Carta del oposicionismo al presidente gringo

¿Reconciliación y Paz? ¿O la agenda oculta de la oposición fascista? Esta es la Carta extensa que la oposición fascista le mandó al presidente gringo: Te pedimos. Te imploramos. Te rogamos. Que nos ayudes, que nos permitas acceder al poder por el medio que sea. Ya qué deseamos, con todo fervor cristiano, instaurar un gobierno “nazzional sozzialista” y rescatar nuestro país, (el de ellos) de manos de las hordas chavistas herejes. Nosotros tenemos (dicen ellos) que resolver las contradicciones profundas que dividen a las fuerzas políticas sobre las que nos apoyamos (mea-culpa). Para lograrlo tenemos un medio radical: la creación de un partido “Único”, la tarea sabemos que es difícil, ya que estamos contestes que los partidos tradicionales del Punto Fijismo y sus apéndices, no quieren colaborar. Con negociaciones no podemos llegar a ningún entendimiento, por lo tanto, tenemos que imponer reformas. Las discordias pequeñas dentro de las organizaciones, resucitan la vieja intriga política y ponen en trance de descomposición organizaciones y fuerzas. Urge ya acometer la gran tarea de la paz, cristalizando en el “Estado nuevo” el pensamiento y el estilo de nuestras “tradiciones”. Es indispensable que cada uno borre de su corazón sus divergencias personales, para igualmente volver a encontrar los principios ya enunciados. Nuestros partidos políticos gastan sus mejores energías en la lucha por el predominio: al obrar así, los jefes traicionan a las masas de sus adeptos que se mueven a impulsos de los más “puros ideales”. “El partido Nuevo debe ser un lazo entre el Estado y la sociedad”, garantía de adhesión viva del pueblo al Estado, un lazo entre las fuerzas “tradicionales y las fuerzas nuevas”. Para que pueda funcionar normalmente el sistema político, es necesario, no solamente dar idea de la Unidad nacional, sino también realizar esta unidad y destruir las oposiciones. La organización del partido “Único” nos dará un medio y un control sobre todas las actividades de Venezuela. Es el paso decisivo hacia la realización del “nuevo Estado”.

La adhesión de la Iglesia: Desde los inicios del conflicto político la mayor parte de los sacerdotes tomaron posiciones, a menudo de manera activa y aun violenta a favor de nuestros principios. La Carta de los Obispos justifica la intromisión en el conflicto político y declaran de manera perentoria que la Iglesia no quiere esta lucha, pero la acepta, porque se ve obligada. Hay amenaza sobre la existencia de la Iglesia y contra el espíritu religioso y contra la libertad Cristiana. Puesto que esta posición es justa y necesaria, la Iglesia no puede ser indiferente; ya que defendemos una causa Santa, es preciso hacer de este combate una lucha Sagrada. De donde se desprende el segundo comentario de la Carta de los obispos: indicar qué sentido había que dar al conflicto. La causa que defendemos es, en primer lugar, la de Venezuela, pero también es la de la Cristiandad amenazada. Somos soldados de Dios y luchamos en defensa de los principios fundamentales de la sociedad “civilizada”. De ahí la insistencia del testo en subrayar “la vesania colectiva” de la revolución y de las persecuciones religiosas; de ahí la voluntaria aberración que consiste en presentar a la revolución como una sublevación comunista y “ante-religiosa”, sin cuidarse de la confusión de los términos. La formula de los juramentos académicos será más “original y simbólica todavía”. Ante una mesa en la que se colocará “un ejemplar de los evangelios según el texto de la Vulgata” (cubierta ornada con un signo de la cruz), el académico debe jurar “ante Dios y su Ángel de la guarda” que “servirá siempre y lealmente a Venezuela, bajo la “autoridad y la regla de su viviente tradición”, de su Catolicidad que encarna el Pontífice romano, de su continuidad representada por nuestro Cardenal.

