Reflexiones sobre un mismo tema

A pocas horas del acto electoral y con el propósito de desalojar ciertas cavilaciones de mi caja de pensamiento escribo estas páginas a manera de reflexión. Sólo intento motivar al lector sobre el acto del sufragio unos minutos antes de presionar la palabra votar, cuando te encuentres frente a la pantalla. No es mi interés inducir a ninguna persona para favorecer un candidato específico, únicamente te pido que mientras permanezcas en la cola utilices unos instantes para deliberar sobre la Venezuela que tú deseas.


Lo que está en juego es el futuro de Venezuela y no el de una Venezuela C.A, una compañía anónima gobernada y administrada por una pandilla de rufianes con pretensiones de entregar nuestra riqueza a grandes corporaciones internacionales y a la oligarquía criolla. Los mismos que por más de cuatrocientos años han esquilmado y depredado nuestro patrimonio para beneficio de unos pocos y detrimento de muchos.


Varios de nosotros han recorrido con su vista la cantidad de cerros colmados de ranchos que rodean Caracas y las principales ciudades de Venezuela. Es importante recordar, antes de sufragar, que este lamentable paisaje no es un panorama natural, sino el producto de más de cien años de la infame distribución de las riquezas. Opino que nadie se detiene a pensar que dentro de aquellas inhumanas residencias hay niños, niñas, jóvenes, adultos, ancianos (as) con ilusiones, quienes aspiran vivir en viviendas dignas como las que actualmente se están construyendo.



Medita antes de votar que todas las personas, por lo general tienen esperanzas, una conducta que nos diferencias de los animales no racionales. Sin embargo, los anhelos de los excluidos no son la de tener un yate, una casa en la playa o un apartamento en Miami, los afanes de ellos son mucho más sencillos y menos ampulosos. Sus aspiraciones son comer tres veces al día, que sus hijos tengan donde estudiar, tener un centro de salud cercano cuando algún miembro de la familia se enferme, contar con un liceo y una universidad gratuita donde culminar sus estudios para luego optar un por trabajo. Y lo más importante, tener un hogar decente donde la familia se reúna como lo hace cualquier grupo familiar normal.


En tus reflexiones, mientras esperas llegar a la herradura, dirígelas hacia el futuro de tus hijos y piensa si quieres ver un niño obeso comiendo comida chatarra y bebiendo gaseosa. Medita si deseas mirar en el futuro inmediato de tu heredero como un adolescente embrutecido por las drogas y el alcohol, según el mensaje que muestra la televisión privada. Cavila y mira a tu hija en un concurso de miss, o trabajando como modelo de pasarela o laborando en la televisión privada, prostituyéndose como una infeliz meretriz. Borra tal imagen de tu mente y ubícala en el paraninfo de una universidad recibiendo el título de una profesional exitosa y con futuro. O por qué no, en un podio, recibiendo una medalla de oro, como egregia deportista representando a Venezuela.


Todavía no has llegado a la puerta del local donde vas a sufragar y puedes pensar en el candidato a elegir. En ese instante, abstráete por un rato y recuerda la Venezuela del pasado, la del presente y la del futuro. Intenta no equivocarte en la elección. De seguro que muchos (as) de los que leen estas reflexiones nunca vivió lo que viví hace más de treinta años. Por tal motivo les voy a regalar mis experiencias personales: un país donde a los venezolanos les llegaba una comisión policial a las tres de la madrugada y lo despertaban con un fusil en la cara, únicamente porque un miembro de la familia disentía de la democracia representativa (esto lo viví). Tener que correr angustiado para esconderme dentro de la Universidad para evitar las balas disparadas desde los tanques y con los fusiles de los soldados durante un allanamiento (también lo experimenté). Leer en la prensa sobre gran cantidad de desaparecidos y asesinados por bandas armadas del partido de gobierno y por una policía criminal. Mirar en la prensa numerosos venezolanos masacrados ante la indiferencia de la justicia, solamente por ser opositores de la democracia representativa. Aparte de lo anterior, la decidida del gobierno de turno ante el crecimiento de la miseria y su falta de interés por resolverle los problemas de alimentación, salud y vivienda de millones de pobres. Era lamentable ver como unos pocos de oligarcas aumentaban sus riquezas, como le entregaban al país a las grandes corporaciones económicas extranjeras y los pobres, se hacían más pobres. No pares de meditar, todavía te quedan varias personas para llegar. Mira la Venezuela de ahora: niños que antes pertenecían a los eternos excluidos, ahora comen tres veces al día, cuentan con centros de salud gratuitos y, maternales para su educación inicial. Piensa en las miles de viviendas dignas que ha cambiando la geografía de la ciudades del país. No sólo pienses en ti, no seas egoísta, hay que ser solidario. Recapacita sobre los miles y miles de familias pobres que nunca en su vida hubiesen pensado vivir en una vivienda con todas sus comodidades y bien dotadas, como las que se están entregando actualmente. Quizás habrás visto un niño, que algunos canallas llaman marginales, saliendo orgulloso de su escuela con una canaimita, la cual le fue entregada sin costo alguno. Podía darte más detalles, pero pronto vas a votar. Te imagina regresar a la Venezuela del pasado. Debes pensar en futuro, en la red ferrocarriles que hoy por hoy están funcionando y se está construyendo; en la fábrica de tractores y carros; en el moderno sistema de salud que está en marcha y el que se está erigiendo. No olvides que tus hijos podrá contar en el futuro de alimentos seguros, dado las grandes extensiones sembradas en este momento, de una universidad gratis y lo mejor aún, de una Venezuela incorporada a la moderna tecnología satelital. Es la Venezuela de futuro. No dejes de lado que algún día te convertirás en un adulto mayor, con la esperanza de un sistema de seguridad social que te asegure una buena calidad de vida, tal como el que existe en la actualidad.


No tomes todavía tu decisión medita sobre el candidato al cual le entregarás el sufragio. En esos minutos te conviertes en ser importante, porque de ti depende el futuro de Venezuela, el tuyo y el de tu familia. De nuevo especula sobre el candidato a elegir y recuerda sus intervenciones y alocuciones durante la campaña electoral. Lo debes imaginar como un verdadero líder, un egregio estadista discutiendo con presidentes de otros países sobre temas de interés o, proclamando un discurso en el paraninfo de la ONU sobre la problemática de la contaminación ambiental y salvación de la humanidad. No sólo esto, imagina el candidato que vas a elegir orientando a los niños, en una cadena televisiva, sobre el significado de una fecha patria o disertando, sin un papel en la mano, sobre problemas nacionales que necesiten una decisión inteligente. Recapacita sobre el candidato que escogerás, imagínalo en una discusión con los ejecutivos de una empresa transnacional donde estén en juego los intereses de Venezuuela.


Creo que estás muy cerca de la herradura y sólo me queda comunicarte que el poder no tiene sentido si no se sabe utilizar para el beneficio de todos y no sólo para el de una cáfila de ricos. Algún autor que no recuerdo su nombre escribió: “La rivalidad, por la aspiración del poder, es una forma de envidia, cuando no rige el derecho”. Tienes tiempo para meditar, no escojas el que te gusta, vota por el candidato que te asegure a ti y tus hijos un futuro cierto. El futuro de Venezuela es el futuro de sus pobladores.





enocsa_@hotmail.com


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Enoc Sánchez


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