Van a despertar al flaco Américo...

Pero, Américo, Américo no está dormido. Ni dormido están tampoco los que traicionan su memoria a diario. Practican su vocación de traidores “conscientes”, lo que al seguir hoy al candidato de la derecha pretenden vivir de la renta histórica que los llevó a denominarse  revolucionarios. Hoy dudamos, incluso de sus ayeres, quizá siempre fueron…pero revolucionarios permitidos. 

Contrario a esa estirpe “Tubular” de revolucionarios permitidos que hoy sirven de escolta a Capriles, Américo Silva, sin formol y sin flores secas vive en todo aquel y aquella que en cualquier lugar siente el padecer del OTRO, y entiende el lenguaje de los pájaros y la utilidad de los montes. Por ello podemos decir hoy a gritos:¡Américo Silva Vive!

El Flaco no quedó en aquella alcabala como muchos creyeron cuando ya moría el mes de Abril. Aquel 1972. No asumió la “paz democrática” y siguió trabajando por la paz verdadera, entendiendo que ésta se “teje” con sangre las mas de las veces.

Hace apenas tres días paso Américo por El Tigre, iba en caravana de Ciudad Bolívar a Caracas. Los suyos iban con él Italo incansable, y Argelia, Argelia también lo acompañaba, porque ella, como él se hicieron inmortales  como ejemplo de la mística revolucionaria, venciendo incluso a la muerte real y a la panfletaria. Muchos salieron a saludarlos con el corazón, principalmente aquellos que de una u otra manera compartieron misiones y tiempos, épocas y clandestinidad con él. Allí iba Américo, el flaco, algunos salieron con el corazón otros solo lo hicieron  para ver si el “carajo” iba muerto… o estaba vivo. Y ¡estaba vivo! nunca había muerto. A pesar de la clandestinidad del féretro, Américo vuelve a insurgir. Allí va Américo cabalgando carreteras, quizá sorprendido de ver a un Tigre lleno de basura, a un sector El Luchador  cansado de promesas como que  no se ha ejercido el socialismo o se le está entendiendo al revés y facilón.

Américo, Américo Silva, el sacrificio en persona, la revolución en carne viva que entendió  que luchar por la patria  era darse en la construcción de una familia  que le iba creciendo adentro, en cualquier monte y que ni en los peores momentos dejó de sentir a su familia, por eso alguien encarnaba a Américo en un idealismo militante y lo asociaba a aquellas hermosas palabras tejidas por el flaco para su hijo mayor : «Los niños pobres de dinero como tú, tienen la tarea de ser ricos espiritualmente, ricos en amor, en cariño. El hombre estudioso y respetuoso de sus padres, tíos y abuelos, es el que merece más amor y cariño de todos los seres humanos».

Allí va Américo, lo lleva Italo a Caracas, porque en Caracas es la vaina.

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Nelson España

Miembro del Frente Antiimperialista de la Zona Sur - Anzoátegui

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