Venezuela en la mira de Washington


En noviembre del pasado año, el embajador estadounidense en la OEA, John Maisto, expresó que su gobierno buscaría aplicar la Carta Democrática Interamericana sin excepción, la cual, según reveló recientemente el diario El Tiempo de Colombia (26 de Febrero de 2005) confirmando las denuncias hechas por el gobierno venezolano, podría ser sometida a una reforma que facilitase una intervención “multilateral” dirigida por Washington en aquellos países que “quiebren” el orden constitucional representativo, o asomen signos de autoritarismo y represión contra las libertades individuales. De esta manera, Estados Unidos buscaría socavar la legitimidad del gobierno venezolano, provocar su aislamiento de la comunidad internacional y de esta manera facilitar su derrocamiento. Sin embargo, para que la OEA pueda aplicar algún tipo de mecanismo multilateral contra Venezuela, Estados Unidos deberá haber realizado paralelamente un arduo trabajo mediático que logre convencer - o al menos presentar su caso - a la opinión publica internacional de que Venezuela es un Estado autoritario y “castrocomunista”, que alberga, arma y financia grupos terroristas, y lo mas significativo para sus pretensiones hegemónicas, que representa una “influencia negativa” para los países vecinos, tal y como lo hizo previamente a la invasión y ocupación de Irak.



Además de la utilización de métodos pseudo periodísticos como fuentes de información anónimas, compra de espacios periodísticos y empleo de mercenarios palangristas, como bien lo ha afirmado de manera contundente el ministro Andrés Izarra, la administración Bush también ha contratado los servicios de empresas asesoras privadas vinculadas ideológicamente a la logia neoconservadora de Washington, autora intelectual de la cruzada neoimperialista estadounidense, para realizar informes “independientes” que puedan ser utilizados por entes oficiales como “fuente fidedigna” que confirmen la vulgar matriz de opinión que se intenta crear sobre el gobierno bolivariano.



Este es el caso de la empresa consultora de Otto Reich, cuyos informes sobre Venezuela son utilizados por su discípulo en el Departamento de Estado, Roger Noriega, para definir la política exterior hacia Venezuela, y de la firma “Gerson Lehrman Group” (GLG), que comenzó a elaborar recientemente un informe sobre el futuro de Venezuela, su situación política y las posibles repercusiones que ésta podría tener sobre el mercado petrolero para un “cliente” de fondos de inversiones. En este sentido, GLG ha venido realizando una serie de cuestionarios anónimos a “expertos” sobre Venezuela, quienes reciben la suma de $150 a cambio de información, que bajo los términos del “contrato” debe mantenerse en extrema confidencialidad, así como un “bono” extra de $100 por dar a conocer otra referencia “calificada”. Sin embargo, a juzgar por el tipo de preguntas agresivamente inquisitivas sobre el presidente Chávez contenidas en el cuestionario y el sospechoso secretismo que las rodea, pareciera que el interés de GLG sobre Venezuela va allá de una simple asesoría financiera. El cuestionario no se refiere específicamente a las oportunidades económicas en Venezuela sino que indaga sobre los principales allegados al presidente Chávez, cuales son sus influencias políticas y si los contratos a empresas multinacionales para la explotación del gas serían revocados próximamente, entre otros aspectos. Asimismo, GLG mantiene un estrecho vínculo con el Departamento de Estado norteamericano, específicamente con la logia neoconservadora de Washington que promueve el proyecto neoimperialista contenido en la “Doctrina Bush”. De acuerdo al The New York Observer, el co-fundador y director ejecutivo de GLG, Mark Gerson, de 32 años, es calificado entre los círculos neoconservadores de New York como un “destacado intelectual”, autor de “The Neoconservative Vision: From the Cold War to Culture Wars”, editor de “The Essential Neoconservative Reader”, redactor de los discursos del presidente Bush y miembro de la junta directiva del “Project for the New American Century”, así como del “Manhattan Institute”. Además, Gerson ha trabajado con el partido demócrata y es uno de sus mas efectivos recolectores de fondos. Recientemente, Gerson fue postulado al cargo de asistente del presidente Bush para la planificación de políticas y estrategias. Por su parte, Thomas Lehrman, abogado recientemente egresado de Yale University, se desempeña actualmente como asistente especial para el Control de Armas y Seguridad Internacional bajo la dirección de la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y es miembro de la Comisión de las Capacidades de Inteligencia Estadounidense sobre Armas de Destrucción Masiva del Departamento de Estado, además de ser fundador de “CultureOfLife.com”, una oficina de reclutamiento del Opus Dei en Nueva York. El vicepresidente de GLG, y quien aparentemente está al frente del proyecto sobre Venezuela, es R. P. Eddy, “experto en terrorismo” y director ejecutivo del Centro de Contraterrorismo Táctico en el Manhattan Institute. Eddy se ha desempeñado como director de Contraterrorismo de la oficia de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, como jefe del equipo del embajador estadounidense ante la ONU, Richard Holbrooke y como asesor de inteligencia y contraterrorismo del Secretario de Energía durante la administración Clinton.



Uno de los aspectos mas resaltante de GLG es que su filosofía de trabajo descansa sobre la idea de que los “analistas” no requieren producir sus propios análisis, sino que solo necesitan acumular los “hechos” que les permitan constatar sus propias ideas, neoconservadoras en este caso, por lo que el servicio de “expertos” en todo el mundo que corroboren sus presunciones preestablecidas, forma parte esencial de su proceso de investigación. Esta es la razón fundamental por la cual el gobierno estadounidense “no sabe qué hacer” con respecto a Venezuela, ya que por un lado se alimenta de informaciones tergiversadas para justificar su política intervencionista, y por la otra, la realidad democrática del Estado venezolano, respetuosa de las libertades y el estado de derecho, solidaria y promotora de la justicia social, económicamente estable y con un lugar preponderante en la geopolítica mundial, ganada a costa de una política exterior digna y soberana, choca estruendosamente contra su retórica imperialista



En este contexto, el gobierno venezolano está obligado a adoptar una política integral de información y promoción mas agresiva dirigida no solo al gobierno estadounidense, sino también a organizaciones no gubernamentales, instituciones publicas y privadas, empresas consultoras, medios privados y alternativos, academias y universidades que faciliten una mejor comprensión sobre el proceso democrático venezolano y que puedan actuar como grupos de presión capaces de ejercer algún tipo de influencia sobre el Estado. En este sentido, es imprescindible el fortalecimiento de los grupos de apoyo, como los Círculos Bolivarianos, satanizados recientemente por la prensa extremista de Miami, y la creación de una red de verdaderos expertos en distintas áreas, tanto en Venezuela como en Estados Unidos y Canadá, que ofrezca análisis y recomendaciones para complementar la política exterior de Venezuela hacia Norteamérica a través de su participación activa en distintos foros y espacios internacionales, utilizando la comunicación electrónica y la construcción de relaciones de colaboración con grupos comunitarios, individuos y demás organizaciones en Venezuela y el mundo, y que además permita denunciar de manera oportuna las maniobras que ejecuta la administración Bush y sus lacayos en los distintos espacios mediáticos y multilaterales para desestabilizar al gobierno del presidente Chávez.



Antonio Guillermo García Danglades
Internacionalista, MA







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