La organización y realización del proceso electoral que mañana 7 de octubre se concentra en las votaciones para designar el próximo presidente de la República Bolivariana de Venezuela, es ejemplo preciso de una revolución política. Revolución que se traduce en la garantía plena del derecho al voto, del derecho a la participación soberana del ciudadano en la conformación de los poderes públicos.
Además de los contundentes avances sociales, económicos, internacionales y culturales alcanzados por la revolución bolivariana que lidera el Presidente Hugo Chávez, los cambios políticos son descomunales.
El derecho al voto de 18 millones de ciudadanos está garantizado. El sufragio electrónico protege la libertad de las personas en su decisión intima. La autoridad electoral y su infraestructura administrativa se desempeñan como un verdadero arbitro independiente. El acompañamiento de 245 delegados internacionales y la presencia de 40 observadores de Unasur, protegen el voto libre.
Venezuela es hoy una democracia actuante y ejemplar, en la que el pueblo participa y decide como una subjetividad plena que se apropio de sus derechos políticos esenciales, gracias a las instituciones consagradas en la Constitución bolivariana.
Basta hacer un sencillo ejercicio de comparación con el sistema electoral colombiano o el mexicano, que la derecha escuálida exalta, para captar las virtudes y avances del ejercicio del derecho al sufragio libre en la patria de Bolivar.
El fraude, la extorsión, el soborno al elector, la violencia paramilitar, la compra de votos, la alteración de las urnas, la inexistencia del voto electrónico, la manipulación de los medios de comunicación, la abstención, el voto en blanco y el clientelismo son la nota predominante en cada elección de autoridades públicas granadinas. Es con tales procedimientos que fueron elegidos Uribe Velez, Santos, Angelino Garzon y todos los parapoliticos del Congreso y los cuerpos legislativos regionales y locales.
En Colombia, el sistema electoral es una gavilla siniestra de politiqueros que niega los derechos de los ciudadanos. Es una verdadera vergüenza para la democracia.
En Venezuela, los enemigos del voto libre e independiente se congregan en la coalición que apalanca a Capriles Radonski como candidato presidencial. A su favor ya corren ríos de dolares, aportados por el imperialismo gringo/europeo y las multinacionales petroleras, para impedir el triunfo del Presidente Chávez.
Pero la potencia popular desatada por las grandes transformaciones revolucionarias de los últimos años hacen necesario e inevitable el triunfo del Jefe de la República Bolivariana de Venezuela.
El triunfo de Chávez es el triunfo de la democracia socialista. De la democracia popular latinoamericana. Del voto revolucionario soberano.
Venezuela está demostrando al mundo que democracia y socialismo si son compatibles. Son sinergicos.
Lo que no es compatible con el voto libre y soberano es el neoliberalismo y su manipulación de los medios de comunicación para contaminar la conciencia del pueblo, que es lo que ha hecho la frondosa maquina de información burguesa venezolana, dueña de aberrantes privilegios, aun así alega falta de libertad y persecución, cuando actúa en la más completa impunidad y hasta con la tolerancia de ciertas autoridades.
Mañana 7 de octubre, con el triunfo del socialismo del siglo XXI, seremos testigos de una verdadera revolución electoral que será ejemplo para el resto de los pueblos sudamericanos.
Cucuta, 6 de octubre de 2012.
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