La Iglesia y la enseñanza: En el dominio de la enseñanza la Conferencia Episcopal tendrá participación activa; el personal de la enseñanza fiel al chavismo será removido y a los que se conservare en su cargo serán “depurados” por una “comisión depuradora” y tienen la necesidad de una dirección y de una “formación nueva”. Organizaremos para ellos “cursos especiales” en todas las ciudades y les daremos “conferencias” sobre la “religión”, “el hombre” y “el maestro”; en el transcurso de los mismos los temas ha tratar se clasificarán entre los títulos de: “Pedagogía de la religión”, “historia de la patria”, “El niño”, “La escuela”. Los conferenciantes encargados de los cursos sobre religión serán designados por la Conferencia Episcopal. Los títulos de las lecciones son significativos: la primera se consagra a demostrar “la superioridad de la religión Católica sobre las otras religiones”. Otra lección versa sobre la “concepción católica del maestro”. Las concesiones al modernismo que permiten hablar de “psicología”, y de “psicopatológica”, no deben hacernos olvidar la intervención constante y esencial de la “Iglesia en la formación escolar”. “La instrucción religiosa será obligatoria”, así en la enseñanza primaria como en la secundaria. Aparte de estas lecciones, además, la religión se tiene que hallar en todo presente. Así en las escuelas se exigirá el respeto de las “reglas de devoción a la Virgen María”, se obliga a los maestros a colocar en su salón de clase una imagen de la Virgen, “de preferencia en la invocación de manera que los alumnos, a la entrada y a la salida puedan verla cambiando con su maestro las frases rituales” “Ave María purísima, sin pecado concebida...”. Se trata de un retorno a las tradiciones de “espíritu popular”, pero en realidad, es una orientación bien definida de la enseñanza destinada a formar a un ciudadano que sea, al mismo tiempo, un “católico practicante”. Es preciso que, desde la escuela primaria, “todo el ambiente escolar esté bajo la influencia de la doctrina católica”. Por supuesto, queda entendido que, eliminaremos los Simoncitos, las Escuelas Bolivarianas y las nuevas Universidades fundadas por el chavismo; igualmente revisaremos el funcionamiento de las Universidades Experimentales, los Tecnológicos y barreremos las escuelas Técnicas. De igual manera, se impondrá la obligación de colocar el “santo crucifijo”, en vez de la imagen de Simón Bolívar, en los institutos de enseñanza media y en las universidades. La meta de todo esto es dar la idea de que la vida es “combate, sacrificio, disciplina, lucha y austeridad”.

El Estado sindicalista: El Estado nuevo, debe mostrar a todos su vocación social. Con la creación de la Carta del Trabajo, que deberá comenzar con una doble declaración: “El trabajo se exigirá a todos”, pero “todos tienen derecho al trabajo”, la duración de la jornada laboral no debe ser excesiva. El principio de unidad significa que “aparte del sindicato no había nada”. La entrada al sindicato es obligatoria: la entrega de carnets sindicales, en manos del Partido Único, será un medio de control nuevo y considerable. La idea totalitaria se manifiesta en la formación misma del sindicato: “Todos los productores estarán reunidos en él”. Así, el sindicato tiene que reunir a los patronos, a los empleados a los técnicos y obreros en los mismos organismos. Los sindicatos, estarán estrictamente jerarquizados. “Todas las secciones sindicales deben estar sometidas a la autoridad de sus jefes”, a los cuales claro está, eligen los representantes de los patronos, que deben “encuadrar a los trabajadores” tal como “encuadraremos al resto de la población”. El Estado promete que concederá ayuda y protección, que se mostrará leal para con los trabajadores. A cambio, exige una “fidelidad” y una “obediencia incondicionales”. En todas estas instituciones, al lado del espíritu “de caridad” estará el deseo de orden y de lucha por el triunfo de la moral oficial que es, a la vez, la moral cristiana y la moral política del partido Único. Todas las realizaciones sociales serán medidas de caridad y utilizaremos las buenas voluntades y los fondos de los particulares. El fondo de protección benéfico-social debe ser alimentado por las ganancias obtenidas en el transcurso de la jornada del plato único, el producto de las colectas públicas autorizadas por el Estado y, finalmente, por fondos concedidos por el Estado, que serán “administrados” por la Iglesia Católica.

