompañantes internacionales invitados para observar la elección presidencial.

 La intencionalidad imperial y de la derecha opositora era la de crear un ambiente propiciador para cantar fraude y por ello lo renuente que se manifestaron hasta el final para reconocer la idoneidad del CNE, maniobra que se les vino abajo ante la holgura de los resultados  a favor del Comandante Chávez y la pulcritud y seriedad con que el ente rector dirigió el proceso electoral. Tienen que asumir los adversarios del proceso bolivariano que a partir de ahora se afirma la nueva institucionalidad republicana.

*Se consolida el lineamiento integracionista:

Una de las orientaciones de la acción gubernamental más atacada y vilipendiada por la derecha opositora fue la que expresa el lineamiento integracionista, que ha sido la columna vertebral de la política exterior desarrollada por el Presidente Chávez, consciente como ha estado siempre de la importancia de la integración nuestromericana como condición básica para poder subsistir en el largo plazo como nación independiente y soberana y para poder trascender el nivel de subdesarrollo en el que hemos estado sumergido a lo largo de estos dos últimos siglos de dependencia neocolonial. Y, más aún, teniendo claro que para poder ir avanzando estratégicamente hacia el socialismo es imprescindible la incorporación y la integración de las naciones hermanas en ese propósito común. Ni más ni menos la materialización del proyecto estratégico bolivariano. No cabe dudas, el pueblo venezolano con ese resultado electoral refrenda la vocación integracionista y solidaria que ha caracterizado la gestión internacionalista del gobierno bolivariano que lidera el Comandante Chávez.

*Se abre paso una nueva cultura política, expresión de una nueva hegemonía:

Con el triunfo del 7-O se abre paso en la sociedad venezolana una nueva cultura política, que, a nuestro juicio, es expresión  tangible del proceso de instauración de una nueva hegemonía cultural en el colectivo nacional.

La aceptación de la idea y del concepto, de la propuesta socialista por parte de la mayoría del electorado ya es un indicador sumamente importante de como el esfuerzo intelectual, político y práctico, direccionado para hacer digerible y asimilable socialmente este planteamiento ha dado sus frutos; siendo que la sociedad venezolana, producto del bombardeo ideológico al cual ha sido sometida históricamente, lucía como impermeable al predicamento socialista, ahora, por el contrario, es receptiva y el socialismo gana espacio y aceptación en el conglomerado social, especialmente entre los trabajadores y trabajadoras y en el pobrerío nacional.

Pero el avance político-cultural en pos de una nueva hegemonía, también se hace elocuente cuando la propia derecha asume, obviamente, por razones oportunistas la existencia y hasta las bondades de las Misiones Sociales, política bandera del gobierno bolivariano, pero el sólo hecho de aceptarlas aunque planteando que están sujetas a ser mejoradas, ya es un elemento sustantivo que denota la preeminencia de la concepción bolivariana en la dinámica política porque con todo y su oportunismo, este reconocimiento de la elite derechista se hace extensivo a su base social. Y, así mismo, cuando se acepta la institucionalidad del CNE o de la FANB también se hace sintomática la tendencia hegemónica de la cultura política bolivariana o chavista; proceso que ya se había iniciado desde el momento en que comenzaron a adecuarse a la vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la aceptación de la Bandera de 8 estrellas, la incorporación a la Asamblea Nacional, etc.

De manera que esta nueva cultura política que se patentiza con la reciente jornada electoral es, si acaso, la manifestación más relevante de la derrota que ha sufrido la derecha y el imperialismo en nuestro país. Se acentúa la hegemonía del proceso bolivariano, la del socialismo del siglo XXI, hegemonía que debemos seguir sembrando y cultivando hasta hacerla ostensible en todo el cuerpo social.

El triunfo electoral debe ser acompañado de necesarias reflexiones críticas

El triunfo electoral del 7-O que permite la ratificación del Comandante Chávez en la Presidencia de la República se sustenta, como ya hemos dicho, en una holgada victoria sobre las fuerzas adversas al proceso transformador y traducen el dominio político que el chavismo o bolivarianismo, en este momento, ejerce en el escenario político venezolano. La diferencia de 11 puntos porcentuales no deja dudas en cuanto a la cantidad en la ventaja, en muchos países una diferencia de esta naturaleza resulta más que suficiente para satisfacer las aspiraciones más exigentes, por ejemplo, en el caso de Francia, el actual Presidente Hollande se impuso por una ventaja de 3 puntos porcentuales y en las próximas elecciones estadounidenses, todo indica que el vencedor se impondrá por una mínima diferencia; de tal forma, que la  holgada ventaja que aquí obtuvimos es reflejo de una correlación de fuerzas favorable.

Las inquietudes o reservas con relación a ese resultado comienzan a aflorar cuando se relaciona con las expectativas que se habían formulado en torno  a las metas previstas, se hablaba de 10 millones de votos, de 15, 20 y hasta de 25 puntos porcentuales. Y también se ha argumentado que un gobierno de 14 años continuo de ejercicio tiende  a desgastarse, de manera que los resultados obtenidos vendrían a ser altamente satisfactorios. Pero más que las expectativas que naturalmente tienen una alta carga subjetiva o la consideración del desgaste que es un hecho político inobjetable; lo que sí es dable destacar es que, a pesar del esfuerzo empleado, de la inversión social realizada, del empeño mayúsculo del propio Presidente Chávez, etc, aún las fuerzas de la derecha concentran alrededor de su proyecto político más del 40% ciento del electorado nacional o, dicho de otra manera, las fuerzas antichavistas continúan entusiasmando a una porción preocupantemente significativa de la población venezolana y buena parte de ella de extracción popular.

Y esta preocupación se sustenta en que el dominio político que mantenemos como fuerza de cambio de la sociedad es, objetivamente, endeble; palpablemente observable en la oportunidad de las últimas elecciones parlamentarias (2010) en las que las fuerzas revolucionarias fueron derrotadas en la cantidad de votos aunque no en el número de parlamentarios; situación que podría repetirse en las venideras elecciones regionales y municipales a pesar de la votación alcanzada en las presidenciales.

Por ello, creemos, es pertinente la inquietud del porqué no le ganamos a la derecha con una ventaja más pronunciada, porqué la correlación de fuerzas no se sostiene sobre una base social más sólida siendo que el candidato de la Patria, el Comandante Chávez, cuenta con un carisma, sencillamente, extraordinario y los niveles de aceptación de su gobierno, previo a estas elecciones, se ubicaban por encima del 60%.

En próxima entrega intentaremos algunas respuestas a estas preguntas o inquietudes dentro de un espíritu crítico reflexivo siempre animado con el propósito de contribuir al fortalecimiento del proceso revolucionario bolivariano.

 

*miguelugas@gmail.com; mov.soc.mac@gmail.com



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Miguel Ugas

Miembro de la coordinación nacional del MoMAC

 miguelugas@gmail.com

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