Biografía del alma de un sargento

El soldado Ryan no. El sargento Orlando Ramírez, carajo

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, 

la resaca de todo lo sufrido 

se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

CESAR VALLEJO 

     Tu no eres el soldado Ryan, (ese que Spielberg usó así para contar una historia que diera  satisfacción el espíritu bélico norteamericano sobre la tragedia y el dolor por la muerte de los hermanos del sargento Frederick Niland),  tu eres  el sargento II Orlando Ramírez, de la GNB.  Tu, ORLANDO, al que ya se menciona, o se menciona menos  que el Teniente Rincones Barroso, por aquello que nos marca dentro del capitalismo “se ES por lo que se TIENE”, a mayor grado, a mayor cargo… mas prestigio (que vaina carajo que hasta yo te escriba de último).

     De ti, sin conocerte, debo decir que también te lanzaste con arrojo a la batalla –por allí dirán que te lanzaron sin equipamiento, sin preparación y sin entrenamiento-, cual ha sido una de las criticas al articulo sobre el teniente. Independientemente de aquello, escribo a tu memoria, escribo en tu honor para enaltecer tu figura y para que tu alma guerrera y noble quede enriqueciendo con el ejemplo el hogar que junto a los tuyos, dejaste allá en Bolivia Nueva de Junín. No saliste a morir, pero quedaste en una operación que para algunos estuvo llena de fallas. No soy yo el más indicado para juzgarla. Convierto en creyón un sentimiento por usted SOLDADO JUSTO, por usted, como antes lo hice por el teniente Rincones. No voy a cuestionar los juicios  que hagan otros desde su experiencia, previendo que no quieren la muerte de sus hijos. Es posible, la experiencia me dice que es así, o puede ser, sabiendo que tenemos dirigentes que no dirigen y dirigidos sin dirigentes. Puede ser, y es que parece que en cada uno hay una especie de Rodeo interno (no el I, ni el II, sino el único, que responde a todas las malformaciones pequeño burguesas que hicieron cartesiano el andar y el pensar)… y andan por allí como si la tierra fuese plana.

     No lo he olvidado, soldado, (con apenas horas de saber de usted, pero con la duda de hacerlo a través de la prensa nuestra) mucho menos lo olvidaran los suyos, para quien ya usted empieza a ser el héroe de todos los días. Su alma no vaga, vigila seguro los pasos de los que con el amor y la ternura como acción comando se prendió de la PATRIA y de la MATRIA  buena para decir en la acción TENGO VIDA, Y LA DI.

     Le escribo desde muy lejos, pero siento lo de usted y el dolor de los suyos muy cerca. Lo siento así, porque en este intento de construir otra patria, otra matria hemos aprendido que no deben existir fronteras ni humanas, ni geográficas, sino el socialismo no seria tal. (Pérez Becerra y Conrado son una lección por aprender, por caletre o por planas pero que hay que aprender)

     Ramón Orlando Ramírez Vivas , 26 años para unos, 33 para otros, los de afuera intentan aproximarse porque para los de afuera quizás seas solo una consigna, pero los de adentro, soldado, los de adentro saben que vienes del dolor (de ese primer grito de una madre rompiendo fuentes) y que al amor ibas en esa dialéctica  dolor – amor: Al AMOR VAS.

     Decía un poeta, Orlando, un tal Miguel Hernández en su militancia de verso armado para explicar esa dialéctica de la que te hablo arriba: “El dolor y su manto  
vienen una vez más a nuestro encuentro.  Y una vez más al callejón del llanto  
lluviosamente entro”. Que ese llanto, muchacho de verde, ese que riega a cantaros alma y recuerdo  sirva para el riego, para el surco y haga brotar el compromiso en retoño declarado contra los “hombres de mala hierba” del que  hiciera mención el mismo Miguel en otro poema, y ¡ay! de la conciencia de aquel que puso una buena cuota para tu muerte injusta, soldado justo.

     No vas a dejar de venir a tu casa cada cierto tiempo como acostumbraste a los tuyos. Que puedo decirle a ellos en medio de ese dolor que desgarra, que puede decirle sino que no desesperen si no te consiguen afuera, pues  muy pronto entenderán ah es que RAMON ORLANDO, estaba aquí adentro.

     Dejo a Cesar Vallejo contigo, con los tuyos: Hay soledad en el hogar sin bulla, sin noticias, sin verde, sin niñez. Y si hay algo quebrado en esta tarde, y que baja y que cruje, son dos viejos caminos blancos, curvos. Por ellos va mi corazón a pie. 

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Nelson España

Miembro del Frente Antiimperialista de la Zona Sur - Anzoátegui

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