El partido Único, La Iglesia, El Ejército: Éstas son las tres fuerzas de la nueva Venezuela, un Estado totalitario, que debe destruir las oposiciones, que dispondrá de un notable aparato policíaco que impone la obediencia a una poderosa “burocracia de Estado”. “Pero no somos fascistas”. Del fascismo conservaremos las formas, los “cuadros”, el llamado al nacionalismo, simple medio de desviar los espíritus hacia sueños de grandeza. Derogaremos todas las leyes Habilitantes, regresarán los grandes Cárteles del petróleo; privatizaremos a PDVSA y todas sus empresas filiales; privatizaremos todas las Empresas Básicas del Estado y devolveremos a los privados todas las empresas nacionalizadas. En cuanto a las Misiones sociales del chavismo, las llamaremos Obras de Caridad. Haremos una Reforma Agraria bajo nuestras condiciones y lineamientos. Revisaremos todas las jubilaciones y pensionados por el IVSS, para detener esa sangría de recursos. Y es que, en realidad, lo que tenemos que imponer es una dictadura de la Iglesia, de la Oligarquía y del Ejército y de los grandes Propietarios, de la antigua Aristocracia; la Venezuela de los Oligarcas. El ejército y el partido serán los instrumentos de nuestra autoridad y ejercerán el poder con tanto mayor rigor cuanto que tuvimos miedo de perderlo cuando el chavismo sublevó a la masa popular y nos obligó a luchar largo tiempo y duramente para vencer y a pesar de los éxitos obtenidos; no tenemos todavía certidumbre de la victoria.

El mantenimiento del orden: Para lograrlo, es preciso instaurar una verdadera organización de la represión; debemos romper primero los mandos del chavismo revolucionario; se tomarán medidas para poner fuera de combate a todos los dirigentes considerados como peligrosos y calificados, muy curiosamente, por el imperialismo de “terroristas”. Se pasará, en materia de represión, del terror organizado a un remedo de justicia, que llevará a los fusilamientos en masa del principio a la “instrucción sumaria” y luego, a la acción sistemática de los consejos de guerra. Estos últimos estarán habilitados para juzgar los “delitos de rebelión, sedición, resistencia y desobediencia a la Autoridad”, por tal motivo, pueden ser condenados no solamente los que posean armas de fuego, sino, los que “coartan la libertad de trabajo” (sindicalistas) o “propalan noticias tendenciosas” susceptibles de mermar el prestigio del Estado. “No tendremos piedad para los “asesinos chavistas” que han sacrificado al furor político a nuestros niños, a nuestras mujeres y a los ancianos (de ellos). Así, todos los que, por un momento, sostuvieron al chavismo revolucionario, están “amenazados”; inclusive su incorporación posterior al partido “Único” no les garantiza, por fuerza, la impunidad. Serán perseguidos y condenados por derrotismo con penas de prisión y hasta la confiscación de sus bienes y deben ser juzgados por un tribunal especial llamado “tribunal nacional de las responsabilidades políticas”, lo cual no estorba para nada la acción de los consejos de guerra. Las medidas de depuración serán radicales, particularmente a los funcionarios que no se sumen al partido Único, los que no lo hagan serán considerados como rebeldes y serán suspendidos de sus cargos; para tal efecto, les bastará con llenar formularios en los que tienen que indicar los cargos que desempeñaban durante el gobierno revolucionario, “los grupos o partidos políticos a los que han pertenecido” y los nombres de las personas que “pueden salir de garantes absolutos de su actitud”: la “depuración de funcionarios será implacable”, basta con “haber desempeñado funciones extrañas a la actividad administrativa, haber aceptado la promoción a título excepcional”, o solamente no habernos secundado en la medida de lo posible. (Esta es la Agenda oculta que quieren imponernos a los venezolanos, la Oposición Fascista. Que el diosito de cada quien nos agarre confesados).

Salud Camaradas.

Hasta la Victoria Siempre.

Patria Socialista o Muerte.

¡Venceremos!

manuel.taibo@interlink.net.ve


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Manuel Taibo


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