Referencia histórica necesaria
A pocos días en que tanto en Venezuela como en la mayoría de países del mundo se ha de conmemorar el 1º de Mayo, como día de lucha de los trabajadores por sus reivindicaciones más sentidas, en correspondencia esta conmemoración, que no celebración, con la sangrienta represión que sufrieron los trabajadores estadounidenses durante varios días de abril y mayo de 1886 en varias ciudades y especialmente en Chicago, reclamando el pueblo trabajador la reducción de la jornada de trabajo (que podía extenderse hasta 18 horas de trabajo de lunes a lunes, por un salario miserable, hacinados y sin ventilación, laborando hombres, mujeres y niños, percibiendo estos dos últimos la mitad que los primeros). Como consecuencia de la brutal represión desatada por los cuerpos policiales, los 8 organizadores de las jornadas de lucha fueron enjuiciados y condenados, cinco a morir en la horca, dos a cadena perpetua y uno a 15 años de prisión.
En homenaje a estos mártires de Chicago que ofrendaron sus vidas, en 1889, la Segunda Internacional de Trabajadores declaró el 1º de Mayo como el Día Internacional de los Trabajadores. Que como cosa ilustrativa por demás indignante e inconcebible y repudiable, en los Estados Unidos, ese país que se asume ante el mundo como ejemplo de justicia, libertad y democracia, no se conmemora ese día, y no por vergüenza sino por el desconocimiento y el desprecio que la élite dirigente de ese país, históricamente, ha sentido por las reivindicaciones y organización de los trabajadores.
Elementos de la coyuntura venezolana
En Venezuela en los últimos 26 años se ha venido desarrollando la Revolución Bolivariana, que inspirada en el ideario y gesta del Libertador Simón Bolívar y conducida en su origen y concepción por el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, insigne y digno hijo de Bolívar que supo entender y comprender los anhelos de redención del bravo pueblo venezolano. Proceso revolucionario que luego del fallecimiento del líder primigenio le ha correspondido al presidente Nicolás Maduro llevar la conducción del país, siempre orientado por los lineamientos programáticos y estratégicos trazados por el comandante Chávez.
La Revolución Bolivariana desde sus inicios tuvo como signo identificador la defensa de los intereses nacionales, la satisfacción de las necesidades del pueblo tan largamente postergadas por las élites oligárquicas que durante siglos venían usufructuando los bienes del país para sus apetencias particulares y, peor aún, dada la vocación servil que los caracterizaba, siempre actuando en función de satisfacer, de manera, por demás complaciente, la insaciable voracidad imperialista, especialmente estadounidense, por los ingentes recursos generados por la explotación de la riqueza petrolera del país.
Llegó el Comandante y mandó a parar el festín que la burguesía oligárquica apátrida y el imperialismo celebraban a costa de los intereses de la nación venezolana. Asumiendo desde las primeras de cambo una definición antiimperialista de la revolución con una orientación socialista, la del Socialismo Bolivariano del siglo XXI.
Esta definición del carácter antiimperialista y socialista bolivariana del proceso revolucionario venezolano significó que desde sus inicios estuviese sometido a los embates de sus enemigos, los cuales se valieron y se valen de todos los medios posibles a su alcance en el propósito de derrocar al gobierno bolivariano y contener a toda costa el avance de la revolución e impedir el efecto positivo y ejemplar que la misma pudiese significar para los hermanos pueblos latinoamericanos y caribeños.
Con Chávez, el pueblo venezolano llegó a alcanzar niveles de bienestar nunca antes experimentado en toda la historia republicana del país. Con la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela (CRBV), de elaboración y aprobación colectiva, una de las más avanzadas del mundo, nuestro pueblo comenzó a tener garantías de sus derechos en materia de salud, vivienda, educación, seguridad social, ingresos económicos progresivos, llegándose el caso que ya para el 2012 los y las trabajadoras del país gozaban de ingresos de 512 dólares mensuales, los más altos de Latinoamérica y el Caribe. Y la Patria venezolana despuntaba con creciente prestigio y reconocimiento a nivel internacional, tendencia que no podía agradar a los enemigos históricos del pueblo venezolano.
Por ello, el imperialismo yanqui, la derecha internacional y la burguesía oligárquica local, no cesaron en ningún momento en sus intentos de truncar el proceso de bienestar del pueblo venezolano, de allí que apelaron a intentos de golpes de estado, paros empresariales, guarimbas, saboteos a los servicios públicos, desconocimientos de las instituciones, declaratoria de fraudes al perder elecciones, implacable manipulación mediática, presión diplomática, acoso y manipulación a la moneda nacional, inflación inducida, escasez y acaparamiento de alimentos. Toda una guerra implacable y solapada, que tuvo su momento culminante cuando logran sibilinamente asesinar al Comandante Chávez, en la creencia, por demás, equivocada que de esta manera era irremediable el retorno al poder del país para darle continuidad a las ambiciones grupales e imperiales.
