Sentir Bolivariano

padre libertador

El 10 de Diciembre de 1830, ya en la quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, Bolívar sentía que con fuerza lo invadía el mal y que vivía sus últimos momentos. Entonces llamó a su escribiente y le dictó, como escribió Felipe Larrazábal, “… su despedida a los colombianos con la ternura que un padre moribundo lo hubiera hecho con sus hijos más queridos”. Como tributo a ese Padre que nos sigue amando y que siempre estará entre nosotros, me permito transcribir totalmente esa Última Proclama del Libertador:  

¡Colombianos!. Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aún mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiabais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado: mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono. 

Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia: todos deben trabajar por el bien inestimable de la Unión. Los pueblos obedeciendo al actual gobierno para liberarse de la anarquía; los Ministros del Santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando sus espadas en defensa de las garantías sociales. 

Colombianos: Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré  tranquilo al sepulcro. 

Hacienda de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, a 10 de diciembre de 1830. 

Grandes esfuerzos realizó el libertador, sobre todo en los últimos años de su tormentosa vida, buscando por sobre todas las cosas, que se consolidara la unión  entre las nacientes repúblicas, que se pudiese impedir el proceso de desintegración de las naciones  “antes españolas”. Pero todo fue en vano. Las apetencias personales, las diferencias de concepción de la mayoría de los dirigentes del momento; así como, la violenta oposición de las clases económicamente dominantes de las repúblicas que quería mantener unidas como la “Gran Colombia”, de las naciones del Sur que, entre otras cosas, se negaron a asistir al Congreso de Panamá y del naciente imperio de los Estados Unidos (“… parecen destinados por la providencia para plagar la América de miserias a nombre de la libertad”), echaron por tierra el Proyecto Bolivariano. Los detractores desataron campañas de odio contra El Libertador, lo injuriaron, lo vilipendiaron (“Mis Enemigos abusaron de vuestra credulidad”); y efectivamente, como él mismo escribió, lograron llevarlo a la tumba; y junto a él, la maravillosa idea de la unidad Nuestroamericana. Razón tuvo José Martí cuando dijo: “Lo que Bolívar no hizo, está todavía por hacer en América”. 

Hoy, a 181 años de su desaparición física, sus palabras y deseos están más vigentes que nunca, su sueño más preciado acaba de iniciarse con la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC). Su llama libertaria imperecedera, su imagen, su ejemplo, sus ideas, son la mayor inspiración revolucionaria para seguir avanzando en la unión verdadera de los pueblos de este continente. 

Bolívar siempre grande y con visión sublime hacia el futuro, lanzó al mundo su proyecto político, cuya concreción nos mantiene en plena lucha.  Durante el Congreso de Angostura de 1819, dictó cátedra majestuosa. He aquí algunos de sus planteamientos fundamentales:  

“…El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política…”.

“…Por engaño se nos ha dominado más que por la fuerza, y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción…”.

“…Al proponernos la división de los ciudadanos en activos y pasivos, he pretendido excitar la prosperidad nacional por las dos más grandes palancas de la industria; el trabajo y el saber. Estimulando estos dos poderosos resortes de la sociedad, se alcanza lo más fácil entre los hombres: hacerlos honrados y felices…”. 

Mayor vigencia que esta es difícil de conseguir en otras circunstancias. Debemos seguir aprendiendo de Bolívar, buscando en su ejemplo la fuente de inspiración para los hombres y mujeres de la patria. Su proyecto político, por el que luchamos y por el que, de ser necesario, daremos hasta el último aliento de vida, se puede sintetizar en 5 ejes fundamentales: la condena a la esclavitud; el reconocimiento de nuestra condición pluriétnica; la necesaria redistribución de la riqueza, o sea, una posición firme contra la inequidad social; la Educación, como la herramienta primordial para lograr la verdadera y definitiva Independencia; y el rechazo al burocratismo, ya que este entorpece la ejecución de planes y proyectos del ejecutivo; y por tanto, impide el beneficio de las mayorías.  

La educación es para el Libertador, sin duda, el eje fundamental de su proyecto y su accionar político. En el libro Doctrina del Libertador, se destaca: “Bolívar fue eminentemente un pedagogo, con la pluma o con la espada siempre fue la instrucción pública el terreno en el que sabía estar combatiendo. De sobras conocía que a la independencia político-militar debía seguir la independencia cultural y educativa o de lo contrario se perdería la gesta en manos del poderoso oponente imperial o a manos de sus lacayos como instrumentos locales que actúan en representación de la voluntad del imperio opresor”. Por ello es que debemos continuar afirmando que Moral y Luces han sido, son y serán siempre, los polos fundamentales para construir el nuevo modelo de Socialismo, la Sociedad Socialista y Bolivariana. 

Bolívar permanece despierto y renace cada día como energía creadora del crecimiento ciudadano. En cada niño o niña que acude al colegio. En cada joven trabajador, estudiante, campesino, profesional o intelectual. En cada ciudadano, Bolívar continúa transformándose en guiatura constante de quien busca construir un país digno y próspero. Bolívar vive en flama inspiradora del proceso revolucionario que se desarrolla en el país, manteniéndolo como epicentro de la concreción de su sueño libertario. 

Junto a ti Padre, continuamos con la lucha a muerte contra la burocracia, teniendo claro que ella se opone a la urgente necesidad de elevar el nivel de conciencia de los pueblos, como condición necesaria para seguir fortaleciendo su organización política y comunal. Contra la explotación a los trabajadores, por una distribución equitativa de nuestras riquezas, por la Libertad y Soberanía de nuestros pueblos. Son tus enseñanzas Padre; pensamiento y acción del proyecto bolivariano, carta de navegación de nuestra Revolución. General Libertador, tu espíritu ha reencarnado definitivamente en tu pueblo; y junto a él estás y estarás, ¡vivo para siempre!!!. 

Independencia y patria socialista!!! 

¡Viviremos y Venceremos!!! 

19 de diciembre de 2011


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Adan Chávez Frias


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