Auditórium

La oclocracia socialista

“Nada hay más admirable y heroico, que sacar valor del seno mismo de las desgracias, y revivir con cada golpe que debiera darnos muerte”.

                                                                Louis Caraccioli… 

La intelectualidad de la izquierda bolivariana, cada día arrecia sus críticas por los medios de comunicación alternativos  hacia el presidente Hugo Chávez, por el caso Pérez Becerra, y el más reciente del cantautor de las FARC, y el cauce que esta agarrando el gobierno bolivariano.

La dirigencia bolivariana en el alto gobierno nada ha inventado. Aplican cada vez más la oclocracia, algunas veces para meter más la pata, y otras para mantenerse en sus cargos. Nos encontramos con un mal uso sistemático, y progresivo que muchos funcionarios del estado venezolano, hacen con esta malformación (oclocracia) de la democracia socialista.

La oclocracia es la degeneración de la democracia. El origen de esta aberración es la desnaturalización de la voluntad popular mayoritaria, que deja de ser afecta tan pronto da visos en presentar vicios en sí misma; prevaleciendo los intereses de algunos dirigentes, y no el de la población mayoritaria.                                                                                                                              

La oclocracia es la autoridad de un populacho corrompido y tumultuoso, como el despotismo del tropel; nunca es el gobierno de un pueblo. Fin de la cita, James Mackintosh, dixit.

En la aplicación de esta política socialista, sólo se ha tomado en cuenta, de una forma muy ligera, y burda la real situación del país, el objetivo parece ser el de la conquista, y el mantenerse en el poder  mediante acciones demagógica en sus múltiples facetas, apelando a emociones irracionales, a partir de fanatismos y sentimientos exacerbados; fomentando el  miedo,  y las inquietudes irracionales; con la creación de metas inalcanzables etc. Con el fin de seguir manteniendo el apoyo popular, utilizándose la retórica para el control de la población.

Creándose la ilusión de un legítimo poder constituido sobre la voluntad popular. Sin embargo, tal, y como aseguró Rousseau en El Contrato Social, falta la piedra angular, o sea, la voluntad mayoritaria de un pueblo conscientes de su situación, y de sus necesidades, una voluntad preparada para la toma de decisiones, y para poder ejercer su poder de legitimización en forma plena. Quedando plasmada de esta  forma en la oclocracia, que la legitimidad que otorga el pueblo está corrompida, pasando el poder de manos de los políticos; a las manos de los demagogos.

Esta deformación de la política fue utilizada en mayor o menor medida, y en forma progresiva por casi todos los gobiernos cuartos republicanos.

Para la oclocracia triunfar, es indispensable que los funcionarios sean excesivamente sumisos y obedientes.

La Oclocracia ya tiene, en la revolución bolivariana, efectos muy similares a un cáncer en el cuerpo humano. Esta enfermedad: siempre avanza en forma lenta pero progresiva sobre el cuerpo del paciente, pudiendo llegar hasta causar la muerte.

La no aplicación de un tratamiento urgente en nuestra democracia bolivariana enferma, que no debe alcanzar estado terminal, es muy necesaria en el corto plazo para frenar radicalmente, su avance  a un estado de total invalidez del tejido social.

Percasita11@yahoo.es


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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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