Pero el tiro les salió por la culata, porque el presidente obrero Nicolás Maduro Moros, como buen hijo de Chávez ha sabido estar a la altura del compromiso que le correspondió asumir, a partir del 2013, contando con el apoyo cada vez más consciente del Bravo Pueblo como sujeto activo del proceso transformador revolucionario.
El imperialismo yanqui, la derecha internacional y los lacayos de la ultraderecha local consideraron que les había llegado el momento tan ambiciosamente anhelado y para eso apelaron a arreciar a máxima presión las perturbaciones de la vida nacional, comenzando con la declaratoria de nuestro país como una "amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad exterior de loa Estados Unidos", un mayúsculo desatino que tenía como propósito manifiesto justificar el cúmulo de presión con la que han intentado contener, en esta etapa, a la Revolución Bolivariana.
Expresión de esto son las "medidas coercitivas unilaterales" que le han aplicado al país violando de manera flagrante el Derecho Internacional y sometiendo a nuestro pueblo a calamidades extremas, con el beneplácito de los lacayos criollos, en la creencia que ahora sí someterían al para ellos díscolo pueblo venezolano. Con sus medidas sancionatorias lograron reducir los ingresos nacionales por concepto petrolero de 54mil millones de dólares a apenas 720 millones para el año 2020, en plena pandemia del corona virus, impidiendo el ingreso de medicinas y obstaculizando la comercialización de alimentos y bienes necesarios para el desenvolvimiento de la vida social venezolana. Nunca antes, ni cuando Chávez en funciones, la situación de nuestro pueblo fue tan calamitosa.
Las condiciones de vida de la sociedad venezolana se deterioraron en grado extremo, la moneda nacional perdió su valor, la hiperinflación llegó a estratos sin parangón en el mundo contemporáneo, el salario e ingresos de los trabajadores se ubicaron en niveles más que deplorables, el cerco económico y financiero internacional y la presión política y diplomática se hicieron sentir de manera férrea, y por si fuera poco, los activos venezolanos en el exterior, miles de millones de dólares, fueron congelados o robados sin el menor rubor.
A todo esto, hay que agregar la agresión a la vida institucional del país con el aumento de las acciones desestabilizadoras cuando se posesionaron de la Asamblea Nacional para el período 2015 al 2021, la acometida de nuevas y criminales guarimbas, el ataque al Sistema Eléctrico Nacional y la autoproclamación de un "presidente interino", en el 2019, la mayor de las payasadas que contó con el reconocimiento inmediato del presidente yanqui Donald Trump y de varios gobiernos sumisos a la influencia estadounidense, que si bien no tuvo mayores efectos al interior del país si sirvió para el despojo, robo y despilfarro de valiosos activos en el exterior, especialmente, de la estratégica empresa CITGO que buenos dividendos dejó de generarle al país. Además como agravio a la situación planteada, incentivaron una migración como nunca antes se había dado en el país, logrando confundir a mucha gente, especialmente, jóvenes a quienes les hicieron crear la percepción de la imposibilidad de alcanzar en su patria una vida mejor, cónsona con sus naturales aspiraciones de superación.
Pero, con todo y la agresividad desmedida de los enemigos, el país ha sabido contener las arremetidas y con la sabia y certera conducción del presidente obrero Nicolás Maduro junto con la dirección político-militar-policial de la Revolución Bolivariana, y contando con el apoyo mayoritario del pueblo, ha entrado en un franco proceso de recuperación económica, diversificando la economía, produciendo en casi en un 100% lo que se consume, reactivando los servicios básicos, mejorando de manera progresiva los ingresos, que no el salario, de los venezolanos y reanimando la esperanza y renovando la confianza en un futuro promisor del país
En este esfuerzo ha jugado un papel relevante la certera política de alianzas que el país tiene establecido desde el gobierno de Chávez con gobiernos amigos de países emergentes como China, Rusia, Bielorrusia, Irán, la India y otros tantos de Asia y África, así como la alianza estratégica que se entrelaza cada vez más con Cuba y Nicaragua y los países integrantes del ALBA-TCP. Política de alianzas que el gobierno del presidente Maduro ha sabido cultivar, estimular y estrechar con miras a fortalecer la irrefrenable tendencia histórica de creación y desarrollo de un alternativo Mundo Multipolar y Multicéntrico, tal cual como tempranamente vislumbraba el Comandante Chávez. Síntoma todo ello de la tendencia inexorablemente declinante por la que atraviesa la hegemonía imperialista estadounidense.
Mayo 2025 y las elecciones de Gobernadores y la Asamblea Nacional
En este venidero mes de mayo se presenta una coyuntura muy importante y específica, por una parte está presente en ella el 1º de Mayo, con toda la carga histórica y reivindicativa que lleva implícita para los trabajadores y trabajadoras y, por otra parte, ha de llevarse a cabo el domingo 25 de mayo, las elecciones de Gobernadores, Diputados a la Asamblea Nacional y Legisladores de los Consejos Legislativos Regionales.
Evidentemente desde el punto de vista político estos dos eventos tienen una estrecha relación porque, con toda justeza los trabajadores aspiran a un aumento importante de sus ingresos y en las elecciones del 25 de Mayo, ha de tener incidencia en algún grado la política que en materia de ingresos determine el gobierno, dadas las circunstancias en que se encuentra el país.
Hay que resaltar que en estos momentos la capacidad moderada de ingresos, que últimamente ha estado entrando al país, ha tenido un remezón con las medidas adoptadas por el presidente estadounidense de cancelar la licencia a la empresa petrolera Chevron para la explotación y comercialización de petróleo en Venezuela, así como, al amenazar a otras empresas internacionales para que se abstengan de operar en el país so pena de someterlas a sanciones si no obedecen al dictado imperial.
Estas medidas coercitivas adoptadas por Trump, en este su segundo período presidencial y pedidas a grito por los desnaturalizados y desnaturalizadas voceras de la derecha apátrida venezolana, por supuesto, que tienen el marcado propósito de afectar el proceso de recuperación que ha venido logrando la economía nacional observable en los quince trimestres que se llevan de crecimiento consecutivo, acompañada esta acción de carácter retaliativo con la aparición nuevamente del llamado dólar paralelo que es un mecanismo agresivo y perverso que se activa cuando, particularmente, está en puerta un proceso electoral.
Ante estas circunstancias adversas, el gobierno tiene que sopesar muy bien la decisión a tomar porque si bien sus ingresos han tenido ese remezón también es cierto que los trabajadores y trabajadoras requieren una compensación ante el creciente costo de la vida. Evidentemente que dicho aumento que, a nuestro juicio es impostergable, no podrá ser por la vía del aumento salarial sino por la de la bonificación. Y ello porque todavía la recuperación del país no ha alcanzado la magnitud requerida como para llevar los ingresos al nivel de los salarios de los últimos años del gobierno del Comandante Chávez.
En esta situación se presenta el curioso caso que los sectores de la oposición democrática que van a participar en el venidero proceso electoral no hacen mayor ruido con relación a solicitar un aumento salarial, a nuestro entender, por estar conscientes de como van las finanzas públicas, es decir, en su caso no está privando una posición demagógica, sino más bien sensata.
Siendo el caso contrario de sectores de "ultraizquierda" o mejor de la izquierda extraviada y desenfocada que piden de manera desaforada y a gritos destemplados un aumento de salarios por demás elevados, en la creencia que de esta manera van a lograr conectarse con la gran mayoría del pueblo trabajador, tienen años en ese predicamento y lo más que han logrado es mantenerse aislados de la masa obrera organizada del país. No aceptan la bonificación porque consideran que se atenta con lo pautado en la CRBV y en la Ley Orgánica de los Trabajadores y Trabajadoras y en consecuencia "exigen" que el aumento debe ser de los salarios y no por bonos, según ellos eso es ser "revolucionario". Cuando en realidad es ubicarse al margen de lo que ha venido sucediendo en el país con las agresiones del imperio y, más aún, es colocarse al servicio imperial porque, de paso, comulgan con la posición imperialista y de la derecha terrorista y ultrista de que en Venezuela lo que existe es un régimen represivo dirigido por el dictador Maduro.
En este cuadro, es que se van a realizar las elecciones del 25 de mayo, y a nuestro entender, con toda la complejidad de la coyuntura actual, una vez más los resultados van a ser favorables para los candidatos del campo revolucionario bolivariano, obteniéndose la mayoría de los cargos en disputa para Gobernadores, Diputados a la Asamblea Nacional y Legisladores Regionales. Claro está, no hay que bajar la guardia con relación a las acciones subversivas que pueda emprender la derecha apátrida empeñada como está en desvirtuar y perturbar la vida social, política e institucional del país. Viva Chávez, Viva Maduro, Viva el Bravo Pueblo Venezolano. VENCEREMOS.